jueves, 8 de diciembre de 2011

JOSÉ MOLINA OROSA, "Luz en tiniebla"

Después de acabar el libro de Murakami 1Q84 me introduje pasito a pasito en “LUZ EN TINIEBLA”, un libro de GREGORIO CABRERA, sobre la vida del médico JOSÉ MOLINA OROSA, cuyo nombre se le ha puesto al Hospital General de Arrecife. Me he ido leyendo dos o tres páginas diarias por su dureza, pero el jueves 8 ya me lancé a nadar entre sus páginas y conseguí terminarlo.
“Capítulo I. Maullidos
Ciudad de pulga, hambre, garrapatas y sopa rala, esquina atlántica donde el océano arrojó desdeñoso cualquier noche este puñado de casas, mujeres y hombres…”
“…Dos aves negra escarban el jable con sus picos entre los matos de unas tomateras. Qué rara esta isla. ¿Por qué son tan grandes los cuervos y tan pequeñas las esperanzas?...”
“…Este Pepe es inamovible en sus principios. Párrafo tras párrafo, el reverenciado médico de Lanzarote desgrana, sus dudas constantes sobre la clase política de cualquier sino, a pesar de su manifestada querencia hacia el republicanismo:
“Da pena ver cómo se cubre con la Bandera Republicana, maculando su pureza, tanto perro sarnoso. En fin, ya veremos en qué para todo esto. Yo, mientras no vea que se va rectamente a laborar con honradez y me convenza por los hechos del sentido patriótico y ciudadano de los nuevos partidos continuaré en mi casa dedicado a ella y a mi profesión, como espectador del divertido espectáculo de tanto simio disfrazado con careta de estadística. Por lo que a mí respecta estoy completamente abstenido, y a esta actitud mía acaso se deba del triunfo socialista”.


La misma opinión que tengo del grandísimo médico y excelente persona es lo que he escuchado después al profundizar en un vídeo del autor del libro.
Vídeo de Gregorio Cabrera
http://vimeo.com/10656559
Gracias a la nueva colección editorial de la Fundación César Manrique (FCM) ‘Islas de memoria', “una iniciativa fantástica que se dedica a tapar esos agujeros que tenemos en la historia insular”, el escritor y periodista lanzaroteño Gregorio Cabrera ha tenido la oportunidad de contar una linda historia: ‘José Molina Orosa. Luz en tiniebla'…
Un rayo de luz”

En aquellos días de 1910, cuando Molina Orosa comenzó a ejercer la medicina, “la gente moría de tuberculosis, había infecciones constantemente, diarreas…” y no existía ni una mínima infraestructura para prestar asistencia. “Había dos habitaciones inmundas que era el llamado Hospitalito de Dolores, pero que no daba para lo vasto que era el problema”, subraya.
Cabrera cuenta que el médico “muy humildemente pero con mucha pasión, irrumpe en ese panorama y es como un rayo de luz que lo inunda todo”. Añade que, “sobre todo, aporta claridad a gente desfavorecida que siempre se había sentido ni siquiera menospreciada, sino simplemente invisible, que no le importaba a nadie. Llega esta persona con un corazón enorme y se vuelca con ellos. Esa es la gran importancia de don José Molina Orosa”, destaca.
“Aunque tuvo mucho reconocimiento social y le pusieron una calle”, la figura y memoria del galeno todavía no ha cobrado el valor que debiera porque “en Lanzarote las personas que quieren hacer algo han resultado incómodas al poder”. Aún perteneciendo a una familia burguesa, y siendo sus amistades naturales las clases dirigentes, Molina Orosa “siempre estuvo al margen, y hasta cierto punto renegó de la política”, asegura Cabrera.
Calidad de vida

Molina Orosa, que en 1913 estuvo a punto de ser el primer presidente del Cabildo insular, decepcionado con la práctica pronto abandonó el ejercicio de la representación pública. “Él consideraba la política un medio, un método para mejorar el nivel de vida de las personas, sobre todo de aquellas que están en peor situación”, puntualiza el periodista. “Era una persona que protestaba por esa situación social, y hoy en día seguiría protestando. También estaría muy decepcionado de la política y de nuestros políticos”, afirma…
La figura femenina

Dice Cabrera que para acometer la ingente labor que realizó a lo largo de su vida, Molina Orosa además de en su bastón, “se apoyó en buena gente, que siempre había”. Y en su mujer, Inocencia Aldana Lorenzo: “una persona que merecería otro libro, una investigación en profundidad”. Con ella, “una mujer de gran cultura”, el médico cimentó aún más su sensibilidad por la literatura y la poesía. “El apoyo de Inocencia fue fundamental en muchísimos sentidos, quizás el más importante”, señala.
http://salpreso.com/2010/04/06/060410-actualidad04.htm


P.D. En el hospital que lleva su nombre nació mi hijo, han realizado prácticas muchos de mis alumnos, estuve yo un año reciclándome en urgencias, tengo muchos amigos/as entre sus trabajadores…

1 comentario:

Mensy dijo...

Interesante artículo e interesante personaje que quiso luchar ante una sociedad oprimida por la realidad de la época, ante una política que sigue haciendo lo mismo que antaño…………
Me apunto el libro.