Siguiendo la moda de la telemierda (españoles en el mundo, callejeros viajeros, etc.), los hedonistas se han lanzado al mundo exterior y nos cuentan sus experiencias. Ya nos han contado Rafa y Raúl sus aventuras en el extranjero (Barcelona e Irlanda) y el Gran Magister desde Lanzarote nos tiene al día sobre sus andanzas. Yo no voy a ser menos y para realizar la crónica de hoy me he ido a un sitio lejano, en los confines del mundo conocido, un sitio maravilloso como pocos: La Cruz de Tejeda.
Estoy pasando el fin de semana en el Parador de la Cruz de Tejeda, y esto es la gloria bendita. La tranquilidad y el aire puro se respiran por todos lados. Aquí no hay giris borrachuzos, niños pesados, ni pandillas de poligoneros.
El parador en sí es una maravilla, han rehabilitado la parte antigua (que fue diseñada por el hermano de Nestor) y han añadido más habitaciones y un spa, que aún no está abierto al público porque al parecer faltan por llegar materiales. Sí está terminada la piscina aunque tampoco está abierta al público, pero que parece colgar sobre los pinos. Una pena porque hubiera sido una delicia darse un baño rodeado de pinos y brumas alisias.
Esta mañana, después del desayuno, hemos hecho la caminata hasta el Roque Nublo. La mañana estaba preciosa y hemos disfrutado con las vistas, un paseo que hay que repetir.
Por la tarde, despues de tomarnos un café con vistas al Bentaiga, yo me he metido en el salón del Parador (que tiene conexion wifi para enviar crónicas) y mi mujer se ha ido a dar un paseo por los alrededores. Al final se le ha hecho de noche y casi no encuentra el camino de regreso y casi me pilla descorchando el champán.
Espero que disfruten con las fotos.
3 comentarios:
La verdad es que es un paraíso estar en medio del silencio y la paz. Seguro que te hará rejuvenecer el alma. Bonitas fotos, incluso mi lugar preferido es El Roque Nublo. No sé por qué pero las veces que he ido, no he querido volver a la ciudad.
La verdad que se agradece de cuando en cuando disfrutar de la paz y la tranquilidad. Por cierto, que en la última foto, lo que se ve al fondo en el mar, no es un cagarro flotante. Es el Teide.
Me has transmitido el sociego y la tranquilidad de esos días, sobre todo con la foto de la piscina, la bruma, los pinos. ¡Que paz siento!.
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