Recorrieron pasado y presente de la capital más cosmopolita de Latinoamérica, y crisol cultural y artístico del continente. Hablaron de música- de Gardel, como no- de Charly García (el pater-familia del Rock porteño) de Calamaro, de Fito… y de las nuevas vanguardias; Gotan Project es el mejor ejemplo de fusión Tango-Eléctrico. Inventariaron, grosso modo, la nómina de escritores- con los maestros Cortázar y Sábato a la cabeza-y trataron la gran e incansable fuente de buen y sesudo cine argentino. Entonces me acordé de aquel boom de películas con acento argentino que coparon las carteleras españolas a principio del 2000, y que consiguió meter a “El hijo de la novia” en la carrera a los Oscars. Me tragué muchas de aquellas películas y me gustaría, aprovechando la coyuntura de la onomástica, invitarles a ver algunas de ellas.
KAMCHATKA (2001): Dirigida por Marcelo Piñeiro, sucede durante la dictadura militar, entre 1976 y 1983, en el marco de las detenciones y desapariciones de la disidencia. Un matrimonio decide esconderse en una finca apartada con sus dos hijos. Kamchatka es la metáfora de la resistencia (padre e hijo juegan al Risk y Kamchatka se resiste a ser colonizada). Magistrales interpretaciones de Ricardo Darín y Cecilia Roth; pero el niño Harry, Matías del Pozo, se impone como el gran personaje de esta película. La resistencia y las artes de escapismo de su padre las ve desde sus infantiles ojos como al mago Houdini y el juego de mesa Risk.
LUNA DE AVELLANEDA (2004): Juan J. Campanella escribe y dirige esta historia de apego al pasado y resistencia al “desarrollo” capitalista. Es un guión repleto de metáforas de la Argentina actual: la de la crisis económica y social. Luna de Avellaneda es un viejo club sociocultural y deportivo de barrio que gozó de un antiguo esplendor, y que se ve abocado a desaparecer. Los “herederos” del local se debaten entre salvar la historia, los viejos sueños y la solera del club a toda costa, o abandonarlo y dejar que se levante un Casino. Es un guión emotivo, entretenido, y una acertada radiografía social del país. También con Ricardo Darín, que comparte protagonismo con Eduardo Blanco (tampoco se pierdan “Conversaciones con Mamá”
NO SOS VOS, SOY YO (2004): De Juan Taratuto.
Ay, qué grande es Diego Peretti! Tan peculiar y único como su ganchuda nariz, y (permítame esta licencia a riesgo de ser condenado) el Woody Allen porteño. Muchos diálogos, tics y gestos son dignos del filósofo neoyorkino. Javier, un médico recién casado con María ( y tan parecido a cualquiera de nosotros o de nuestros amigos) decide dejarlo todo e irse a vivir a Miami con su esposa, pero cuando va de camino al aeropuerto, María le confiesa que le ha sido infiel (esta secuencia en el coche es delirante). Javier, arrastrando su cuerpo enjuto y sus cuernos, se refugia en sus amigos, en su sofá y se compra un perro. Mientras intenta olvidar y superar la traición sucede "de todo". Una historia simple, cómica y muy cercana.
LUGARES COMUNES (2002): Con “Martín Hache”, lo mejor de Adolfo Aristarain.
Fernando y Liliana (Federico Luppi- si fuera mujer me casaría con él- y Mercedes Sanpietro) llevan media vida juntos; son amantes, amigos, cómplices, padres… y no saben estar separados. Fernando ha trabajado toda una vida de profesor, pero se enfrenta a la jubilación forzosa y a la desesperación de verse capaz de todo y forzado a apartarse de lo que le completa la vida. Tiene un hijo que vive en Madrid: vive en un buen barrio residencial, conduce un buen coche y es el paradigma del inmigrante triunfador; pero su padre, en una de los discursos más duros de la película, “lo pone en su sitio" y le recuerda sus orígenes. Fernando y Liliana deciden mudarse de Buenos Aires, a un rancho, sin más proyectos ni esperanzas que seguir juntos el resto de sus vidas. Fernando se muda con cajas y cajas de libros, y mientras las desembala piensa que para qué necesita tanta palabra entre tanto desconcierto.
LUNA DE AVELLANEDA (2004): Juan J. Campanella escribe y dirige esta historia de apego al pasado y resistencia al “desarrollo” capitalista. Es un guión repleto de metáforas de la Argentina actual: la de la crisis económica y social. Luna de Avellaneda es un viejo club sociocultural y deportivo de barrio que gozó de un antiguo esplendor, y que se ve abocado a desaparecer. Los “herederos” del local se debaten entre salvar la historia, los viejos sueños y la solera del club a toda costa, o abandonarlo y dejar que se levante un Casino. Es un guión emotivo, entretenido, y una acertada radiografía social del país. También con Ricardo Darín, que comparte protagonismo con Eduardo Blanco (tampoco se pierdan “Conversaciones con Mamá”
NO SOS VOS, SOY YO (2004): De Juan Taratuto.
Ay, qué grande es Diego Peretti! Tan peculiar y único como su ganchuda nariz, y (permítame esta licencia a riesgo de ser condenado) el Woody Allen porteño. Muchos diálogos, tics y gestos son dignos del filósofo neoyorkino. Javier, un médico recién casado con María ( y tan parecido a cualquiera de nosotros o de nuestros amigos) decide dejarlo todo e irse a vivir a Miami con su esposa, pero cuando va de camino al aeropuerto, María le confiesa que le ha sido infiel (esta secuencia en el coche es delirante). Javier, arrastrando su cuerpo enjuto y sus cuernos, se refugia en sus amigos, en su sofá y se compra un perro. Mientras intenta olvidar y superar la traición sucede "de todo". Una historia simple, cómica y muy cercana.
LUGARES COMUNES (2002): Con “Martín Hache”, lo mejor de Adolfo Aristarain.
Fernando y Liliana (Federico Luppi- si fuera mujer me casaría con él- y Mercedes Sanpietro) llevan media vida juntos; son amantes, amigos, cómplices, padres… y no saben estar separados. Fernando ha trabajado toda una vida de profesor, pero se enfrenta a la jubilación forzosa y a la desesperación de verse capaz de todo y forzado a apartarse de lo que le completa la vida. Tiene un hijo que vive en Madrid: vive en un buen barrio residencial, conduce un buen coche y es el paradigma del inmigrante triunfador; pero su padre, en una de los discursos más duros de la película, “lo pone en su sitio" y le recuerda sus orígenes. Fernando y Liliana deciden mudarse de Buenos Aires, a un rancho, sin más proyectos ni esperanzas que seguir juntos el resto de sus vidas. Fernando se muda con cajas y cajas de libros, y mientras las desembala piensa que para qué necesita tanta palabra entre tanto desconcierto.
R.M.V.
2 comentarios:
Si, si, mucho recomendar...pero luego se te olvida de dejármelas en el bazar...Jejeje..¡Es broma...!
Hoy jueves me he traido cinco libros de la Biblioteca de Arucas...son unos fieras...
Ya hablaré de ellos...
Por cierto, compañero...qué me ha gustado "Paraíso inhabitado". Como consigue llevarte por las páginas, como si te diera empujoncitos, para ir descubriendo el fascinante mundo a través de los infantiles ojos de Adri. Los descubrimientos del cine, !de la risa!, del amor con Gavi(el hijo de la bailarina), de los sueños, de la amistad, de los secretos, de la rebeldía, a los desterrados por la guerra... qué maravilla. La prosa cargada de símiles y sinestesias que consiguen adentrarte en el universo y casi sentir lo que siente Adri-aunque en realida, todos fuimos niños y teniamos las mismas dudas y contradicciones cuando escuchábamos a los mayores y les veíamos hacer esas "cosas tan raras" ante nuestros ojos-. Qué extraordinaria mente octogenaria la de Matute. Lectura obligada, Hedonistas
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