Nada de suburbios de Londres, ni de campus californianos o clubes de música hip-hop. El rock de protesta puede nacer incluso en medio del desierto. Siete ex guerrilleros tuaregs del sur del Sáhara llamados Tinariwen, que significa "espacios vacíos" en lengua tamashek.
Reconvertidos en músicos tras cambiar los rifles por guitarras eléctricas. Lejos de los enfrentamientos con el ejército de Malí y con una misión: difundir la cultura y las reivindicaciones de los "olvidados de Dios" del desierto con letras apocalípticas y acordes blues-rock.
Todo empezó en 1979. Centenares de parias vagabundeaban por Tamanrasset, asentamiento de caravanas situado en el sur de Argelia. Por las noches, algunos jóvenes se juntaban para tocar unas guitarras improvisadas con latas e hilo de pescar, ese fue el germen de la banda. Más tarde, la severa sequía que azotó el Magreb a principios de los ochenta condujo a los nómadas tuaregs hasta los campos libios de refugiados: una verdadera escuela de guerrilla, aunque para Tinariwen fue casi como ir a unas clases del conservatorio.
Allí conocieron a otros músicos y, sobre todo, escucharon por primera vez las canciones de Bob Marley, los acordes de Jimi Hendrix y de la generación de Woodstock. Y fue allí donde se formaron como grupo y empezaron una década de clandestinidad, recorriendo los campamentos nómadas de Argelia, norte de Malí y Sáhara Occidental.
En 1999 volvieron a Bamako. En la capital de Malí se dieron a conocer y las discográficas se fijaron en ellos. Su primer disco, The Radio Tisdas Sessions, fue grabado en 2002 utilizando energía solar. El disco siguiente, Amassakoul (2004) fue un éxito internacional y actuaron en Europa, Estados Unidos, Canadá y Asia.
El director cinematográfico francés Jérémie Reichenbach realizó un documental sobre el grupo, Teshumara, les guitares de la rébellion touareg (Teshumara, las guitarras de la rebelión tuareg), que en 2006 recibió el Gran Premio de la SACEM, la sociedad de autores de Francia.
Aman Iman: Water is life se grabó en 10 días bajo la supervisión del productor británico Justin Adams. El resultado, 12 canciones de amor y lucha, baladas de amor y cantos a su tierra.
"La música de Tinariwen transmite lo esencial, no necesita nada más", escribió The New York Times.
Tinariwen & Carlos Santana:
4 comentarios:
Si se acompañamn de Carlos Santana es que SON BUENÍSIMOS...
Insisto, en que me encanta la música étnica....
¡Chacho...te perdiste la tertulia...!
Con tu permiso edito el artículo para incrustarle el video, que queda más bonito.
Hacen buena música. Los tuaregs son un pueblo envuelto en el misterio del desierto, rodeados de un áura mágica y belicosa.
A ver si en la próxima...
Y por supuesto, Karnak, es que todavía no me he puesto a aprender hacerlo.
Publicar un comentario