Anoche recordé una historia que leí o escuché en alguna parte -y a la que he visto que se le hace un guiño en los fantásticos créditos de "Watchmen" a ritmo de Bob Dylan- relacionada con toda la mitología, secretismo e imaginario sobre el viaje a la Luna en 1969. Cuarenta años después se siguen destapando, refutando y contradiciéndose comentarios, testimonios, videos... Esta historia tiene que ver con las primeras palabras de Neil Armstrong al pisar la superficie lunar. La historia se ha encargado de que las primeras palabras que trascendieron sean “Esto es un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad”, sujeto a las interpretaciones de cada idioma. Pero análisis posteriores de las grabaciones han demostrado que las primeras palabras de Armstrong al pisar por primera vez La Luna fueron:
-“Enhorabuena , Señor Gorsky”
Aquellas primeras palabras fueron manipuladas y eliminadas de la grabación original. Después de muchos años, y tras su hallazgo, que como siempre pone en solfa el trato por parte de los medios a la libertad norteamericana, y que cuarenta años después parece haber cambiado poco o nada, El Señor Neil Armstrong, ya mayor, fue entrevistado junto a sus tres colegas para un reportaje acerca de aquel magno evento. El joven entrevistador miró al Sr. Armstrong a los ojos y le preguntó acerca de aquella extraña y casi jeroglífica salutación. Neil Armstrong, con el gesto complaciente de sus colegas, contestó gustoso y aclaró que -“de pequeño la casa de mis padres lindaba con la casita del Sr. y la Sra. Gorsky. Una tarde, mientras jugaba al baseball con una amigo en nuestro jardín, mi amigo me lanzó una bola rápida a la que acerté batear de pleno. La pelota calló justo delante de la puerta de los Gorsky, sorteando la valla sin ningún problema. Cuando crucé la valla por un agujero que tiempo atrás habíamos hecho –no era la primera vez que la pelota se colaba en el jardín de los vecinos- escuché al agacharme para recoger la bola que los señores Gorsky mantenían una discusión en grito. A la que escuchaba en realidad era a la Señora Gorsky, que parecía muy acalorada y no paraba de decir que “ni hablar”, que “quién se creía que era”. Pegué la oreja a la puerta y entonces escuché una frase; una frase que me ha acompañado y que no me he sacado de la cabeza. Una frase que la Sra. Gorsky dijo a su marido y que se me grabó a fuego y me hice prometer que cumpliría. Esa frase que la Sr. Gorsky gritó a su esposo fue:
Aquellas primeras palabras fueron manipuladas y eliminadas de la grabación original. Después de muchos años, y tras su hallazgo, que como siempre pone en solfa el trato por parte de los medios a la libertad norteamericana, y que cuarenta años después parece haber cambiado poco o nada, El Señor Neil Armstrong, ya mayor, fue entrevistado junto a sus tres colegas para un reportaje acerca de aquel magno evento. El joven entrevistador miró al Sr. Armstrong a los ojos y le preguntó acerca de aquella extraña y casi jeroglífica salutación. Neil Armstrong, con el gesto complaciente de sus colegas, contestó gustoso y aclaró que -“de pequeño la casa de mis padres lindaba con la casita del Sr. y la Sra. Gorsky. Una tarde, mientras jugaba al baseball con una amigo en nuestro jardín, mi amigo me lanzó una bola rápida a la que acerté batear de pleno. La pelota calló justo delante de la puerta de los Gorsky, sorteando la valla sin ningún problema. Cuando crucé la valla por un agujero que tiempo atrás habíamos hecho –no era la primera vez que la pelota se colaba en el jardín de los vecinos- escuché al agacharme para recoger la bola que los señores Gorsky mantenían una discusión en grito. A la que escuchaba en realidad era a la Señora Gorsky, que parecía muy acalorada y no paraba de decir que “ni hablar”, que “quién se creía que era”. Pegué la oreja a la puerta y entonces escuché una frase; una frase que me ha acompañado y que no me he sacado de la cabeza. Una frase que la Sra. Gorsky dijo a su marido y que se me grabó a fuego y me hice prometer que cumpliría. Esa frase que la Sr. Gorsky gritó a su esposo fue:
“Qué te chupe qué? Te la chuparé cuando el hijo del vecino pise La Luna”
3 comentarios:
¡Muy bueno...!
¿Será verdad...? jejejeje
Jejeje.. muy bueno, si señor. Noche memorable para el señor Kovalzcky. Un gran paso para la humanidad y una gran mamada para el hombre... ejejej...
Yo esto no me lo creo, me da que es una leyenda más en torno a la llegada a la luna. A ver si reponen en alguna tele Capricornio 1, para mí la mejor película realizada sobre la llegada del hombre a la luna.
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