"Venderé la leche y con lo que gane compraré una gallina, en primavera tendrá pollitos y en invierno venderé los pollos. Con lo que saque compraré un lechoncito y lo criaré, y en otoño cuando sea la matanza lo venderé y con lo que gane compraré una vaquita y la criaré y pronto podré vender la leche en el mercado. Con el tiempo podré comprarme vestidos y zapatos bonitos y acudiré a los bailes del pueblo y uno de los chicos me propondrá en matrimonio. Pero yo diré que no, porque no quiero casarme con uno de esos chicos pobres del pueblo, como Elio. No. Vendrá uno de esos chicos tan guapos y tan ricos de la ciudad que pasan los veranos aquí y me casaré con uno de ellos".
Y tan ensimismada iba la lechera con sus pensamientos que al bajar al río no tuvo suficiente cuidado al saltar entre las rocas y sin darse cuenta resbaló sobre una de las piedras mojadas.
Patinó, resbaló y se destrozó la cabeza contra una de las piedras de la orilla. A media noche la encontraron unos vecinos que con linternas la buscaban por el bosque. Un charco rojo de sangre, un charco gris de masa encefálica y un pequeño charco blanco de leche. "Pobre Lía" dijo Elio. "Era un poco tonta pero era buena chica". Y apuró la leche que quedaba en la jarra rota.
5 comentarios:
si es que los rios tienen un peligro...
¡Vaya leche que se pegó la tía...!
¡Eso es tener mala leche...!
Este cuento me lo sabía yo de otra manera…………de todas formas yo me hubiese tirado directamente al rio antes que casarme con un gandul
Muy buen relato Claudio……………..
Claudio entre ésta versión tuya y la original del cuento de la lechera, me quedo con la tuya.Me encantaaaaaa
Lo que le pasa a la peña por no llevar casco... si es que a veces te das unas leches que son peligrosísimas.
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