sábado, 11 de diciembre de 2010

ENCUENTRO CON LA SOMBRA


34. ¿QUIÉNES SON LOS CRIMINALES?
Jerry Fyerkenstad

Los criminales representan todo lo que nosotros no somos ni queremos ser, todo lo que rechazamos y deseamos expulsar de la sociedad. «Qué maravilloso sería que pudiéramos librarnos definitivamente de todos
ellos. Esas personas ruines e indignas deben ser exterminadas. Encerrémoslas y tiremos la llave». Pero ese camino es un camino aparentemente erróneo del viaje del alma, un camino negativo, la Vía Negativa de la alquimia.

Los delincuentes son los esclavos espirituales de las minas de nuestra ignorancia

En realidad, el deseo de erradicar el crimen es el deseo de eliminar al alma, la imperfección y la necesidad de la gracia, el deseo de construir un mundo regido por consultores, conductistas, empresarios y relaciones
públicas. No resulta, por tanto, extraño afirmar que padecemos un fascismo edulcora do de rostro educado y amable (un fascismo literalmente no violento, como subraya reiteradamente Noam Chomsky en sus escritos sobre la sutileza del fascismo americano).
Necesitamos a los delincuentes para poder detener a alguien que no seamos nosotros mismos. Preferimos mandar a otros a las minas, algún voluntario desesperado, una víctima propiciatoria que se encargue de llevar a cabo el trabajo sucio. No es soprendente que nuestra cultura haya abrazado una religión como la cristiana cuya teología santifica el que otra persona (Cristo) haga nuestro trabajo esencial y muera para expiar nuestros pecados. Pero esto no hace más que postergar nuestra crucifixión, abortar el proceso alquímico antes de su conclusión e impedir nuestra transformación en profundidad.
Si prestamos atención, metafórica y literalmente hablando, al mundo del crimen descubriremos que necesitamos a los «delincuentes» para atacar, violar y asesinar a nuestro ego habitual, a las pautas conceptuales y emocionales que corrompen nuestra alma y nos empujan a tomar decisiones y llevar a cabo acciones dañinas para el cuerpo social y para los objetos y criaturas del mundo. Sin embargo, aunque este crimen sea inevitable también debemos apresar al delincuente, mirarle a la cara y aclarar las cosas. Debemos escuchar las razones que arguye para justificar su agresión, cosa que no lograremos, en cambio, si nos limitamos a encerrarlo y tirar luego la llave, a desterrarlo o simplemente a ejecutarlo.
Aunque sacrificáramos a toda la humanidad con ello no haríamos más que perder la oportunidad de hacernos más humanos y desaprovecharíamos la ocasión de profundizar nuestra comprensión tanto de los aspectos oscuros como de los luminosos de todo el espectro de la humanidad. Lo peor de todo es que también parece que nos gustara
sacrificar a la tierra que nos sostiene e, incluso, al alma humana. Creemos que los aztecas eran primitivos porque sacrificaban seres humanos para complacer a sus dioses pero no queremos darnos cuenta de que, al amordazar nuestra conciencia para no admitir que nosotros también sacrificamos a los delincuentes, inmolamos al Tercer Mundo en aras de nuestra prosperidad y a las generaciones venideras a cambio de unos pocos bienes de consumo.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

N.Y. trazo a trazo



“Fue amor a primera vista: ‘la ciudad que nunca duerme’ es uno de mis lugares en el mundo. La convertí en mi musa: es una metrópoli bella, alocada, única. Es la quintaesencia de las grandes ciudades”




Recientemente me han regalado este precioso libro del ilustrador alemán Werner Kruse, alias Robinson , de la editorial Electa. Es un tomo apaisado, repleto de dibujos en los que te puedes pasar largo rato embobado. El día que me lo regalaron, dije: "Anda, un ¿Donde está Wally?, para viejunos".

Eran los años sesenta, como dice su prólogo, y para un artista la Nueva York de aquellos años reunía todos los atributos de una musa: era bella y era única, y era La Ciudad; todas a la vez. Robinson la recorre meticulosamente, a mano. Dibujos precisos que son una réplica exacta de edificios y calles en la que no falta ningún detalle: la ventana del apartamento de John Lennon, el escaparate de Tiffany’s en la Quinta Avenida, la luz biselada de la Grand Central…Todo eso, y más, sale del lápiz de Robinson.

Una gozada de libro, regalo que agradezco a Enoc, y que nos empuja, un poquito más, a querer conocer esa ciudad que ya, tanto conocemos.


lunes, 6 de diciembre de 2010

El imponente Pensador

Auguste Rodin

Anoche, entrada la madrugada, nos acercamos a Triana para contemplar la exposición, en plena calle, de las siete estatuas de Auguste Rodin que el Musée Rodin de París ha cedido a la ciudad, y que estarán a pie de calle hasta el 16 de enero. Comentábamos, mientras paseábamos entre ellas, que esperemos salir airosos de este pulso que el Ayuntamiento echa al civismo de la ciudad. Las imágenes que acompañan la entrada son de Enoc, el amigo con el que fuimos hasta Triana, que fotografió la belleza y el silencio que se respiraba en "el museo callejero".















Fotos:
Enoc Sosa; 6-12-2010