martes, 17 de noviembre de 2009

El extraño viaje... y su más extraño regreso


Cinco días. He pasado cinco días en los que no he estado para nadie. Me desconecté (casi) del mundo cinco días con sus noches. He dormido mucho bajo los efectos de alguna sustancia legal en forma de comprimidos que calmaban el doloroso pálpito de mi suturada mandíbula- olvidé apuntar que me han extraído a golpe de lacerante bisturí los vestigios de la evolución a mono desnudo en forma de judiciales muelas que no cabían en mi boca, y que se habían abierto paso a codazos, cual jugador de futbol argentino, incordiando al resto y causando daños colaterales, que diría Mr Danger Bush-. A este estado semipresencial en el que he estado sumido, se sumó la operación que sufrió mi padre, su ingreso en el hospital, el consiguiente ir y venir que supone para la familia… ya ha pasado todo.

“¡Oh, Capitán! !Mi Capitán! Terminó nuestro espantoso viaje”.

Esta mañana retorné de ese extraño viaje “murakamiano” entre el sueño y la vigilia y sentado delante del ordenador con una taza de café (sin el obligado cigarro, que llevo una semana sin fumar) he ojeado los periódicos a golpe de ratón para ver que ha hecho el mundo cuando lo he dejado solo; el blog para dejar que los chicos me cuenten su mundo; el correo electrónico, los recibos pagados y debidos en el banco… Después me senté a desayunar tranquilamente delante de la televisión y mientras avanzaba canales buscando el partido de rugby que prometía reponer Teledeporte, he comprobado que Ana Rosa Quintana sigue enseñando piernas desde las nueve de la mañana y que Susana Griso puede ponértela dura a la misma hora aun con el estómago vacío (es mi primer día de vacaciones y me cuesta arrancar sin la brújula de la rutina).

Mientras echaba un vistazo a los periódicos digitales y esperaba la emisión del rugby viendo los informativos matutinos, tuve la desasosegante sensación de que si alguien que por cualquier circunstancia abandonó España hace veinte años; o hubiese permanecido el mismo tiempo en estado comatoso, o preso en una cárcel turca sin acceso a información de su país y regresara tal día como hoy, pensaría que todo sigue tal como lo dejó: Fraga sigue “saliendo por la tele” y se hace entender de la misma malamanera que cuando ese cristiano del que hablo figuradamente abandonó el país. En Intereconomía huelen a cerrado y les llueve caspa sobre los hombros; a los curas se les sigue haciendo caso y los toreros siguen presumiendo de taleguilla. Las luctuosas imágenes de Paquirri siguen en las televisiones, cantantes y actores montan un concierto de apoyo a la defensa del Sáhara -“una herencia franquista”; decían dos longevos comunistas-, Sara Montiel cubre cinco minutos de las noticias culturales de los telediarios bailando (es un decir) junto a Alaska (veinte años atrás presentaba La Bola de Cristal; ven lo que digo), los programas de televisión vuelven a regalar casas al más puro estilo Un.dos ,tres, pero esta vez por mensajes de texto y no por tarjetitas y hasta aquí puedo leer. Y por si ésto fuera poco, si el tipo que regresa con el culo redecorado de la cárcel turca o el que despierta del coma después de cuatro lustros lo hiciera un lunes por la noche mientras emiten la serie Cuéntame… pensaría que se ha quedado dormido un ratito nada más.


“Un poquito de música”, pensé, después dar el último sorbo de Vitamina C exprimida. Me decanté por los cuatro hombres de negro que nunca me defraudan, los Sinclair, y que son capaces de hacer mover mis arrítmicas caderas.

Tokyo Sex Destruction




Notas
*Por cierto, Jordi Hurtado sigue presentando
Saber y ganar y está igualito que cuando corría de un lado para otro en Si lo sé no vengo. Qué veinte años no es nada... que decía Gardel
* La foto que acompaña el texto es de mi gato, Ziggy. No está retocada; salió así. Esa mirada me inquieta.

3 comentarios:

Modesto González dijo...

Jordi Hurtado vive una juventud eterna. Lo vi hace poco y no me lo creía.
Entonces ya estás recuperado del "juicio" a la que tu dentadura te sometió. No olvides un poco de lectura para limpiarte de la incultura que la TV expone a la masa social.
Bueno, cuidado con esos dos luceros brillantes que nada bueno presagian ejejej

karnak dijo...

Gatos. En mi opinión son los que controlan el mundo y nosotros simples marionetas manejadas a su antojo.

karnak dijo...

Que dice mi gato que borre mi comentario anterior no sea que alguien vaya a descubrir el pastel...