Midnight in Paris
Director: Woody Allen
“Woody Allen no hace una buena película desde hace 15 años”. “Woody va a peli por año, pero una es mala y la otra peor”. “A falta de genio se dedica a rodar por Europa, subvencionado y encajando historias estúpidas aprovechando la ciudad como escenario”…
Frases como estas se han escuchado en estos últimos años cada vez que Woody Allen estrenaba nueva película. Admito que los más acérrimos seguidores del gafotas genial somos los más críticos con sus últimos años carentes de obras maestras (yo he dicho alguna de ellas en algún momento). Sin ir más lejos, hace un par de semanas, repasaba con un conocido con el que comparto allenmanía cuál era su mejor película post “Desmontando a Harry”. Silencio. “Scoop”, dije yo. Asentimos al unísono, pero él no se quedó contento con este acuerdo y me emplazó a ver “Midnight in Paris”.
El principio es calcado al resto de sus películas europeas, con fotogramas/postales de un París diurno, lluvioso y nocturno. Todo parece igual; hasta Owen Willson tiene los mismos tics y tartamudeos de Woody (¿egocentrismo o alter ego?), pero con las campanadas que anuncian la medianoche el hastío de los días previos a la boda del joven escritor enamorado del París de los años 20 lo transportan - en un coche que nos es conocido a los fanes del Woody- a un mundo que no es éste, pero que sí fue éste.
En ese momento, con las primeras campanadas en aquellos escalones de una calle cualquiera de París comienza un viaje por el talento que muchos creíamos sobre-exprimido del judío neurótico. Pintores, fotógrafos, escritores, musas, humo, alcohol, jazz…hermosísimas mujeres (eso siempre lo ha hecho muy bien mister Allen), y, tal vez, algunos de los diálogos más brillantes escritos en los últimos años. Una especie de fábula de la evasión, carpetazo a la monotonía, con todos los ingredientes (crisis de pareja, existenciales, creativas, discusiones religiosas, políticas…) con los que Woody lleva más de cuarenta años cocinando platos de alta cocina y otros del bar de abajo.
No quiero adelantar nada más de esta historia -porque es su factor sorpresa lo que la hace grande- que ya atrae por su fantástico cartel, su reparto (ni la presencia de la Bruni consigue eclipsar a la preciosa y espectacular Marion Cotillard), su luz parisina y porque, apesar de Vicky Cristina Barcelona, es una de Woody Allen.
3 comentarios:
La has vendido bien....A mi me gusta muchos Allen, pero hay que tener ese puntito para ver sus películas...
Despues de los ultimos truñazos turisticos de Allen, no pienso ver esta pelicula ni bajada del emule. Es más...que le den señor Allen, dedíquese a soplar el saxofón que se le da mejor. (pero solo un poco mejor).
No sé por qué, querido Karnak, estaba yo a la espera de esa crítica anual suya (que simepre viene unida a la mía) al amigo Woody y a su cine estilo Lonely Planet, jejeje. Pero aún así, y porque le aprecio, le recomiendo esta película. No se parece en nada a los últimos truños(estoy con usted en esa afirmación)y sí se parece un poco más a las grandes obras de sus mejores e inspirados años. Creame, no le haría malgastar su tiempo si no creyera yo que vale la pena.
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