viernes, 14 de enero de 2011

Poesía.

La vida no me está esperando.

La vida no me está esperando
y no quiero dejarla escapar,
no puedo convencerme a cada momento
que tengo toda una vida por delante
si solo en un instante, puedo morir.
Hoy el sol es más cálido que ayer
y cuando aparecen las nubes grises
me dejo embriagar de nostalgia
porque yo también soy eso, formo parte de ello
y la vida
no me estará esperando cuando salga el sol de nuevo,
y seguirá…
Quizás ahora sea el último instante
y no quiero esperar a que pase
porque no sé qué será de mí después de ahora,
y tal vez me quede poca existencia por disfrutar
solo un soplo de vida y
quizás yo la malgaste perdido en obsesiones,
vagando entre viejas frustraciones,
navegando sobre rencores no disueltos.
La vida no me está esperando, y estoy seguro que no me esperará más
por eso quiero sumergirme en este mar
que me llene de sal
de minúsculas gotas de agua que no dejen ni un solo rincón de mi piel
por humedecer, por mojar…

Satori. Diciembre 2010

miércoles, 12 de enero de 2011

Arcadia. Microrelato.


Cuando nos asentamos en esta tierra, debido a las penurias, a los malos augurios y al negro panorama que se abría ante nosotros, decidimos bautizarla como Nueva Esperanza. Con el paso del tiempo, fuimos prosperando y nos acomodamos a ella, por eso decidimos llamarla simplemente Esperanza. Pero ahora, que lo hemos conseguido todo y no hay nada por lo que luchar, hemos decidido llamarla Desesperanza.

lunes, 10 de enero de 2011

El Rincón del Cinéfago...aprovechando los días de asueto .


Ganar multitud de premios allá donde vas y adornar la punta del pastel con un Oscars aclamado por todo el mundo, supongo, que da a uno patente de corso para hacer lo que realmente le dé la p*** gana. Eso debió pensar Danny Boyle después de su periplo en Bombay dejando millonario al inolvidable hindú del slum, y se empecinó en contarnos una historia ya contada, y de la que ya conocemos el final desde el minuto 0. ¿Arriesgado?, sin duda. ¿Temeridad?, también. Al igual que al director de “Enterrado”, a Boyle se le ocurrió mantener a un único tipo en pantalla más de 90 minutos y para ello, se acordó de la historia de Aaron Rolsten, aquel montañero que en 2003 quedó atrapado en la gruta de un cañón con una roca aprisionando su brazo derecho. Después de 127 horas, Aaron decidió amputarse el brazo con una navaja de hoja roma y salir de allí en busca de ayuda. Ya está contada la historia. Pues esta es la peli más esperada del año, "127 horas".

Empieza muy bien, con una banda sonora cojonuda que acompaña unas imágenes dignas de un video clip popero de la MTV. Continúa mejor, con Rolsten en bicicleta a toda pastilla por el inmenso cañón y su encuentro con dos chicas a las que les sirve de guía. Lo que viene después es la caída en la gruta, la cabrona piedra y las 127 horas atrapado, autofilmado, confuso, aturdido, inventando todo tipo de amarres para liberarse… Lo mejor de la peli es el papelón de James Franco, y muchas de las convulsas imágenes con música a todo trapo que hacen más llevaderas sus horas de zozobra: como la auto-entrevista a Aaron Rolsten en la que se culpa por su excesivo celo de privacidad y libertino estilo de vida.

En manos de otro director algo más llorica, gimotero, y ñanga que Boyle, esta peli sería un truño insufrible, pero el genial director de Trainspotting sabe como conseguir que clavemos los ojos en la pantalla y que nos guste lo que nos horroriza (ese brazo, joder, ese brazo cortado con una navaja de todo a100…).


Mejor rato pasé viendo “El Cisne Negro”. Una peli de y sobre ballet, el sacrificio del ballet, las niñas del ballet y las madres que hicieron ballet. Nina es la bailarina elegida para sustituir a la diva retirada del “Valle de los Cisnes”, pero su auto-exigencia, la de su madre, antigua bailarina, y la competencia que le pisa los talones, la llevan a un estado de trastorno paranoico compulsivo poco recomendable para triunfar. A ratos, la película es de puro terror, con la Natalie Portman (quién dice que no se puede ser un pedazo de jembra y licenciada en psicología por Harvard…) fuera de sí, desconfiando de todo lo que la rodea. Al momento, es pura fragilidad y elegancia, pero siempre alerta. Es difícil llegar a lo más alto sin sacrificar gran parte de la infancia y la juventud, y sin creer que todos te envidian.


Aunque mi favorita en esta semana ha sido “The Fighter”- desconozco si en España, el reciente país sin humo y de anarcohosteleros, se titulará igual, o “El boxeador”, o “Boxea como puedas”, o lo que le salga en ese momento de las bolsas seminales a los señores de doblaje. Cuenta la verdadera historia de las vidas paralelas de los hermanos Ward, ambos boxeadores. Dicky vivió el resto de su vida del supuesto ko que consiguió ante uno de los mejores de la historia, Sugar Ray Leonard (la peli arranca con el documental que la HBO está rodando sobre esa vieja pela y la posterior adicción al crack de Dicky) siendo una joven promesa blanca. Tras la victoria y alguna que otra pelea intrascendente, Dicky comienza a autodestruirse a la vez que entrena a su hermano pequeño, Micky. Con el tiempo, Micky se convierte en un peso Welter notable que ve truncada su carrera después de que unos polis le machaquen la mano derecha en una reyerta callejera en la que intentaba defender a su hermano. El relato en el que se centra la película es el renacer de Mickey con su hermano en la cárcel y su ascensión hasta el campeonato del mundo. Dos actores fenomenales, Mark Wahlberg y el nuevo mejor Batman Christian Bale, que vuelve a perder toda la masa muscular que recuperó para ponerse el traje del superhéroe, para meterse en el pellejo del yonki Dicky Ward. Muy buenas escenas de boxeo, lo que suele ser la piedra en el zapato de otras películas que se acercan a contar historias de este deporte.

R.M.V.









domingo, 9 de enero de 2011

El Rincón del Cinéfago

También la lluvia.

España. 2010

Directora: Iciar Bollaín (guión de Paul Laverty)

Anoche, después de ver como ese Barça que ha hecho suyo el fútbol doblegaba a otro rival a base de hacerse dueño y señor de ese objeto esférico (amarillo en invierno) que muchos patean y ellos miman; esta vez le tocó el torrente de goles a los chicos de Valerón y en su propio Fuerte gallego- Juan Carlos, por favor, vente para nuestra Unión Deportiva, mi niño, que aunque tengas 35 años, tienes mucho que enseñar a estos nuestros chicos, de un tiempo a esta parte, tan indolentes. Como empezaba, anoche fui al cine a ver “También la lluvia”. Tenía muchas ganas de ver el resultado de todos estos años de silencio de Iciar Bollaín, a la que sigo desde “Hola, ¿estás sola?” con verdadero interés. Mi interés iba en aumento a sabiendas de que el guión estaba escrito por Paul Laverty, alma gemela de Ken Loach desde los tiempos gloriosos de “Tierra y Libertad”, “La canción de Carla”… la voz de la conciencia social, le llaman muchos. El matrimonio Bollaín- Laverty se ha desplazado hasta la Bolivia del pelucón Morales para rodar dos película a la vez: una que va sobre El Descubrimiento, en la que Colón no es el protagonista, sino el sacerdote Montesinos (junto al dominico De las Casas), el hombre que con sus actos y palabras se enfrentó al Imperio, a sus aborrecibles actos genocidas, desde una humilde iglesia. La otra parte de este experimento de metacine (que viene a contar casi lo mismo más de 500 años después) patea las calles, se encarama a las vallas, se parapeta en humeantes barricadas… luchando contra la ley de privatización del agua; luchando por sobrevivir, vaya, en aldeas perdidas en las que el agua es la vida. En ambas películas un mismo protagonista, Daniel, un joven indígena líder de la revuelta (papelón protagonista de esta actor no profesional) y Hatuey, el indio que atado a la cruz y a punto de ser quemado, reniega del crucifijo y se caga en la puta madre de la corona española. Junto a él, el productor de la película; hombre demasiado pragmático y más preocupado por los dineros que por la seguridad del equipo: otra vez, magnífico, ese pedazo de actor que es Luis Tosar. Goya a la vista. Y por otro lado, el director, el “hacedor” de quimeras Sebastián, empeñado en dar a conocer al mundo la otra cara (la verdadera) del Descubrimiento, del expolio del oro, de la persecución y exterminio indígena, mientras en las calles, la historia se repite; pero esta es real: esta huele a humo, duele, late y amenaza, Antes era el oro, ahora es el agua; también la lluvia.

La Academia española decidió hace unos meses que esta película sería la candidata por España para entrar en el bombo de los Oscars: no sé si allí será apreciada (ojalá) esta historia tan incómoda pero contada de forma impecable. Ken Loach, después de tantos años de denuncias, ha sido completamente ninguneado por los académicos norteamericanos, por qué iban a ser tenidos en cuenta ahora Laverty y Bollaín, que nada tiene que envidiar al maestro Loach con historias como “Flores de otro mundo” o “Te doy mis ojos”. Goyas, seguros, pero Oscars… otro año será.

Ah!, olvidaba que la banda sonora es de Alberto Iglesias (el compositor oficial de Almodóvar), lo que hace que el relato de la historia sea todavía más potente y efectivo. Y que de Colón hace Karra Elejalde (geniales sus ensayos como Colón y su postura crítica con éste), un actor al que la industria española olvida con facilidad, pero que cuando curra deja a uno boquiabierto.




R.M.V