Este verano
no viajé hacia Arucas a visitar a los amigos/as pero tenía una buena excusa…Después
de pasar varias olas de calor como todo el mundo he aterrizado en septiembre,
eso sí, con más calor.
Ha habido muchas
novedades, no se pueden contar porque no hago apología del chismorreo.
En mi
trabajo, nuevos compañeros, muchas ausencias (sustitutos e interinos que no
llaman) y comienzo de las clases con todos los problemas de este difícil curso
por los recortes.
Mucha gente
no es consciente del daño que está haciendo este gobierno que nos está llevando
otra vez a una época donde ellos se encuentran muy a gusto. Recortes para
pobres, y todo tipo de lisonjas para ricos y amigos….Esperemos que la calle
siga hablando…
Entre la
crisis y la ideología conservadora se
filtra un rayo de vida y por ahí circulo yo. Continúo hablando con los
amigos/as, intento avanzar hacia un lugar lejos de la corrupción del alma y
caminado por los pasillos entre los gritos del alumnado que espero que se
conviertan en un canto contra la dictadura de los mercados y del mal.
De vez en
cuando, aparecen unos ojos, una sonrisa que me conducen a ese mundo de hormonas
y encantamiento. Me dejo llevar e intento desenterrar un nuevo tesoro.
En medio de
los pupitres intento lanzar un mensaje
de esperanza, un poco de conocimiento para que las alumnas además de conseguir
su título consigan avanzar en sus vidas. Explico los recovecos del cuerpo
humano y todo su milagro e intento que naden en el océano de las emociones.
Ahora, a
esperar el otoño, pero sobretodo a ver si llueve y nos mojamos para limpiar
todas las impurezas de la crisis y de la corrupción.