Vicente Lorenzo
La amistad femenina me desconsuela,
pues ni siquiera me han besado.
El que nada tiene quiere lo máximo,
he de reconocer aunque me duela.
Una mirada furtiva
que golpea y enseguida esquiva
desata con desmesura increíble
esperanza y futuro imposibles.
¿Qué triste, no? Sí, mucho.
Nada me queda por hacer, salvo disfrutar
¡vamos, échame una mano¡
Que hasta una paloma lo hizo con tu madre…
Pero no, tienes que reírte en mi cara.
Lo siento, he sido un descarado,
¿pero qué es esto comparado
a la denigración sufrida
por las que yo más quiero en la vida?
No me prodigo en cursiladas,
pero ahí va una:
Quisiera ser un vagabundo
cuyo único consuelo en este mundo
fuese dormir bajo el puente que forman tus piernas.
Se ama lo ignoto y lejano
¡y tan lejano¡
Si tirase una cuerda infinita entre nosotros
se acabaría el infinito
y aún no estarías ni cerca.
3 comentarios:
Me gusta, jejjejjee que buenas frases hay aquí.
poesías en carne viva.
desgarradoras, directas y crudas o lo que es lo mismo, magníficas...
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