jueves, 7 de mayo de 2009

Son aquellas pequeñas cosas...

Ayer por la tarde, después de un complicado día en el trabajo con números que no cuadraban, llamadas telefónicas, fechas que bailaban sin ton ni son… y demás cagaditas que con estos de los recortes, los ajustes en la empresa y el desmedido afán por no perder ni un céntimo han hecho que con el tiempo huelan a podrido…fui feliz. Un minuto. Un excelso minuto en el que articulé como nunca en mi vida una onomatopeya parecida a la palabra GOL. El corazón parecía querer romper la caja torácica, y mis oídos se quedaron sordos. Un minuto en el que miraba a los amigos que me rodeaban sin escucharlos. Distinguí en un estruendoso silencio como sus labios se movían, las comisuras de sus bocas rozaban los lóbulos de las orejas y con los brazos completamente extendidos parecían bañarse en maná regalado desde el cielo. Sesenta segundos de frenesí. Un minuto que nos regaló un pequeño joven que hace cosas con los pies que al resto de los humanos nos costaría hacer con cuatro manos. Un minutito en el que parecía como si la tierra frenase en seco y disfrutara del momento sin las prisas de volver a girar.
Luego volví a casa; cené con Patricia mientras hablábamos sobre cómo nos había ido el día y las cosas que teníamos pendientes para el siguiente. Patricia se fue a la cama. Me fumé un cigarro acodado en la ventana. Cogí el libro de Onfray que me prestó Juan Boro por la tarde y leí algunos pasajes sobre Montaigne y el hedonismo. En el silencio de mi casa, apagué la lamparita de lectura, me deslicé entre las sábanas y por otro minuto fui feliz al cerrar el libro y ahuecar la almohada con la cabeza.
Ésta mañana todo volvía a ser igual que antes de aquel minuto de ayer. Desperezarme, ducharme y desayunar para ir a trabajar; pero mientras me vestía recordé el minutito de felicidad que me regaló Andrés Iniesta.
El fútbol puede considerarse un deporte estúpido; es un negocio ingente y deshonesto; es un reducto perfecto para mafiosos; genera odios y violencia… pero tiene ese no sé qué, que consigue cosas que qué sé yo.
Mientras me duchaba, escuchaba a todo trapo esta canción de Coldplay... y volví a ser feliz.




R.M.V.

3 comentarios:

Juan G. Marrero dijo...

"El fútbol puede considerarse un deporte estúpido..." Un conocido nuestro decía ese día ¡El opio del pueblo…! Cualquier actividad humana llevada al extremo puede convertirse en opio o en estupidez…Pero el deporte es ARTE, entretenimiento, que muchas veces roza el cielo…Recuerdo hace años cuando Iniesta todavía no terminaba de despuntar, Pablo Motos en su programa (creo que llegó a entrevistarlo) en la radio “El Hormiguero” vaticinaba cosas maravillosas de el…

Modesto González dijo...

Yo fui a la plaza de España, estuve diez minutos de pie, había un canario catalán discutiendo con unos árabes porque los moros, celebraron el gol del Chelsea y el otro se cabreó. Detrás un moreno con olor a sudor rancio....
Salí pitando de allí. Vanessa y yo nos fuimos a un piscolabis por Las Canteras, casi no había sitio, estuvimos de pie y ya luego se sentó ella mientras yo bebía y comía de pie. No importaba. El Gol se celebró dos minutos y hasta las repiticiones se cantaron en ese piscolabis. ¿El opio del pueblo? Antes de acabar en aquel lugar, pasé por cuatro bares diferentes. No había sitio, no había espacio. Todo el mundo con la cabeza en el televisor viendo el partido.

Mensy dijo...

Tengo bastante afición por el futbol, pero es un deporte que cuando se lleva al límite de pasiones e ilusiones exageradas, me resulta hasta absurdo.

El Sábado me encontraba yo en una mini-romería en un pueblo de Guía…..Me dijeron que había poca gente porque era el partido Barça-Madrid…..El caso es que la mayoría de romeros estaban en la Sociedad viendo el partido y yo de vez en cuando me dejaba caer por allí y había un chico en la puerta del Bar-Sociedad que cada vez que el Barça marcaba un gol se ponía mas blanco, con lo que deduje que era del Madrid jajaja…..pues nada empezamos a hablar y no solo era merengue sino anticatalán , con lo que empezó una absurdo dialogo………Me decía que aunque el había estado en Cataluña y lo habían tratado muy bien, él sentía rechazo ante cualquier cosa que viniera de Cataluña……que no lo podía evitar…..Por más que me lo explicaba no lo entendía, ni entenderé nunca esta clase de fobias absurdas…………