El sábado 12 de octubre estaba con dos amigas hablando en su
negocio. Una de ellas me invitó a sentarme en un banco. Cuando llevábamos un
buen rato hablando se acercó un señor de unos 65 años y comenzó a hablar con
ella. Al rato mi amiga se levantó y me dejó con aquel vecino que llevaba más de
cinco minuto despotricando de los jóvenes, del futuro y del mundo. Por
educación lo escuché durante unos minutos, pero mi amiga no volvía. Harto de
sus discurso, muy educado, le dije que era su visión de las cosas y que no la compartía
. El hombre insistía en su discurso, volví a decirle que era muy pesimista…Hubo un momento que habló de
los hijos…Le respondí que a estos hay que darle mucho CARIÑO de pequeño, y
luego esperar a ver si hay suerte, que no depende todo de nosotros…Pero él
seguía con su discurso tóxico….Al rato, me levanté y dejé al hombre con la
palabra en la boca y me volví con mis dos amigas.
-Una me respondió: hay que escuchar a las personas…
-Le respondí: Si no lo conozco de nada y me iba a volver
loco…¡Qué vaya a un psicólogo…!
Mi amiga iba a insistir, entonces la otra intervino y dijo:
Tiene razón , me levanté cuando comenzó con su discurso porque no quería
escucharlo…Él trató muy mal a sus hijos…
Es un ejemplo del espejo, el hombre mira al mundo y
solo ve su alma, toda la toxicidad que lleva dentro… El espejo le devuelve SU
INTERIOR