miércoles, 30 de junio de 2010

Relato

Sentada en su rincón de lectura, apurando las últimas páginas de Crepúsculo con ansias y con pena, lo sintió acercarse. Él le paso la mano por la cabeza, bajo hasta el cuello, la traslado a la nuca donde le dio un suave masaje. Estaban cálidas, notó como seguían su camino deslizándose por los hombros, bajaron a los pechos pero allí la caricia ya no fue un suave masaje, los apretó y estrujo, la ayudó a quitarse la blusa para poder llegar con libertad a ellos.

Ya libres los contempló, su boca se puso juguetona con ansias por lamer y chupar aquellos pechos que tanto le gustaban. Al saborearlos notó como ella se arqueaba para que llegara mejor a ellos, sintió sus manos como se deslizaban hasta la cremallera del pantalón, con algo de esfuerzo consiguió abrirse paso hasta su sexo ya duro en todo su esplendor. En un no sé que estaban desnudos, y en otro parpadeo estaban tumbados sobre la alfombra. Se besaron, cada uno absorbiendo el ser del otro, sus olores, sus sabores…

Ella juguetona y ansiosa como siempre, fue lamiendo sus tetillas mordisqueándolas, esos mordisquitos en los costados, sabe bien cómo le ponen a él, siguió trazando su particular circuito pasando por el ombligo y bajando por las caderas, dejo su pene, aun no quería tocarlo, seguía lamiendo los muslos las piernas… Ahora subiendo pierna, muslo, cadera. Pero no siguió subiendo, se desvió hasta la entrepierna y ya no fueron lametones, usó sus dientes dándole suaves mordisquitos en los testículos…lamiéndolos…chupándolos.

Lamió el pene por su base, subió siguiendo el dibujo de la vena con su lengua hasta llegar a la punta, la beso y lamió, la chupo y mordió, la succiono una y otra vez hasta que el pidió más. Pero no, ella manda, hoy toca suave, despacio, saboreando cada lametón, dedicando a cada sitio su tiempo. Con cada lamido pasaba, como no queriendo, por el frenillo, hasta que notó que el ya no aguantaba más. Entonces paro para pedir para ella lo mismo, él solícito la coloco para poder llegar bien a todo su cuerpo.

Deslizó su boca por las caderas de ella hasta llegar al sexo húmedo mojado, paso los dedos abriendo los labios de su vulva para poder introducir su pene, ella se arqueó y comenzó a moverse rítmicamente, él con cada empujón la penetraba más y más hasta que la oyó gemir, sintió los espasmos de placer de ella. Siguió empujando y lamiendo sus pechos hasta que ella se estuvo quieta, entonces ella en un saltito abrazó con sus pechos el pene y moviéndolos al tiempo que lamia el rosado glande dejo que el estallara en suaves empujones y quejidos de placer derramando todo su ser sobre los pechos. Ya satisfechos se acurrucaron el uno en brazos del otro dejando que llegara Morfeo para acunar todo ese amor.

Katrina J.H.

4 comentarios:

karnak dijo...

Un relato muy interesante, como poco. Felicidades Katrina.

Satori Kundalini dijo...

Ojalá algunas mujeres tuvieran las mitad de las fantasías que tú...¿Como lo haces?. Dame la fórmula,¡porfaaaaaaaaaaa!.

Raúl M.V. dijo...

Curioso relato...y qué gran descubrimiento esa escritoria de nombre huracanado.

Ángel Díaz dijo...

intenso y directo el relato, katrina, gracias por participar con nosotros y bienvenida...un saludo..