El
martes 21 de mayo me fui con otros 15 profesores (en realidad eran 11 mujeres
y cuatro hombres) a la Finca de Tisalaya
(una finca que tiene una amiga en la Vegueta en medio de le Geria) a realizar
un taller contra el estrés y control de emociones impartido por Rosi Castro.
En
esa finca había estado varias veces. Una vez para un taller con mis alumnas del
Zonzamas, otra en una fiesta con Alternativa Ciudadana 25 M (varias semanas
antes de las primeras elecciones que se presentó esa formación) y de visita a
saludar a mi amiga.
Llegué
media hora antes para hablar con la dueña, pero estaba de viaje en Fuerteventura así que
charlé un rato con la chica que estaba preparando café y una infusión de hierba
luisa para el grupo . Cuando llevábamos un rato de cháchara me dijo:
-¡Estoy
preocupada por Rosi…!
En
ese instante se oyó abrir la puerta, nos acercamos y venía entrando Rosi con
tres profesoras. Nos presentamos y una de ellas, la coordinador del curso dijo
que tenía que volver a buscar al resto porque habían quedado en otro lugar.
Nos
quedamos otra compañera y yo dando una vuelta por la hermosa finca.
A
las 17,30 vimos una cola de coches a lo lejos, y al rato todos estaban entrando
en el aparcamiento situado a nuestro lado. Fueron bajando del coche y saludando.
Entramos en la casa donde nos esperaba el café y la hierba luisa para darnos la
bienvenida. Después de ese buen rato subimos al piso de arriba, la gente miraba
y curioseaba por la hermosa casa rural (que ahora se ha convertido una parte en
hotel rural y otra para talleres alternativos). Nos
sentamos en unas sillas y la profesora nos hizo una pequeña relajación. Después de unos minutos ella comenzó su
charla. Intentó resumir un tema bastante complejo como las emociones, nuestra
educación a la hora de actuar…Pero sobretodo lo que quedó claro, que a la hora
de estar ante de los alumnos tenemos que “vibrar “ de forma que seamos capaces
de “controlar “ la clase…
Para
demostrar un poco que uno sintonice con el entorno hizo un ejercicio práctico.
Una compañera se sentó en una silla, y entre otros cuatro (dos por debajo de
las axilas y dos por debajo de las rodillas) teníamos que intentar levantarlos
con los dedos.
Cuando
se realiza la primera vez cuesta bastante o no se consigue. A continuación
vamos colocando cada uno la mano sobre la cabeza de la persona que está en la
silla, para sintonizarnos, para vibrar todos juntos y luego lo volvemos a
intentar. Después de ello, se levanta con más facilidad.
Hicimos
un descanso, volvimos a tomarnos una infusión y a pasear por la casa.
A
continuación salimos al patio a realizar
otro juego. Este consistía en inflar un globo, se coloca entre la barriga de
dos personas, se abrazan y se intenta romper. Estuvimos todos riéndonos un
rato. Habíamos acabado el taller
bastante relajados…