Este mes de agosto, a pesar de ser el mes en el que las neuronas cogen sus vacaciones, he visto algunas películas que vale la pena comentar, incluso mi experiencia agridulce de anoche con el patriota más patriota de todos los superhéroes, el sobrino favorito del tío Sam, el héroe más antipático de la Marvel: Capitán América. No me costó demasiado entrar en la historia, facilona para que fuera más vendible (El Capitán América contra los Nazis), porque arranca -tomando como ejemplo, a mi forma de verlo, el notable Hulk de Wayne Wang- mostrando el lado más humano y vulnerable del enclenque Steve Rogers. Pero me parece que el traje a medidad del capitán (cuánto daño ha hecho Ultimate) termina tirándole un poco de la sisa, y se pierde, como viene siendo normal, en un festín de explosiones, saltos y persecuciones de copypaste y escandalosa banda sonora: una pena que ya se repitió en Thor (no hay por dónde cogerla, con esos disfraces del Carolan) y según me han comentado, en Linterna Verde. Cada vez queda más claro (en esta, al igual que en Ironman, aparece Samuel L. Jackson reclutando) que todo ésto sólo viene a allanar el camino de la apuesta del próximo año por Los Vengadores. Sólo resalto de esta película a la actriz Hayley Atwell, la hermosa Aliena de Los Pilares de la Tierra y que aquí, uniformada y con carmín carmesí, está para comérsela.
Pero mi agosto de cine (poco buen cine) ha estado marcado por la película argentina “El hombre de al lado”. Una simple ventana en frente de la única casa que Le Corbusier diseñó en Sudamérica, en La Plata, en Argentina, propiedad del exitoso diseñador de muebles Leonardo, son los mimbres con los que una pareja de brillantes directores y guionistas consiguen mantener al espectador más de una hora y media pendientes de si la ventana de marras se tapia o si el bravucón Victor, se sale con la suya y consigue que Leonardo le “regale” algunos de los rayos de sol que a él le sobran. Dos actores geniales, un guión magistral-distante y directo- y un final que te deja con una estúpida y desubicada mirada con el paso de los créditos. Un simple agujero abierto a marronazos como metáfora de dos mundos que habitan el mismo.
Y como no todo es cine, y menos en verano, he pasado la semana pegado al disco de esta joven francesa que conocí gracias al buen gusto de mi amigo Fabio y que poco a poco ha raptado mis orejas (y mis ojos). Se llama ZAZ, y aquí una pequeña reseña:
Como diría Leonardo, el diseñador vanguardista de “El hombre de al lado”: una delicia musical que sacia cada uno de los sentidos. Y como diría Victor, el rudo vendedor de coches de la misma peli: “La recontraputamadre que parió a esta mina, la concha de su madre”.
6 comentarios:
Con el amigo Raúl estuve hablando hoy domingo antes de comer...Revitalizamos un poco las neuronas..
¡¡Qué buena la música de ZAZ...!!
si, buenísima la música de estos franceses...y por otra parte sigues tragándote las castañas que cagan los corta pega de hollywood "el capitán américa" "thor" ay ay ay...mas de lo mismo sobre lo de siempre y si, no las he visto pero ya solo con ver los trailers y algunas otras imagenes en internet, ya apesta. "malimpriaito" dinero...
un saludo xavales¡¡¡
Lo sé Ángel, lo sé, me sigo creyendo que volveré a ver alguna buena adaptación del cómic al cine, pero que va... nada, de nada. A partir de hoy, amigo,las bobas se acabaron...no veré ninguna más.
jajajajajajaja¡¡¡
Qué bueno este grupo…………ya lo ando escuchando en el coche…………La chica se sale.
Que buen rollo me ha dejao este grupo... ZAZ.
Publicar un comentario