El viernes 21
de junio a las 14,00 horas salimos la mitad del claustro de profesores del IES
Teguise para la bodega Bermejo a celebrar un asadero. La primera tanda de profesores
que llegamos aparcamos junto a otros coches situados delante de una parte de la
bodega. Nos bajamos y tuvimos que andar un buen tramo de camino.
Comenté:¡ Esta
caminata no la había contado nuestro anfitrión…!
Cuando avanzamos
unos 300 metros nos encontramos a nuestro amigo preparando las mesas debajo de
un hermoso y gran árbol y un almacén que hacía de contraviento, ya que estos
días ha soplado mucho aire por la isla…
Nuestro
colega al vernos llegar nos dijo:
.- El lugar
del asadero era donde ustedes aparcaron. Pero mañana y pasado se celebra la ruta del vino, va a venir la televisión
a grabar, la salida se hace desde esta
bodega. Así que tienen que quitar los coches, dar la vuelta y aparcarlos por
este lugar.
Volvimos
todos a nuestros coches a cumplir órdenes. Luego comenzamos a ayudarlo a
preparar todo para el asadero.
A los pocos
minutos me alejé para avisar a los otros compañeros que se habían retrasado un
poco, pero cuando los localicé todos habían caído en la misma trampa que
nosotros. Llegué a tiempo de desviar tres coches, los otros o no me vieron, o
hicieron caso omiso de mis señales y advertencias. Cuando se bajaron no hizo
falta que les informara, porque una encargada de la bodega se ocupó de ello.
Nuestro
anfitrión había conseguido este interesante lugar por medio de un trabajador de
la empresa amigo suyo. Además una
condición era que le compramos el vino “Bermejo”. Apareció ese hombre con tres
cajas, una de vino blanco dulce semiseco, otra de blanco seco, otra de tinto. Después
de abrir un par de botellas nos invitó a acompañarlo para realizar una visita
por la bodega. La mayoría de los profesores le siguieron, otros se quedaron
embriagados por el vino.
El hombre
nos dio una hermosa clase de química, política y sociología sobre el vino. Comenzó
diciendo que todos los años se celebra un concurso de fotografía, de 1000
euros. Antes eran para el fotógrafo, ahora se reparten, 500 para el fotógrafo y
500 para el señor que deja hacer la foto en sus viñedos.
Comenzó la
interesante clase de vino, pero me era difícil asimilar tanta información debido
a lo complejo de toda la producción. Comentó que a veces se les ha llegado a pagar
el kilo de uva a 50 céntimos. Ahora se está pagando a 2 ó 3 euros, pero que muchas
veces los agricultores no llegaban a cobrar. Ellos, la bodega Bermejo, había
comenzado a realizar una nueva política de pagar en diciembre y en verano. La
mayoría de los agricultores se venían con ellos, por lo que las otras bodegas
tuvieron que pagar a tiempo. Su jefe
tenía la idea de que la ayuda debería ser para los agricultores y no para las
bodegas como se venía haciendo. Nos habló del frío, de lo importante del agua para
el vino y la bodega. Ellos han solicitado
ampliar más, pero no le han otorgado el permiso. Quieren construir hacia abajo
porque el vino se mantiene mejor bajo tierra.
La visita fue amena y muy instructiva.
Volvimos al
lugar del asadero y nos enganchamos a las botellas y a la ensalada. A
continuación nos lanzamos sobre la paella. Las botellas de vino iban abandonando las cajas, excepto el tinto el
cual no gozaba de la popularidad de los otros
dos.
También
había por allí otros comensales que preferían la cerveza.
Las
salchichas aparecieron más tarde, pero la carne se hizo de rogar.
A las 17,30
aproximadamente una profesora sacó las cinco tartas que había hecho y fui el
primero en caer a la tentación. Claro, por respeto a mi compañera para
saborearlas y darle mi humilde opinión.
A las 18,00
recibí un MSM de una amiga que iba a reunirse con otros colegas en un
herbolario de Arrecife. Así que después de felicitar a mi compañera me subí en
el coche hacia un nuevo destino.
De repente, me encontraba en un herbolario. Rodeado
de productos naturistas y toda esa atmósfera que los envuelve. Estuvimos
hablando y riéndonos un rato.
A
continuación me fui con tres de las personas de aquella reunión a tomarnos algo
a Playa Honda. Más tarde se incorporó otra pareja. Ya había anochecido y me
encontraba al lado del mar, entre el murmullo de las olas, de la música de
fondo y de las voces de mis acompañantes.
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