El no aparecer estos días por aquí tiene una razón de peso (además del sobrepeso de mi maleta en el aeropuerto a la vuelta) y es que pasé unos días en Madrid. Días calurosos. Creía que las suelas de mis All Stars se derretían caminando por la Gran Vía. Días de polvo. Como dijo una vez Danny DeVito: “cuando en Madrid encuentren el Tesoro será una ciudad donde se pueda vivir”. Y es que está todo patas arriba. Mucho ruido. Muchas vallas. Muchos agujeros. No se pueden dar cinco pasos en línea recta sin el temor a llevarte un esguince en el tobillo. Y lo que les espera si al final la corazonada que tienen se hace realidad. A los miembros esos del COI los habrán llevado por la ciudad en helicópteros para que no les ensucien sus mocasines de Prada. La madre que los parió al Alberto y a la Espe. Y quedan siete años. Al Ramón "Mole" madrileño le faltarían vidas para presentar escritos en el Ayuntamiento ;-). Como siempre hago en los viajes visito algún museo (esta vez el Reina Sofía; me quedé con ganas de ver la exposición de Matisse en el Thysen, pero cerraba el lunes), me lleno mucho la panza, bebo mucho y curioseo como un niño pequeño en las tiendas más extrañas que me tropiezo; así que también compro mucho. Aproveché y me di un garbeo (de muchas horas) por la Feria del Libro del Retiro, pero entre que el insolente sol de la tarde me quemaba el cogote, las riadas de gente salmón que iban en dirección contraria a la mía, y las colas delante de las casetas (más de 300; uf, el año que viene San Telmo se me hará pequeñito) que impedían muchas veces el paso no hojeé todo lo que quise, ni compré lo que pretendía. Al menos ese día vendieron mucho, a juzgar por las colas, Boris Izaguirre (este tenía una cola enorme y no la que enseñó alguna vez en Crónicas Marcianas) y Joaquín Sabina (sonrisa va, foto viene). No soy un caza autógrafos, y creo que estoy tan o más incómodo pidiéndolo que el artista de turno firmándolo; pero aproveché que Ray Loriga (al que leo desde mi adolescencia) fumaba un cigarro tras sus tatuajes a solas en una caseta (este sin cola, que para eso es un outsider aunque los contratos editoriales obliguen a pasar dos horas con tus lectores) y compré su nuevo libro “Y sólo hablaba de amor”; me escribió algo casi ilegible, nos dimos un fuerte apretón de manos y con la voz ronca de la nicotina me dio las gracias. Y ya. Bueno, Patricia, sabedora de la admiración que profeso por su prosa, inmortalizó el difuminado momento (un inoportuno empujón hizo que la foto perdiera nitidez).
Charlamos unos minutos con Lucia Etxebarria (a Patri le gusta y sigo sin saber al cien por cien por qué) y compramos su libro “El Club de las malas madres”. Juan José Millás firmaba también a diestro y siniestro; Leopoldo Abadía firmaba y aconsejaba al bolsillo del comprador a superar la crisis; Luis Eduardo Aute sudaba la gota gorda arremangado; Leopoldo María Panero firmaba poco pero bebía mucho Nestea; Labordeta charlaba animoso con lectores de su generación … “la crisis no afecta al libro; mira, mira”, nos dijo Goyo Bustos (el coautor con la Etxebarría)… “mi editor me está engañando”. Eso sí; en la Feria se encuentra de todo.
El domingo por la mañana me paseé por las plantas de “La Casa del Libro” de Gran Vía (ni les cuento el marketing que se han montado con la tercera de Millenium y su inminente publicación: que si cuenta atrás, que si reserva que se acaban, que si no te aproveches del de al lado en el Metro… Ay, Larsson, lo que te está perdiendo y lo fresquito que se lo están llevando todos. Compré algunos libros de arte de la editorial Taschen; que aquí son muy dificiles de encontrar si no es bajo pedido, porque en las librerias tienen poco material. Esta editorial me gusta mucho: de muy buena calidad y a precios muy económicos.
Y hasta aquí puedo leer. De vuelta a la rutina, a madrugar… y a entrar todos los días en el blog. Por cierto, que este contador de visitas es más rápido que Usain Bolt.
El domingo por la mañana me paseé por las plantas de “La Casa del Libro” de Gran Vía (ni les cuento el marketing que se han montado con la tercera de Millenium y su inminente publicación: que si cuenta atrás, que si reserva que se acaban, que si no te aproveches del de al lado en el Metro… Ay, Larsson, lo que te está perdiendo y lo fresquito que se lo están llevando todos. Compré algunos libros de arte de la editorial Taschen; que aquí son muy dificiles de encontrar si no es bajo pedido, porque en las librerias tienen poco material. Esta editorial me gusta mucho: de muy buena calidad y a precios muy económicos.
Y hasta aquí puedo leer. De vuelta a la rutina, a madrugar… y a entrar todos los días en el blog. Por cierto, que este contador de visitas es más rápido que Usain Bolt.
5 comentarios:
Este blog es tan importante que enviamos un corresponsal a la Feria de Libro de Madrid (en obras...)...
Este muchacho me acaba de provocar una sana y cochina envidia jejejeje...con lo bien que quedaste con el video, chacho chacho ¡¡YO QUE TE HA HECHO!!!
Parece que nuestro corresponsal no cumplió con su cometido de publicitar nuestro blog sino que se dedica a saludar a escritores famosos y comprar libros y libros y libros....
¿Es que no tenías otra cosa mejor que hacer? jejeejje
Siempre he pensado que vivir en una isla tiene sus desventajas, y ésta es una: "estar lejos de todo, cojones..." jejeje...
Haber avisado, que tenía un encargo que hacerte.
Lo siento, Claudio; y estuve pensando dejar una entrada por eso mismo. Hablé con Mode y con J.Boro en la tienda de Ángel un par de dias antes de irme. Luego...entre pitos y flautas...ya era tarde. El año que viene (si la dirección de producción de este blog me envía de nuevo a cubrir el evento- gracias señores por alojarme en el Ritz y pagar los huevos revueltos y el Alvariño en Casa Lucio) hablamos antes para encargos ;-)
Jo... Hace más de un año que no me pierdo por Madrid.
Çuando me pego el salto, siempre reservo un día para la Casa del Libro y Fnac.
Un saludo (que ganas me han entrado de echarme una litrona en el retiro, tirado)...
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