Eran las 21,00 horas del domingo de un mes de aquel verano bochornoso con la panza de burro sobre las islas, después de haberse producido días anteriores unas temperaturas muy altas y desagradables. Recibió un msm de ella y lo abrió con una sonrisa cínica en sus labios…
El llevaba acosándola desde hacía varias semanas. Desde la primera vez que la vio la miró de una forma que ella se asustó un poco. Estaba acostumbrado a hacer aquello con las mujeres que le atraían. Su mente obsesiva comenzó a buscar la manera de conseguir su teléfono. Un día se coló en su lugar de trabajo acompañando a otra persona y como ella no estaba preguntó a otro trabajador de la empresa que era importante ponerse en contacto con esa persona por problemas con un familiar. Así se hizo con el nº del móvil y su e-mail. Al principio la tanteó un poco. Ella un poco ingenua creyó en las historias que él se inventaba para aproximarse. Se fue ganando su confianza. Le enviaba correos culturales, luego comenzó con pequeñas poesías y poco a poco con canciones lo que fue atravesando la resistencia de ella, la cual se vio envuelta de repente en un ir y venir de correos que estaban complicando su relación de pareja. Los correos fueron subiendo cada vez más de tono. Cuando ella se dio cuenta estaba atravesando un puente sobre aguas turbulentas quiso salir de aquella situación pero el sujeto ya tenía todo controlado. Las entradas y trabajo de su compañero, los movimientos de ella, entrada y salida de su casa, los paseos de ella en bicicleta, con su perro, las veces que iba a bañarse a la playa…La fue ahogando poco a poco…Y aquella noche ella le devolvió un msm diciendo:
¡Por favor, basta ya…!
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