sábado, 23 de mayo de 2009

El viaje.


EL VIAJE


Llevaba más de una hora al volante y la monotonía de la carretera estaba empezando a pesarme. Bajé un poco la temperatura del climatizador y conecté el cedé con la esperanza de que un poco de música me ayudara a concentrarme en la conducción. El rock de Bruce Springsteen resonaba a todo volumen y comencé a seguir el ritmo de la música con los pulgares sobre el volante. En el centro del salpicadero la pantalla digital del GPS titilaba mostrando la ruta que seguía. Un cartel informativo, la salida a Lleida, apareció sobre la calzada y simultáneamente parpadeó en la pantalla la indicación de la salida. Hay que reconocer que esta tecnología por satélite es bastante útil para alguien que como yo viaja mucho y a pesar de ello insiste en perderse en el primer desvío anónimo que se encuentra en la carretera. «Down to the river though I khow the river is dry», la música de Bruce me devolvió la atención en la carretera, mi largo río de asfalto.




El piloto agitó la cabeza confuso. Se inclinó a su izquierda sobre una consola repleta de botones y pulsó sobre varios que se iluminaron de rojo. Un altavoz que había sobre su cabeza chirrió: «entrando coordenadas». El piloto se inclinó ahora sobre su lado derecho y pulsó sobre una pantalla táctil, empezaron a aparecer infinidad de símbolos que saltaban a un lado y a otro hasta que finalmente se fueron transformando en una secuencia de números y letras. Introdujo la secuencia en el teclado bajo la pantalla, el altavoz volvió a soltar otro mensaje electrónico «calculando coordenadas», observó la pantalla que estaba justo frente a él mientras se iban dibujando cuadrantes que representaban sectores espaciales, esferas que representaban planetas, y líneas que representaban rumbos planetarios y derrotas gravitatorias. El piloto se ajustó los ariculares y pulsó el pequeño micro que le presionaba la mejilla.
—Habla el capitán. Hemos salido sin ningún contratiempo de la atmósfera terrestre y nos mantenemos en la órbita de Júpiter. Mantenemos órbita estacionaria, he fijado el rumbo y entraremos en el hiperespacio en cinco minutos… más o menos. —Observó la fila de cronómetros que había sobre la consola de botones para confirmar su estimación.
Volvió a pulsar sobre el micro y cerró la comunicación, se inclinó sobre la pantalla táctil y volvió a sentir un pequeño mareo.



La música consiguió sacarme del sopor, creo que perdí la visión de la carretera por un momento. Fijé la vista nuevamente y me concentré en la conducción. ¿Por donde voy? Vi un cartel informativo sobre mi cabeza, Torrente de Cinca 5 Km, miré hacia el GPS. Imposible, eso está a más de veinte kilómetros de la salida a Lleida. Apreté el volante confuso, sí que se me va el tiempo rápido hoy, deben ser las ganas que tengo de volver con mi familia. Miré por el espejo retrovisor y vi los paquetes de regalos que llevaba en el asiento trasero, si mantenía la velocidad y hacía un descanso para comer algo estaría en casa a primera hora de la mañana. Quería entregar los regalos de navidad a los niños y pasar con mi familia el día entero, pero esperaba llegar antes de que la pequeña Emma se levantara de la cama y asi ahorrarme las explicaciones de porqué Papá Noel me había dado a mí los regalos en lugar de dejarlos bajo el árbol. Había tenido una semana agobiante, con reuniones interminables, leyendo informes y preparando memorándums, pero el congreso había salido bien y a pesar de todo había encontrado tiempo libre para comprar los regalos. Aunque había escatimado demasiado tiempo al sueño y ahora lo estaba notando. Apreté el volante y me puse a enumerar los regalos para tener la mente distraída y no caer en la monotonía de la carretera. Un teléfono móvil y un i-pod para Aintza la mayor; una bicicleta y un coche teledirigido para Alain; y para la pequeña: un par de muñecas, unos patines y un gato persa que había comprado por la mañana y que había colocado en el portabultos junto con la bicicleta. Sonreí pensando en la expresión de la cara de Emma cuando viera el gatito por el que había estado suplicando desde el verano.
La música volvió a sacarme de la ensoñación, «ground control to Major Tom, ground control to Major Tom». Los primeros compases de Space Oddity de David Bowie reclamaban mi atención al volante, observé el reloj en el salpicadero que señalaba las tres y media de la madrugada y casi sin querer alcé la vista al parabrisas y observé el cielo estrellado.



El piloto se estremeció sobresaltado, estiró la cabeza hacia la derecha y se frotó los ojos para despejarse. La alarma se había activado y ahora verificaba la causa. Sólo faltaban tres minutos para entrar en el hiperespacio, se había quedado absorto mirando el espacio exterior y perdió la noción del tiempo durante un par de minutos. Se enderezó en su sillón y apretó el micro.
—Habla el capitán. Tres minutos para hiperespacio, iniciad protocolo de crucero.
Al mismo tiempo fue apretando botones y moviendo palancas, las luces ambientales se tornaron rojas y se volvieron más atenuadas. En la pantalla táctil comenzaron a bailar números y letras mientras en un panel lateral se iban encendiendo luces conforme el ordenador iba chequeando los procesos el protocolo: estabilizadores, motor, electricidad, etc. El altavoz volvió a lanzar otro mensaje con su voz electrónica «protocolo de crucero verificado, un minuto para entrar en el hiperespacio». En la pantalla grande los rumbos fueron recalculados automáticamente y el capitán se relajó, ajustó su cinturón de seguridad y esperó. Sabía que en toda la nave la tripulación ya ocupaba sus puestos de crucero y el ordenador se ocuparía de detectar cualquier posible fallo en el sistema. «Treinta segundos para hiperespacio». Las luces rojas comenzaron a parpadear al mismo tiempo que se activó una alarma sonora similar a un despertador. «Diez segundos, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno». La nave se estremeció unos instantes y de repente pegó un tirón hacia delante que hizo que la espalda del capitán aplastara el respaldo de su sillón. Aferró las manos a los mandos para mantener la estabilidad de la nave y crispó la mandíbula mientras su cuerpo se desencajaba. Luego la nave se estabilizó, las luces rojas se apagaron, la alarma dejó de sonar y algunas pantallas se apagaron y se volvieron a encender. Los altavoces emitían un chirrido electrostático. El capitán se tranquilizó y soltó los mandos, todo iba bien. El hiperespacio permitía moverse entre enormes distancias en muy poco tiempo, pero para ello era necesario triplicar la velocidad de la luz y eso no era nada fácil. Lo normal era que el campo magnético de la nave se invirtiera dando como resultado algunos apagones y la electrostática que producían los altavoces, en algunas ocasiones la nave se desintegraba, pero afortunadamente no era muy frecuente. El ordenador volvió a lanzar un mensaje: «Estamos en hiperespacio. Desactivado el protocolo de crucero». Las luces se volvieron a encender.





Una luz lejana me deslumbró, los faros de algún coche que circulaba por los carriles contrarios. La música sonaba distorsionada, pestañeé para recobrar la visión y volví mi atención a la carretera, no tenía ni la más mínima idea de por donde iba, y encima el GPS estaba apagado. Maldita tecnología siempre se jode cuando más falta hace. Miré el reloj y casi suelto el volante de la sorpresa, eran las cuatro y cuarenta y siete minutos. Entró una nueva pista del cedé y la música volvió a sonar normalmente, además el GPS se encendió de nuevo, sin embargo se había reseteado y para volver a visualizar el itininerario debía reprogramarlo de nuevo, algo peligroso a la velocidad que iba. Había pasado más de una hora sin que me diera cuenta, estaba perdiendo la conciencia del tiempo y del espacio, lo mejor será buscar un área de servicio y descansar un rato, y volver a programar el GPS a ver por donde demonios voy. Seguí circulando un buen rato, hasta que vi un cartel señalizador indicando un área de servicio a dos kilómetros. Pasé al carril de la derecha y comencé a disminuir la velocidad atento a la vía de salida. De reojo ví los paquetes que se encontraban a mi derecha, los regalos para mi esposa: unos pendientes de plata y un bolso de esos que quitan el aliento al pagarlos pero que gustan a las mujeres. Por un instante la recordé, su pelo rubio, sus ojos color de miel, su piel morena, por un instante los recordé a todos y miré la foto que llevaba pegada al salpicadero. Puse el indicador a la derecha y me incorporé al área de servicio. Ahora sonaba la música de Simple Minds «Don’t you forget about me, don’t, don’t, don’t, don’t, don’t you forget about me, will you stand above me». Me gustan las mentes simples, seguro que no tendrían estos lapsus que tengo yo.



El piloto abrió los ojos, con una mirada comprobó que todo iba bien. Abrió el cinturón de seguridad y se levantó. Echó una última ojeada al panel de instrumentos de la nave y finalmente salió de la sala de control. Caminó por el pasillo despacio, mirando al suelo. Se encontró con varios miembros de la tripulación a los que saludó con un movimiento de cabeza y entró en otra sala. Una figura en pié al fondo trabajaba en una terminal de ordenador volvió la cabeza al oírlo entrar.
— Buenos días capitán.
— Hola doctor Rosacruz.
El doctor dejó el ordenador y empujando su butaca se desplazó hasta la mesa donde le aguardaba el capitán.
—¿Cómo se encuentra hoy?
—No lo sé, dígamelo usted.
—Se trata de esas pérdidas de conciencia, ¿verdad?
—Sí.
—¿Le ha ocurrido de nuevo?
—Sí.
—Le someteré a un escáner —el doctor se levantó y se dirigió al fondo de la sala—Cuénteme lo que ha visto hoy.
—Pues…iba en un extraño vehículo, a ruedas, por una especie de autovía, de noche. Y oía música. Sólo circulaba…y pensaba.
—¿Y qué pensaba?.
—Pensaba…que era feliz.



Jornadas literarias "Invitación en negro".

La semana que viene se celebra en Arucas una semana literaria de novela negra, las jornadas que se llaman "Invitación en negro" contará presentaciones de libros, autores y mesas redondas.

Martes 26. 18: horas Jose Luis Correa presenta a ... Elsa Plaza.

Elsa Plaza nació en 1950 en Buenos Aires, Argentina, y es ilustradora, redactora, escritora y profesora de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Barcelona. Estudió Bellas Artes en Buenos Aires, cine en la universidad francesa de Vincennes, e Historia del Arte en Barcelona, donde se doctoró con la tesis Acerca del tiempo y la memoria. Hacia una estética de la intuición. Es colaboradora de las revistas D'Art y Matèria, y ha escrito diversos artículos sobre teoría del arte, temporalidad biológica femenina y arte contemporáneo. Es redactora de varias editoriales. Es conocida como escritora por novelas como Rojiza penumbra y El cielo bajo los pies, que investiga y narra el polémico caso de Enriqueta Martí, acusada de múltiples asesinatos y compraventa de niños en la Barcelona de principios del siglo XX.

























Miércoles 27. 18:00 horas. Alexis Ravelo presenta a... Raúl Argemi.

Nacido en La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, Raúl Argemí se dedicó tempranamente a las artes escénicas como autor y director teatral. A comienzos de los años ´70 participó en la lucha armada en Argentina, militando en el ERP-22 de Agosto. Vivió en la clandestinidad hasta que fue detenido en 1974 junto a otro integrante de aquella organización, Marino Amador Fernández, por el asesinato del juez Jorge Vicente Quiroga, crimen cometido el 28 de abril de ese año. Pasó toda la dictadura del gobierno militar argentino encarcelado, y tras su caída y el regreso de los gobiernos democráticos recuperó la libertad en 1984. Es en ese momento cuando comienza a hacer periodismo, actividad que nunca abandonó. Durante su estancia en la Ciudad de Buenos Aires fue jefe de Cultura y director de Claves y colaborador en la Edición Cono Sur de Le monde diplomatique. En 1986 se traslada a la Patagonia, donde trabaja en la prensa regional. La fuerte impronta del paisaje de esta región austral del mundo lo atrapó: la mayoría de sus novelas tienen a la Patagonia como escenario.
En 2000 se traslada a España, país en el que su carrera de escritor da un salto y publica asiduamente sus novelas, muchas de ellas resultado de largos años de elaboración durante su vida en la Patagonia. De la mano de sus libros, comienzan a llegar los premios y las traducciones para otros países de Europa.



Jueves 28. 18:00 horas. Antonio Lozano presenta a ... Domingo Villar.


Domingo Villar (Vigo, 1971) vive en Madrid, onde traballou como guionista de cinema e de televisión. Coa súa primeira novela, Ollos de auga (2006, 6ª edición no 2009), obtivo o Premio Frei Martín Sarmiento (concedido por alumnos e alumnas lectores de toda Galicia) e, coa súa tradución para o castelán (Editorial Siruela), os premios Sintagma e Brigada 21. Tamén foi finalista en dúas categorías dos Crime Thriller Awards en Gran Bretaña. Publicada en doce países, a primeira novela protagonizada polo inspector Leo Caldas é un dos libros máis vendidos entre os lectores e lectoras galegos.










Despues de la presentación habrá una mesa mesa redonda, a las 17:00 horas, donde intervendrán todos los autores y que contará con la presentación de Jose Luis Ibáñez.
A las 21:00 horas habrá un encuentro entre autores y lectores para charlar sobre literatura, novela negra y beber cerveza. En el Pub Manhattan en la calle León y Castillo, al lado de la Casa de la Cultura, lugar donde se celebrarán las presentaciones.
Antes, a las 20:30 horas, será la inauguración de la exposición: "Crónica de una isla negra": novela negra en Canarias y sucesos inéditos.
¿Se animará algún hedonista a pasarse por la casa de la cultura?, yo me apunto.
Esta vida que callas

Esta vida que callas
que el eco no repite
cuando tus sentimientos helados
dejan de ser la verdad que quieres mostrar.
Es tan duro verte llorar
y saber que todo era mentira
que la fuerza de tu voluntad
era una trágica farsa,
si pudiera por un momento
convencerte de que existe la luz
de que amar y ser amada es posible...
Cuanto callaste
y cuantos cuentos de hadas
me hiciste creer,
y yo contándote mis penas
y tú sumida en una vida que callas
que el eco no repite
cuando tus sentimientos ahogan la felicidad
que quiere brotar libre, de ti
cuando regalas cariño
y tú nesesitas tanto.
Es tu verdad
la historia que quisieron hacer de ti
las mentiras que quisieron tatuar en tu piel con violencia
el dolor de toda una vida difícil y dura
vivida tras la máscara de una mujer fuerte.


Satori 2009. "A una persona que conozco y sufre de malos tratos."

La novela de Genji I


Murasaki Shikibu

Nacida en el último tercio del siglo X en los aledaños de la corte imperial japonesa, formaba parte de una aristocracia cortesa culta y refinadísima. Fue el centro de un exquisito círculo literario femenino y escribió
"La novela de Genji”, una obra vastísima formada por más de cincuenta libros y casi mil poemas breves, que la crítica viene considerando con singular unanimidad el gran clásico de la narrativa japonesa de todos lo tiempo. Está formada por un relato de afirmación y triunfo (primer volumen: Esplendor) que, con el transcurso del tiempo desemboca en otro de decadencia (segundo volumen: Catástrofe). Y todo ello en el soberbio marco del Japón Heian, maravillosamente observado y descrito por una escritora de una lucidez y una sensibilidad incomparable.>>

Ese es el resumen de la contraportada del libro.

Cuando comencé a leerla fui tomando notas para poder entender el entorno donde se desarrollan las historias.

.- Recomiendo hacer un esquema, porque se pueden perder entre tantos protagonistas.
.- Desde la página 77 a la 84 se describe a cada uno de los personajes.
.-La novela escrita en el s. X describe la corte Heian (años 793-1185) del Japón.
.-En esa época gobernaba un emperador (?). Bajo su mando estaba el 1º Ministro (se encargaba del gobierno y administración). Luego se encontraban el Ministro de derecha y el Ministro de izquierda (este tenía más poder que el anterior). Por debajo el Gabinete de Ritos y el Consejo Imperial (otras administraciones estatales).
.-A mitad del siglo X hasta el s. XIX (incluso con las dictaduras militares) tomó el poder la familia FUJIWARA (a la que pertenecía la autora de la novela) de forma pacífica, casando a sus hijas con los emperadores conseguía tener siempre el mando. Estos eran unos “parásitos” del poder.

.-Dictaduras militares:
a) La primera se instaló en Kamakura (1185 -1333) y dejó al emperador.
b) La segunda desde 1333-1600
c) La tercera se instaló en Edo (1600-1853). Esta sacó un decreto sobre la poligamia. La cual la podía ejercer la nobleza, pero no el pueblo.

.-Poligamia: Japón era un país muy avanzado para su tiempo en el tema sexual. Claro, siempre en la corte, porque el pueblo vivía en la miseria comparable a la de la del tercer mundo actual.
Tipos de uniones:
1. “Persona norte” El marido se casaba con una mujer.
2. “ Ritual ad hoc”, Concubina (especie de matrimonio, pero no era lo mismo)
3. Relaciones pasajeras. Aquí los nobles tenían muchas aventuras.

.-Religiones de Genji:
d) En el siglo V y VI a través de china, Corea llegó a Japón el BUDISMO Mahayana.
e) Antes estaba instalado en el país el SINTOÍSMO (aceptación del mundo natural y miedo a las enfermedades).
La suma de estos dos dio lugar al SINTO.
f) Desde china vino también el CONFUCIANISMO. Era muy importante el libro de Confucio “Clásico de la piedad filial”.
g) Hay que destacar las supersticiones porque lo eran y mucho. Incluso existen los “tabúes de orientación”, tenían que salir de la casa cuando pensaban que les podía pasar algo…

.-Culto a la naturaleza: los japoneses en su literatura tienen un gran respeto a la naturaleza.

.-Refinamiento en la corte:
. Poesía: para hablar entre las personas utilizaban mucho enviar poemas…
. Caligrafía: era muy importante.
. Epistolografía: caligrafía más presentación de las cartas.
.Música: todos sabían tocar un instrumento.
. Danza: todos sabían bailar
. Indumentaria: muy importante.
. Perfumen: cada persona se hacía su perfumen para diferenciarse de los demás.
. Eran unos obsesos del placer.


.- La corte era muy amplia porque el emperador solía abdicar a los 30 años en su hijo y seguía viviendo en ella. Por lo que habían muchas gentes viviendo de la sopa boba. Era inmundo muy complejo. Con relaciones personales muy extrañas. A veces noble hablaban, pero eran capaces de acostarse…

.-La novela está compuesta por pequeños libros, unos 54.
¿Está acabada la novela?
En esto no se ponen de acuerdo los traductores. Hay muchas traducciones y algunos se permitían quitar o añadir cosas. Existen estudiosos de la obra de esta autora. Ha sido llevada al cine, al cómic (manga)…

.- ¿Es feminista la novela…? No…Los japoneses eran y son una cultura muy diferente a la occidental. Comenzaron imitando a los chinos en muchas cosas,
incluso en la escritura, para luego inventarse la suya. Escriben al contrario. Este fue uno de los problemas de las traducciones al igual que los textos que se encontraron.
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¡Me rindo…!
En la página 475 dejé la novela. Ya se lo había comentados a mis amigos de tertulia. La novela “Esplendor” (primer volumen) está muy bien escrita, pero me aburre su contenido. La crítica es muy buena. Literariamente es una joya, pero repetitiva y no me consigue atrapar.

viernes, 22 de mayo de 2009

18.05.09

Advertencia: No lea esta entrada el que no haya leído "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina"



Avance que he encontrado esta mañana sobre la próxima, desgraciadamente última, entrega de Millenium. Como siempre, presento mi enérgica crítica a la edición rústica que ofrece Destino y, por terecera vez, a la foto de portada.

La reina en el palacio de las corrientes de aire
Stieg Larsson Millenium 3

Salander planea su venganza contra el hombre que trató de matarla y contra las instituciones gubernamentales que casi destruyeron su vida. Pero no va a ser una campaña directa. Tras recibir una bala en la cabeza, Salander está bajo una férrea supervisión en Cuidados Intensivos, y se enfrenta a un juicio por tres asesinatos en el momento que le le den el alta. Con la ayuda del periodista Mikael Blomkvist y sus investigadores de la revista Millenium, Salander tendrá no sólo que probar su inocencia, también deberá identificar y denunciar a los políticos corruptos que permitieron a los vulnerables convertirse víctimas de abusos y violencia. Antes víctima, Salander está lista para devolver los golpes.

Editorial: DESTINO
Fecha de publicación: 18/06/2009.
Número de páginas: 812.
Precio: 22,50 euros 21,38 con descuentos en algunas librerías

jueves, 21 de mayo de 2009

"Ella, que todo lo tuvo" - Ángela Becerra

Ayer estuve un rato en la tienda de Ángel y le volví a comentar que le pareció el libro "De los amores negados" de Ángela Becerra. Según él, increíble, fascinante...
La verdad es que siempre agradeceré la recomendación de Raúl sobre esta escritora. Cuando había leído unas 100 páginas de dicho libro, fui a la librería y compré "El penúltimo sueño" y "Lo que falta del día", todos en la colección "Booket" de la Editorial Planeta, y no dudé ni un momento en comprarlos. Sus libros desprenden magia, sentimientos y emociones.
Hace un rato, estuve en la librería de "El Corte Inglés" y me sorprendí al ver un nuevo libro de esta escritora colombiana, "Ella, que todo lo tuvo".



"Tras sufrir un grave accidente, Ella no vuelve a escribir. Derrotada y perdida, emprende un viaje a Firenze en busca de una fascinante historia que le contó su padre y que quiere convertir en novela. En su afán por sentirse viva, crea un enigmático y silencioso personaje, La Donna di Lacrima, que recibe en un soberbio ático de la via Ghibellina a hombres que le cuentan su vida y adoran su cuerpo y su silencio. Nadie reconocerá en ésta a la solitaria y triste escritora que restaura libros y visita cada tarde a las siete la antigua librería del Mercato Nuovo donde otro ser, un librero tan solitario y misterioso como ella, la espera. Ella, que todo lo tuvo es una conmovedora historia, profunda, desgarradora y llena de sensualidad y simbolismos, Ángela Becerra explora los abismos de la soledad, la fragilidad del ser humano y su incesante lucha por encontrar la felicidad y el verdadero sentido de la vida."

Incluso, ha recibido el Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casamérica 2009.

Creo que debe ser un libro a tener en cuenta. Yo, ya lo tengo apuntado para la posterior edición de bolsillo.





Ángela Becerra Acevedo nace en Cali, Colombia, en 1957. Estudia Diseño Publicitario y Comunicación y, hasta 1988, trabaja en agencias de publicidad de Cali y Bogotá, primero como redactora y más tarde como directora creativa.
Ese mismo año llega a España y fija su residencia en Barcelona, donde ejerce durante trece años como vicepresidente creativa de una de las agencias de publicidad más relevantes de España, consiguiendo numerosos premios por sus múltiples trabajos creativos.
En abril de 2000 y en pleno éxito profesional, deja sus veinte años de carrera publicitaria para dedicarse de lleno a la literatura.
En junio de 2001 publica su primer libro Alma abierta, un libro en el que la autora desgrana en este libro las preocupaciones, los sueños y las sensaciones de una mujer actual.
Pero es en 2003 cuando se publica su primera novela De los amores negados en su Colombia natal. Al año siguiente se edita el libro en España cosechando buenas críticas y siendo un éxito de ventas y obteniendo el Latino Literary Award 2004, en el apartado de novela romántica; galardón que otorga la comunidad latina de Estados Unidos en el marco de la feria Book Expo América.
En 2005 obtiene el Premio Azorín con la novela El penúltimo sueño.
ObrasAlma abierta. Barcelona: Planeta, 2001. Biografía. De los amores negados. Bogotá: Villegas Editores, 2003. Novela.Ganadora del Premio Latino Literary Award 2004El penúltimo sueño. Barcelona: Planeta, 2005. Novela.Ganadora del XXIX Premio Azorín 2005Noticias relacionadasÁngela Becerra obtiene el Premio Azorín [04/03/2005]Ángela Becerra Premio Latino Literary Award 2004 [29/06/2004].



Anna Gavalda, "La amaba"




Anoche, bien entrada la madrugada, terminé la novela “La amaba”, de la francesa Anna Gavalda. Esta historia la tenía pendiente desde hacía tiempo. El caso es que conocí a Gavalda con la novela “Juntos, nada más”; unos años después leí “El consuelo”, su última obra, pero entre medias cogí entre mis manos la breve antología de relatos “Quisiera que alguien me esperara en algún lugar”. El lunes empecé con “La amaba”, su primera novela y con al que se dio a conocer. Así que he seguido sin orden ni concierto la maduración de Gavalda, pero me ha fascinado el desorden.
“La amaba” es la historia, amplia y magistralmente dialogada, de la relación de una esposa, cornuda y abandonada, con su suegro durante unas jornadas en la casa de campo de éste. Su suegro, sin la más mínima intención de justificar a su hijo, le cuenta a Chlóe su pasado, su amor negado por muchos años, y su relación con Suzane, su actual esposa. A su vez, Chlóe se destapa, y sin tapujos le cuenta lo que piensa de él, de su marido y de toda la familia. Una breve novela muy bien escrita, ágil y muy humana.
Me gusta la prosa (y los diálogos) de Gavalda porque es descarada, decidida, asequible, directa, moderna… Me fascina Gavalda porque los personajes que crea son como yo; como mi vecino, como mi mejor amigo, como el repartidor del agua… Me enamora Gavalda porque sus historias de amor y desamor son duras y hermosas, amables y horribles, sinceras y engañosas…Me fascina Gavalda porque cuando la historia se pone claustrofóbica en el centro de París, coge a sus personajes y los retira a la campiña francesa; donde el aire es limpio, el agua fresca y las casas tienen chimeneas, patos, flores…
Recomendaría leer “El consuelo”- la historia de un arquitecto al que los cimientos de su vida parecen resquebrajarse y que encuentra un nuevo rumbo en los brazos de una “madraza” campestre- pero también recomendaría “Juntos, nada más”- la relación de tres personas que se sienten solas en la gran urbe parisina y que sólo desean sentirse acompañados. Pero mejor hacen lo contrario a mí, y primero cogen entre las manos “La amaba”; dura a ratos, como la vida; y hermosa a ratos, como la vida.
R.M.V.

Futurfamilia, Padre de Los Simpsons y Anatomía de House


Comentaba el sábado con mi amigo Carlos, que Antena 3 y La Sexta han conseguido que sienta aversión por lo que antes sentía total admiración. Sus repeticiones hasta la saciedad de capítulos inconexos de “Los Simpsons” han conseguido que cuando zapeo despreocupado delante de la tele y veo las caras de Bart, Homer o Mou; piense irremediablemente que “este capítulo ya lo he visto”. Es posible que sea nuevo y que no se haya emitido antes (lo dudo; pienso que ni los programadores se preocupan por saber qué capítulo emiten, y mucho menos, la temporada a la que pertenece) pero sigo zapeando con la absoluta certeza de que lo he visto algún año. Igual desazón siento al ver que en La Sexta repiten, azarosamente, capítulos de “Futurama” y “Padre de familia”. Entre las dos cadenas han conseguido que las travesuras de Bart o las excentricidades de Peter Griffin no tengan la más mínima gracia después de verlas por enésima vez. Pienso que siguen arrojando buenas cifras de audiencia porque dejamos ese canal mientras sesteamos o almorzamos sin prestar atención a la tele. Y no hablemos del trato que la mayoría de las cadenas dan a las series que anuncian a bombo y platillo y que les cuesta un riñón comprarlas a la productora de turno. La sobreexposición a las siglas CSI, seguidas de distintos topónimos, convierten las noches de Telecinco en un insufrible carrusel de fuchi-fuchis que encuentran restos de semen en las sábanas, y sofisticados programas informáticos que reconstruyen los hechos irrefutablemente.
Remontándome a mí tardía adolescencia.
Fui seguidor de “Urgencias”, a pesar de los inefables horarios a los que TVE la relegó bien entrada la madrugada, y el difícil seguimiento de las tramas debido a que la cadena pública emitía el capítulo que le quedaba más a mano; podías ver un lunes al Doctor Carter -con el evidente paso del tiempo en sus patas de gallo y en su barriga- de misión humanitaria en África (el mejor capítulo de “Urgencias” en todos estos años), y la semana siguiente, de residente primavera, con muchos años menos.
Me remonto más atrás.
“Doctor en Alaska”. Qué suerte la semana que coincidían los horarios y el día de emisión. Estaba tan extasiado esa noche que la emoción me impedía ver el capítulo con tranquilidad. Muchos años (¡muchos!, qué viejo me hago) después, el canal generalista de PRISA sigue llevando a cabo un ultraje parecido, sometiendo al espectador que se sienta en el sofá a ver su serie favorita a una sobredosis de desafío intelectual y maravillosa prepotencia de “House M.D.”. Tres capítulos de temporadas dispersas: a las nueve de la noche, House tiene un nuevo equipo; a las diez y media, House discute con una jovencita Cameron que todavía está muy verde, y las doce de la noche, a House le han pegado un tiro y ha quedado maltrecho. Qué espectador aguanta esto. Igual jaula de grillos es la almibarada “Anatomía de Grey”: el que se folló en el capítulo de las once -de la temporada de cuyo número no quiero acordarme- a Meredith, en el anterior está muerto; y la madre de la misma Meredith, resucita bien entrada las once de la noche… y así puedo seguir hasta aburrirme. No se crean que en los canales de pago la cosa mejora. Qué va. En Fox, por ejemplo, de Digital Plus, siguen un orden más o menos estricto de tramas y apariciones y desapariciones de personajes; pero si el sufrido televidente, que paga su cuota religiosa y “Polancamente” para disfrutar de “otra forma de ver la televisión”, quiere ver su serie favorita en versión original subtitulada al idioma de Quevedo… horror; los subtítulos desaparecen cada 2x3 porque la pantalla se achata, y se transforma en un tablón de anuncios de lo que viene después, o recordando que el Barça se juega la champion el 27 de mayo y no te lo puedes perder. Después de esto, y como piensa la incomparable Lisbeth Salander: “Análisis de consecuencias”: ¡Viva el e-Mule”!
R.M.V.

miércoles, 20 de mayo de 2009



Sentado en la orilla
una brisa me acaricia,
sentado en mi tierra
el instante me atormenta,
pensando en la injusticia,
comienza a silbar el viento,
mis sentimientos piden luchar
y el aire se acelera,
mis pensamientos buscan respuestas
y el viento grita
cada vez más fuerte
queriendo limpiar de impurezas
esta tierra engañada,
sopla cada vez más
sobre el maltratado suelo,
me levanto y
me precipito con el viento,
hacia la esperanza…
….

martes, 19 de mayo de 2009

"La muerte es una traición de Dios" (Mario Benedetti, 1920-2009)

"Un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo" (Mario Benedetti).

Va a ser una larga conversación entre un torturador y un torturado, en la que la tortura no estará presente como tal, aunque sí como la gran sombra que pesa sobre el diálogo. Pienso tomar al torturador y al torturado no sólo en la prisión o en el cuartel, sino mezclados con la vida particular de cada uno. Bueno, pues eso es en realidad Pedro y el Capitán.
En Pedro y el Capitán los cuatro actos son meros intermedios, treguas entre tortura y tortura,...
La obra no es el enfrentamiento de un monstruo y un santo, sino de dos hombres, dos seres de carne y hueso, ambos con zonas de vulnerabilidad y de resistencia.
Cada uno de los cuatro actos concluye con un no.

PEDRO
Los que se callan son los vivos. ¿Se acuerda, CAPITÁN, cómo me callaba cuando estaba vivo? Pero los muertos podemos hablar. Con la poquita lengua, la apretada garganta, los cuatro dientes, los labios sangrantes, con ese poco que ustedes nos dejan, los muertos podemos hablar. (Pausa.) De su familia, por ejemplo. (Pedro Y El Capitán, 1979)


http://www.elortiba.org/benede1.html
http://www.librosgratisweb.com/pdf/benedetti-mario/pedro-y-el-capitan.pdf

Seguro que ya lo habéis leído ávidos lectores. Es mi primera intervención en el blog y mezclando el adiós al gran escritor y poeta con mi deseo de un mundo mejor os dejo ésta recomendación con un tema de fondo no exclusivo de los regímenes considerados más deplorables (E.E.U.U. está considerado así?). Gracias por la invitación, saludos...
Nuestro amigo aruquense Job Marrero , con otros nueve fotógrafos más, nos invita a la Exposición Fotográfica del “Día de Canarias” del 20 al 31 de mayo en el C.C. Las Terrazas

lunes, 18 de mayo de 2009

Ha muerto Mario Benedetti.



Murió Mario Benedetti. El poeta resistente, que vivió el exilio y la enfermedad (un asma pertinaz, obsesiva) le fueron rompiendo, pero él se mantuvo siempre "en defensa de la alegría". Finalmente, una agonía causada por un fallo intestinal, que hizo deprimentes sus últimos días, le rompieron del todo, y murió ayer a los 88 años, en su tierra, Montevideo. Nació en Paso de los Toros, pero esta urbe que parece un microcosmos literario fue el lugar al que volvió siempre, de todos los exilios. Era al final (y esta expresión la acuñó él) un desexiliado. Pero su alma sufrió las heridas de todos los exilios.





Te quiero

Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.


Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.


Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.


Tu boca que es tuya y mía,
Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca
sabe gritar rebeldía.


Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.


Y por tu rostro sincero.
Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo.
Porque sos pueblo te quiero.


Y porque amor no es aurora,
ni cándida moraleja,
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.


Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso.


Si te quiero es por que sos
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.





Stieg Larsson está saltando de mano en mano, de boca en boca…Su primer libro de la trilogía “Millenium” ya va por la 14 º edición (Librería de Doramas de Berto en Arucas). Este libro lo pedí a la Biblioteca de Arucas a finales de año 2008 después de ver en la tele una tertulia sobre literatura y recomendado por uno de los invitado, pero cuando llegué de mi viaje de Lanzarote estaba en manos de otra lectora compulsiva. El tiempo pasaba y no llegaba a mi poder “Los hombre que no amaban a las mujeres” por lo que recurrí a mi grupo de amigos… Raúl ya se lo había comprado y lo estaba devorando…Una vez lo finalizó me lo dejó en el bazar de Ángel…Desde las primeras páginas la novela me enganchó…El viernes 15 de mayo estuve hasta las tres de la mañana y lo acabé. A la mañana siguiente telefoneé a la biblioteca para solicitar el segundo tomo, pero estaba prestado. Envié un e-mail a Raúl y me respondió que al día siguiente lo dejaría en el bazar…
El domingo cuando llegué al casco del Arucas me crucé con Juan Ferrera y le conté lo de este autor sueco. Al rato llegaba Ángel para abrir su negocio. Mientras hablaba vi cruzar el Parque Chino a mi amigo con “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” lo saludé con la mano y después de conversar con varios amigos que coincidimos en la esquina de la tienda de Pepe El Árabe me dirigí al bazar…Allí comenzamos Raúl y yo a reírnos y a hablar de la primera novela, en ese momento Ángel nos mandó a callar porque el había comenzado a leerlo y le estábamos descubriendo algunos destalles…
¡Estoy haciendo terapia para desengancharme de esta trilogía…!

<<…Lectores de todo el mundo recomiendan una obra que ha generado una extraordinaria adicción y que ha sido saludada como una obra maestra, la novela negra de la década>>
El autor, Stieg Larsson (Suecia 1954-2004) falleció inesperadamente y trágicamente de un ataque al corazón, días después de entregar a su editor el tercer volumen de la trilogía “Millenium” y poco antes de ver publicado el primero

domingo, 17 de mayo de 2009

El beso robado.


EL BESO ROBADO

Claudio Ramírez

Llegué a la fiesta pasada la medianoche. Serpenteé entre las mesas, saludando a todo el mundo y pillando comida entre los platos hasta llegar a la mesa de las bebidas donde me serví un vodka-limón. Bebí un par de tragos largos y me dediqué a contemplar el ambiente. Era la Nochebuena de mil novecientos ochenta y tres, hacía un mes que había cumplido los diecisiete, y me sentía en la cumbre del mundo. Desde hacía dos años habíamos cogido la costumbre de reunirnos los amigos más cercanos para celebrar una fiesta después de la tradicional comida familiar de la Navidad. Este año habíamos cambiado el parque del barrio por la casa de campo de los padres de Alberto. La casa estaba situada en algún barranco impreciso entre San Mateo y Teror, en el mismísimo quintopino, alejada varios kilómetros de la casa más cercana. Podíamos beber, gritar y bailar sin montar un escándalo que cabreara a los vecinos. Luego dormir la mona por la mañana y regresar a casa por la tarde como si no hubiera pasado nada.
Alberto pasó a mi lado con Gema enganchada a su cintura, me saludó y estuvimos hablando un rato mientras se preparaba un cubata. Gema me dio un beso de bienvenida y luego se perdieron por el salón. Agarré mi vaso y me fui a un lateral del salón donde estaban Samuel y Víctor, le di un empujón amistoso a Samuel, me colé entre los dos y le di la mano a Víctor. Samuel era mi mejor amigo, un año mayor que yo, pero lo admiraba y lo quería como a un hermano mayor. Era vecino mío y habíamos crecido juntos. Había venido con él a la fiesta ya que como tenía carnet de conducir su padre le prestaba el coche. Víctor era compañero suyo del instituto y era un habitual de nuestra pandilla. Estuvimos hablando un rato y contemplando al resto. El salón estaba abarrotado y aún iban llegando algunos rezagados, la gente pasaba de un lado a otro, saludándose y charlando. Víctor saludó a un grupo de amigos y se fue a charlar con ellos. Al fondo se oían las risas estridentes de Carlos, que contaba chistes. A su lado otro grupo hablaba de fútbol. En medio de todo revoloteaba el resto, unos más conocidos otros menos.
Samuel me dio un codazo y señaló con la vista un lugar a la izquierda. No me había fijado antes, allí estaba un tal Luis a quien conocía poco y Delia; y Susi la hermana pequeña de Delia. El corazón se me aceleró y Samuel sonrió cuando percibió mi movimiento nervioso. Me guiñó el ojo y se marchó dejándome solo.
Me encogí de hombros y atravesé el salón. Saludé con un hola a Luis y con sendos besos en la mejilla a Delia y a Susi. Luis comenzó a hablarle al oído a Delia y yo aproveché para apartarme con Susi.
—Te animaste a venir. —Yo había invitado a Susana con la certeza de que su hermana Delia iba a venir—.
—Mi hermana insistió en que la acompañara, y bueno, como tú me habías invitado.
—Es que Alberto me dijo que podía invitar a quien quisiera con dos condiciones.
—¿Condiciones? —me miró intrigada—.
—Sí, que invitara a una chica, y que fuera guapa.
—Ya. Tenía que haber imaginado que me dirías algo así.
—¿Y no es cierto? —Pregunté con la sonrisa más pícara que pude poner.
—¿Qué sea guapa?
—No. Que seas una tía.
—Siempre eres el mismo. —Me pellizco la mano y casi se me cae la el vaso al suelo—.
—Bueno. Que eres guapa es evidente, se ve a simple vista. Lo de que seas una tía se nota menos. Tendría que investigar con más profundidad.
—¡Ala¡, ¿cuantos vodkas llevas ya, que parece que vas perdiendo la vergüenza?, —me viró la cara en un falso mohín de ofensa—.
—Creo que aún no los suficientes, me voy a poner otro.
—Tráeme uno a mí.
—Ahora vuelvo.

Regresé a la mesa de las bebidas, caminando despacio porque las rodillas me temblaban. Me gustaba mucho Susana, no quería que pensara que era un baboso salido o un torpe imbécil. Y creo que me estaba acercando peligrosamente a la mitad del camino entre una cosa y otra. Serví dos copas y volví con ella. Delia se había marchado y ahora Luis y Susi hablaban muy animadamente, cogí un plato de pistachos al pasar por una mesa y lo exhibí ante ellos. Cada uno cogió unos cuantos y comenzaron a pelarlos y a comer. Pero ellos siguieron hablando, y yo me sentí ignorado a pesar de que intenté meter baza en la conversación. Así que me quedé allí, en pie, pelando pistachos y bebiendo vodka a sorbos cortos para no tener que volver a la mesa a por otra copa. No estaba dispuesto a dejarla sola de nuevo con el caradura de Luis. Lo había subestimado, pensaba que iba por Delia y que le estaba tirando los tejos, pero Delia era mucha Delia para el pringao este. De hecho era mucha mujer para cualquiera de la fiesta. Era preciosa y estaba cañón, alta, pelo rubio largo, culo respingón, una figura de escándalo. Susi también era rubia, pero un poco más baja y más rechoncha que su hermana, aunque para mí era muy guapa. Sin embargo, lo que más me gustaba era su carácter, su forma de ser, su inconformismo y sobre todo sus ojos, que parecían clavarse en tu alma cada vez que te miraba.

En un momento determinado alguien se acercó a Luis y aproveché para hablarle a Susi al oído.

—Pensaba que podíamos hablar un rato.
—Es lo que hemos hecho desde que llegué.
—Me refería a hablar los dos. Solos.
Pero ella solo dijo: —Ah—.

Luis regresó y retomó la conversación con Susi. Me miró de reojo como preguntándome qué hacía aún por allí, estaba claro que había lanzado la caña en aquel banco y no estaba dispuesto a largarse antes de que picara algo. Yo me sentí como un náufrago en medio del océano, así que me aferré al flotador de vodka-limón y me retiré a un sofá a sentir lástima de mí mismo.

Estaba rumiando pistachos y almendras saladas cuando Samuel se sentó a mi lado. Estuvimos un buen rato hablando de trivialidades. Yo no quitaba la vista de Susi y Luis. Olga, la casquivana prima de Alberto, se contorneó un buen rato ante Luis, ronroneó como una gata, lo toqueteó por todos lados. Pero no hubo forma, el tío no soltaba a Susi de ninguna manera. Samuel se fue tras Olga maullando, y yo me quedé allí resignado. De repente me quise marchar de la fiesta, buscaría a alguien que se marchara y estuviera dispuesto a llevarme a casa.
Di por finalizada la noche, pero cuando me dispuse a levantarme del sofá todo quedó a oscuras. Se había ido la luz. Después de la sorpresa inicial, comenzaron las risas y las bromas, los que encendían mecheros, los que simulaban gemidos, los que abandonaban el salón a hurtadillas tropezando con las mesas. Por encima de los murmullos se oyó a Alberto llamar a Víctor y a Samuel, y pedir un mechero. Me retorcí en el sofá, y pensé que si la avería no podía arreglarse no quedaría más remedio que suspender la fiesta, sonreí. Eran momentos de confusión, la gente se llamaba unos a otros, tropezaban a oscuras con mesas y sillas, y se caían vasos y platos al suelo, sentí a alguien que se sentaba a mi lado. Una voz masculina pidió que nadie se moviera no fuera a ser que alguno se cayera sobre los cristales rotos, y todos nos fuimos calmando poco a poco. Sentí que me tocaban el muslo, y una mano me cogió el hombro y me clavó sus uñas largas, noté una respiración en el cuello. Un perfume de mujer flotó junto a mi cara, un ligero movimiento y unos labios rozaron mi mejilla. Intenté decir algo, pero alguien, ella, me cerró los labios con un dedo y susurró a mi oído: —shishhh—. Me giró la cabeza despacio y me besó en la boca. La sangre me hervía, las sienes me palpitaban y mis manos temblaban de la excitación. La abracé, ella se aferró a mí con ansia, y me arañó la espalda. Me embriagó los sentidos, me embotó el olfato con su perfume, mis oídos se embotaron con sus gemidos, mi tacto contorneó su figura desde el cuello hasta el pantalón vaquero que llevaba puesto. Mi lengua degustó el sabor del whisky de su boca. La amé, la quise y la deseé; y cuando le pedí más se separó de mí y desapareció entre las tinieblas, y me dejó aleteando mis manos en el aire en un intento de atrapar su aroma y su sabor en la oscuridad.

Y volvió la luz.

Guiñé los ojos al deslumbrarme, y al abrirlos nuevamente lo primero que vi fue a Susi, con el pesado de Luis a su lado y a Delia. Susi me sonrió, parecía un poco desorientada, o asustada. Se fue hacia la mesa del fondo y rebuscando entre las botellas volcadas y los vasos rotos, sirvió dos copas de vodka-limón y se sentó a mi lado en el sofá.

—Que apagón más extraño ¿verdad? —Me dijo ofreciéndome un vaso—.
—Y cuando ya casi me iba.
—¿En serio?, ¿no decías antes que te gustaría hablar un rato a solas?
—Pero como no venías…
—¿Y qué te ha hecho pensar que no vendría?
—Parecías tan a gusto con Luis.
—No es mal tío, pero es un poco pesado.

Bebió un largo sorbo de su vaso y se acercó más a mí, casi hasta rozarme. Todo alrededor era confuso, algunos recogían cosas del suelo, aparecieron un par de cepillos para barrer los cristales y en todos lados se reanudaron las conversaciones la música. Frente a nosotros Luis nos miraba con la boca abierta. Su rollete se le había escapado de las manos y ahora se restregaba con otro. A su lado Delia bebía sorbos cortos de su copa. Yo los miré y sentí que algo no iba bien. Susana me acarició la cabeza y su mirada de fuego se me clavó en el alma. Luis miró a Delia y sonrió. Delia me miró y cerró los ojos. Yo miré a Susana, la aparté con delicadeza a un lado y me levanté.

—¿Qué bebes Delia?
Ella me miró directamente a los ojos, —whisky—, contestó.

Le quité el vaso y se lo di a Luis que me miró con cara de asombro, la tomé de la mano y la llevé afuera. Y allí junto al porche de la casa, bajo un tamarindo que se agitaba entre la brisa, a la luz tenue de una farola, la besé.

La besé y la amé, y la quise y la deseé. Y ella me besó, y nos amamos.