viernes, 1 de enero de 2010

Tarde en San Vicenç dels Horts


Encontrando la delicadeza
en el aire que respiro
en las hojas que vuelan a su antojo
sin penas, dejándose llevar.
Y el cielo nítido
cambiando con extrema sencillez
con una coqueta armonía
enseñándome lo fácil que es existir.
Encontrando la delicadeza de la vida
en la nubes de un pulcro blanco
en lo árboles de una quietud envidiable
sin lamentos, dejándose mecer por el viento.
Y el cielo intensamente azul
derramando tanta serenidad
hasta donde mis ojos son capaces de ver
llenandose con solo una gota de vida
tan inmensa
como el universo
desnudando mi ego
hasta hacerme sentir algo más allá
más real
que este cuerpo mortal en el que habito.



Satori 2.010

Más filosofía, menos noticias basura

Imagínese usted ingresado en un hospital, el médico llega a su habitación y comienza a hablarle de las enfermedades de todos los enfermos ingresado allí…Incluso lo repite cuatro o cinco veces…Creo que uno interrumpirían al galeno para decirle:

¡Oiga doctor! ¿Qué me está contando..?

Yo solo quiero saber mi diagnóstico…

Estos días hablando con un amigo analizábamos el tema del exceso de información “BASURA” que estamos recibiendo diariamente.

¿Para que necesitamos informarnos de hechos que NO ocurren a nuestro alrededor, u otros que si suceden ceca de nosotros pero que no atañen a nuestra vida?

Los medios de comunicación han saturado el mercado de basura, para que no podamos ver lo importante…Es muy difícil filtrar….

¿Solución…?

Como decía aquel libro “Más Platón, menos prozac” (yo cambiaría al filósofo por EPICURO), hace falta más filosofía en esta vida para enfrentarse a ella, y menos información basura que no nos lleva a ningún lugar.

Los informativos (tanto en televisión, radio prensa escrita e internet) se dedican a difundir 10 ó 12 noticias que han sido elegidas por la agencia EFE

¿Al azar o con intenciones maquiavélicas?

El jueves 31 por la tarde me llamó un amigo interino para sintetizarme como acaba el año para él con todo en contra…Le comenté que estuve mirando unas imágenes de un documental sobre la guerra civil española…Y me alegraba de la suerte que habíamos tenido de no tener que asistir a aquello…Nos ha tocado vivir en otra época, con sus SOMBRAS (muy larga en estos momentos), pero con muchas luces, las que nos hace falta para caminar sobre el asfalto actual…Mi amigo, compartió mi punto de vista y nos despedimos alegremente…

Por la noche llamé a una amiga y en medio de la conversación surgió su trauma personal…Le conté la anécdota sobre la guerra civil y ella me respondía que lo importante es la fuerza que tiene ella para enfrentarse a sus problemas, que NO le asustan.

1/enero/2010

En los apuntes sobre la “Educación de emociones” apareció el nombre de Paul Ekman. Estaba detrás de este autor, porque últimamente cuando veía la interesante serie “MIÉNTEME” (creo que antena 3, los miércoles) me preguntaba si estaba basada en datos científicos. Este autor es el que ha descubierto que hay unas emociones primarias universales (miedo, ira, tristeza, asco, felicidad y sorpresa)... Estuvo en el programa de Eduardo Punset (enlace abajo). Ahora estoy detrás de uno de sus libros.

También tuve la ocasión de ver en TV a Julian Gabarre Mir (Morfopsicólogo – Grafopsicólogo). Por medio del rostro, estos profesionales recomiendan pautas a las personas. Su libro va por la 4º edición.

http://www.morfopsicologia.es/index.php?option=com_content&task=view&id=28&Itemid=57

En el programa “Cara a cara” entrevistaron a Manuel Patarroyo Murillo, patólogo colombiano que desarrolló la vacuna sintética contra la malaria. Explicó que las vacunas clásicas (desarrolladas hace 120 años por Pasteur) ya están en desuso, porque no necesitamos al virus o bacteria completa. Ya que al tener el genoma, nos basta con saber la “cadena de péptido” (parte de una proteína) que nos va a inmunizar. Es una síntesis química. El habla que está utilizando una “metodología racional”, ¿Cuáles son los componentes del microorganismo que nos está infectando? Este debería ser el método a seguir por los científicos. También habló de que la vacuna clásica tiene sus peligros, con esta nueva, molécula química NO HAY PELIGRO.

La noche del 31/XII estuve viendo algunos programas en la tele…

.- José Mota (Cruz y raya) hizo varios “sketch” interesantes…Me encantó uno sobre los jóvenes que en lugar de botellón se dedican a leer libros…

.- Manolo Vieira renovó una vez más sus chistes. Estuvo fino metiéndose con la religión (imitó a los dos últimos papas y habló un poco de la infancia con la dictadura de la fe), con las vecinas, varios perfiles de mujeres…


PAUL EKMAN

COMO DETECTAR MENTIRAS: UNA GUIA PARA UTILIZAR EN EL TRABAJO, LA POLITICA Y LA PAREJA (2ª ED.)
de EKMAN, PAUL

PAIDOS IBERICA 2009

21 €
464 pags

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
Nº Edición:2ª
Año de edición:2009
Plaza edición: BARCELONA

http://www.eduardpunset.es/420/charlas-con/por-que-nos-emocionamos

EL ROSTRO Y LA PERSONALIDAD: ROSTRO, CEREBRO Y CONDUCTA (4ª ED)
de GABARRE MIR, JULIAN

FLUMEN 2007

478 pags

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788493131234
Colección:
Nº Edición:4ª
Año de edición:2007
Plaza edición: BARCELONA

26 €

jueves, 31 de diciembre de 2009


1, 2, 3…..y …10…2010
¡Joder…!

¡Cómo pasa el tiempo..!

¡Ya..!
¿Pero la crisis, no pasa…?

¡Pasa, pasa…si tienes tanta prisa…!

lunes, 28 de diciembre de 2009

Él y ella: se amaron. 3º parte. FINAL

El último día que se vieron, se amaron. Ella huía despavorida de la soledad que no acaricia, que no besa, que no consuela. Era una noche con luna llena. El lobo rugía ensordecedor, reclamándola. Él le abrió la puerta, que ni quejido tenía como compañía, y la recibió en su castillo sin princesa. Los dos polos opuestos se atrajeron en un beso magnético que los unió en una fuerza indestructible. Él, tan solitario como una pregunta sin respuesta, diagnosticó en su rostro la carencia de besos y caricias, y en su piel, las arrugas que, desde hacía mucho, no habían sido estiradas por unas manos masculinas. Ella, desterrada de un mundo sin romanticismo, definió las finas arrugas de él como ríos secos sin labios que los regara.
La estancia oscura era difuminada por una vela cuya luz danzaba cual fantasma que, burlona y entrometida, adivinaba tanto las curvas de ella como los pensamientos escondidos de él. Elegante y discreto, la invitó a una cena con olores afrodisíacos que manaban naturales de su cuerpo esbelto. Ella, una estrella llamada deseo, brillaba única en el manto oscuro, que los envolvía absolviéndolos de su pecado mortal, sin miradas indiscretas ni testigos acusadores. La cena, preámbulo del acto final, no mordían sus carnes ni bebían sus savias, ni lamían sus oscuros interiores: sólo era un pequeño aperitivo del banquete. Hablaron con labios que no besaban, se observaron con ojos que no veían, mientras masticaban la impaciencia de saborearse el uno al otro. La música de fondo rozaba sus imaginaciones más creativas. Ella, que vibraba como la cuerda de un violín, escuchaba su voz de barítono. Él, cazador de panteras, se mareaba ante sus sutiles movimientos, sometido a las garras que escarbarían en su piel cicatrices inmortales. Mientras el champán brindaba por los dos con fuegos artificiales burbujeantes, se acomodaron en el sofá junto a la lujuria y las miradas cómplices. Fabricaron hormigueos a base de besos pomposos, con sus labios desentrenados, construyendo un camino de jadeos incontrolables que los guió hasta la habitación.
La cama, un extenso desierto por el que sólo el hombre había caminado perdido, se convirtió en un oasis de frescura femenina, y salió volando por la ventana empujada por soplos de anhelo. El misterio que sus ropas escondían fueron desnudadas por la certidumbre al despojarse del estorbo que les ocasionaba y caían a un precipicio donde el único soporte que los salvaba era el lecho mágico.
Ella, conducía sus labios por las carreteras de su piel. Él, estallaba de placer su campo minado, y ensordecían de palabras hermosas sus escondites silenciados. Ella limpió su bosque hasta encontrar su árbol crecido, mientras él segaba con su lengua los hierbajos que escondían el fruto sabroso que sabían a ella. Manos y piernas se movían en un engranaje perfecto que fabricaban la calidez que despegaba la escarcha pegadas por suelos y paredes. El seis y el nueve dieron como resultado un número de galaxias infinitas. Él, con su cometa encendido despidiendo fuego, entró hasta su agujero negro, trasportándolos a un desconocido éxtasis que jamás habían sentido en la vía Lactea. El fuego chorreante de él cayó como meteoritos en el campo fértil de ella, con gritos que espantaron la luz de la luna al cerrar sus ojos al sentir como sus cuerpos se elevaban hacia el cielo.
Continuaron abrazados, como un sólo ser, como un solo corazón latiendo, con dos intereses unidos. Los renglones que escribían aquella historia por última vez se torcieron desdibujados en un epílogo que de nuevo los llevaba a la realidad, con forma de último abrazo que anotaba la rúbrica de ambos. La acarició por última vez, mientras salía de su casa, sin mediar palabras que romperían la magia del silencio al verla marcharse para no volver a verla nunca más. La soledad de ella, su amante más fiel, la esperaba al salir por la puerta. La de él, volvió a meterse entre sus sábanas. Y es que una cosa es deseo y otra, amor. Y así escribieron un libro cosido con el instinto primitivo de la atracción entre un hombre y una mujer.

Miraba la tarde

Miraba la tarde.

Arriba, en las ventanas
miraba la tarde
cuando el sopor de las hojas caducas
iba acariciando mis sentires,
y tú estabas cansada
de tanto pasar por tus manos
tantos recuerdos parecidos
y mi desesperación acicalando las horas...
Te estaba buscando en la tarde
entre las hojas marrones
entre las sombras alargadas
de árboles sin nombre colgados de un azul cielo
nacidos en la tierra de la que nadie es dueño.
Y es que como yo te sentía
deseaba que la tarde no acabase,
como yo te sentía
quería que el aire fuera más fresco
como yo te sentía
deseaba verte sonreír de nuevo
y que no pudiera el sopor
rasgar mi tiempo infinito,
las sombras sin color en el espacio
que la tierra mojada cedía,
que la tierra mojada me guardaba esta tarde
soñando contigo.

Satori