El mar
parecía haberse convertido en uno de mis amigos más íntimos, sobre todo en
aquellos días donde la vida era un asadero insoportable donde mente y cuerpo
estaban agotados en la misma sintonía, como una de esas melodías que tras
haberla escuchado tantas veces se te habían incrustado sin querer y no había
manera de extirparla, excepto en el
remanso refrescante que la costa te ofrecía.
Y allí
clave esa tarde mi cuerpo en supina postura, como tantas otras, dejando
arrastrar mis extendidos miembros y fusionando mi mente que ya no divagaba en
inútiles pensamientos.
El mar era
yo y podía oír con claridad cada latido salino que cristalizaba en miles de
historias avenidas en mitos humanos, pero que una vez fueron reales………Y después
de que Ulises me invitara a viajar junto a él en una interminable aventura donde
el cielo y la tierra parecían ser lo mismo y toda cosa que vieras tenía vida
propia, pues no había nada inerte haya donde íbamos…..me vi rodeada por un centenar
de medusas, que primero me miraban con curiosidad, para luego perderme el respeto
y arrastrarme con ellas hacia el fondo oceánico .
Allí todo parecía tan
diferente, es como si hubiesen limpiado recientemente, pues todo tenia un
brillo especial, como recién pulido y me encontraba en medio de una especie de celebración,
donde pronto descubrí que yo era la atracción principal, para después convertirme
en el plato principal…Pero de repente todo desapareció en un inmenso burbujeo que
no me dejaba ver más allá de mi nariz y un estruendo a modo de gritos
desesperados llegaban a mis oídos, mezclados con aquellas burbujas que se tornaron
violáceas. Era como un grupo de tritones enfurecidos, no sé porque motivo. Y como
en un sueño los parpados se me abrieron sin yo dar ninguna orden, arriba lucia
aún un inmenso cielo azul y abajo el mar me mantenía arrebozada y fuera pude
distinguir a un enorme grupo de bañistas que con los brazos agitando al aire me
pedían que saliera, prefería a los tritones.
Cuando
llegué a la arena, una señora que no paraba de mirarme de arriba a bajo,
mientras me increpaba incrédula y diciéndome, que si estaba loca, que si no
había visto a las medusa, que cientos de ellas me rodeaban, que como es posible
que no me hubiesen picado………y así llegue a mi casa con el tintineo aún de
aquella asombrada señora, que solo desapareció cuando el agua de la ducha me
estaba quitando aquel regusto a salado de aquella inolvidable tarde y al secarme
la planta del pie izquierdo note un bulto, que al observarlo mejor, era como
una quemadura, eran como dos serpientes enrolladas entre sí. Símbolo de la vida.
Supongo que nunca sabré que medusa me hizo aquello.
4 comentarios:
El mar...retiro y sosiego... a veces feroz...pero siempre inspirador. Un relato casi épico que releo una y otra vez. Fantástico
Mensy en estado de gracia.
Que bello, ¡Bellísimo el relato Mensy!!!! ¡Pero qué bueno, bueno, bueno!!!!
Con que frescura. Con que claridad. Qué forma tan maravillosa de convertir las palabras en olas que te llevan a sentir que uno es el personaje y lo está viviendo.
En este relato llevas al lector donde quieres. Asombroso como desde las primeras líneas ya está uno metido en la historia...
Mensy, Mensy, Mensy…
Te habrá mirado Medusa a los ojos y te dejó alucinando...
¡¡Muy bueno....!!
Me ha gustado mucho Mensy.
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