domingo, 24 de mayo de 2009


Anoche fui al Cuyás a ver "La Cena" de Els Joglars. Constaté (constatamos) que Boadella está en plena forma. Conserva intacto el sentido del humor, el espíritu crítico y lleva a escena, como pocos, las situaciones más absurdas. Este asalto se lo ganó a la falsa ecología; la doble moral eco mundial; a la hipocresia de la clase política en materia medioambiental y a los acólitos que endiosan a estos modernos cocineros que experimentan en sus cocinas-laboratorios con platos que respetan el mediambiente y la ecología, y que venden a precio de oro. Uno de los momentos más hilarantes de la noche fue la reunión de consejeros de la Ministra de Mediambiente sentados alrededor de una mesa zen: una mesa sin sillas donde se sentaban en la postura flor de loto trajeados. Con sólo una plataforma mecánica naranja en el centro del escenario y nueve actores que daban vida a inumerables personajes esperpénticos, Els Joglars mantuvo viva, durante dos horas, una crítica feroz, irónica y absurda, a los políticos que se llevan las manos a la cabeza por la contaminación ambiental y la amenaza del cambio climático, mientras viajan en coches oficiales que consumen de lo lindo; destrozan zonas verdes para construir lujosos Paradores con campos de golf y viajan en helicópteros contaminantes para ir de una punta de la geografía a otra para inaugurar cualquier plataforma sostenible o para dar conferencias sobre el declive de la madre tierra. La nouvelle cousine también sale malparada. El Maestro Rada; un cocinero de élite mundial que se encarga de cocinar la cena para agazajar a los poderosos mandatarios y jefes de Estado, es el personaje, excéntrico y lleno de ínfulas, con el que Boadella ironiza sobre los nuevos gurús mundiales del arte culinario. Un guión inteligente, satírico, y que obliga al espectador a la reflexión. Como escuché decir al director y guionisa de la obra hace una semanas: "vivimos en la época de mayor esplendor del Tartufo, el gran personaje de Molière, en el que la ostentación pública de la filantropía y el puritanismo fingido son las señas de identidad". o también: "el disparate de halla en el constante estímulo de una política de consumo compulsivo y al mismo tiempo los simulacros de lucha por un mundo sin contaminación".

2 comentarios:

karnak dijo...

Boadella no había dejado la direccion de Els Yoglar para dirigir los teatros del canal de Isabel II en Madrid?

Raúl M.V. dijo...

Muy cierto, Claudio. Boadella aceptó la oferta de la infumable Espe, la misma que rechazó hace unos años, pero ten en cuenta que la compañía Els Joglars es la niña de sus ojos. Creo que lleva casi 50 años con ella. No es fácil dejar algo así. Seguirá con ella, segú he leído, compaginándola con el megalítico proyecto de la comunidad de Madrid.
"El nuevo espacio cultural, diseñado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg, se asienta sobre un solar de 8.750 metros cuadrados y está compuesto por tres edificios con una superficie construida de más de 35.000 metros cuadrados. Dispone de un Teatro Principal con 851 butacas distribuidas en platea, anfiteatro y palcos; un Teatro Configurable con un aforo máximo de 722 localidades; y un Centro de Danza con 12 aulas dotadas de las máximas calidades para la práctica de esta disciplina".
Manda tela. Que nos regalen un cachito pa´Arucas, que el que tenemos da pena.