jueves, 19 de julio de 2012

Talante de inafectación


A menudo los discípulos del buda eran verbalmente agredidos, cuestionados y humillados por las gentes que, aviesamente, querían herirles por falta de comprensión. El mismo buda era a veces mal recibido en ciudades o pueblos y tenía que soportar injurias, insultos y desprecios. Era el hombre más lúcido y compasivo de su época y, sin embargo, le insultaban y menospreciaban. Cierto día un grupo de ortodoxos fanáticos llegaron hasta él y comenzaron a increparlo reprochándole que no tenía ningún conocimiento válido y mofándose de sus enseñanzas. No perdió la sonrisa de los labios; no se inquietó; no reaccionó. Pero algunos de sus discípulos, ante tanta injusticia, se dispusieron a replicar; pero el buda los calmó y les dijo:
 
Dejad en paz a esos discutidores! No os alteréis y mucho menos vayáis a preocuparos por mí. Sabe, mis buenos amigos, que el mundo discute conmigo, pero yo no discuto con el mundo.

“El maestro dice: Cuando el huracán sopla violenta y destructivamente, el lirio se pliega sobre la tierra y, tras el huracán, se yergue en todo su esplendor.”
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Antología de cuentos de la India y Tíbet (recopilación de Ramiro Calle)

2 comentarios:

Mensy dijo...

Buena lección-reflexión……..Aunque no siempre es fácil de aplicar……..

Modesto González dijo...

Lo leí hace tiempo. Y era algo parecido. Algún lugareño se acercaba al Buda, y lo insultaba. El Buda esperaba paciente a que acabase, pero no había ningún tipo de reacción del Buda, pues para él no significaba ninguna agresión.
Me encantan los libros de Ramiro Calle. He leído varios y el libro de la serenidad está genial. Son muchos cuentos de este tipo, con el cuento en sí, y luego un comentario del propio Ramiro Calle.