viernes, 8 de enero de 2010

El Rincón del Cinéfago

Invictus. 2009. USA
Director: Clint Eastwood
Antes de pasar a hablar de la película quiero centrarme en su inspirador, en le libro “El factor humano”, de John Carlin, una novela mayúscula, bien documentada, codo con codo con sus protagonistas; bien contada, con la pluma elegante e inteligente de este periodista al que podemos leer todas las semanas en El País hablando de fútbol y de la vida. Son muchas historias que cuentan una misma historia: la del hombre libre Nelson Mandela y su empeño por perdonar para sobrevivir, y la de los negros disgregados que se niegan a ver la casaca verde y oro de la selección nacional de rugby como el salvoconducto a laconvivencia pacífica.

Quién podía llevar esta novela a imágenes sin caer en el docudrama y la autocompasión… siempre Clint Eastwood, el señor que emociona sin mohines forzados ni lágrimas desubicadas. “Invictus” es el título de la película y también el poema que ayuda a Mandela a tirar pa´lante en sus treintas años de cautiverio en una minúscula celda, picando piedra y humillado por los afrikaners.
Quién podía encarnar a Mandela y llegar a mimetizarse con él… Morgan Freeman, sin discusión. La película arranca con el repaso a modo de somero noticiero del horror del apartheid, el proceso de liberación de Mandela, su elección como presidente, los disturbios en las calles, para después pasar de lo general a lo particular, centrando el ancestral conflicto en los miembros del cuerpo de seguridad del presidente, en reducidos grupos de ciudadanos negros que se niegan a “mezclarse” y sobre todo en el rugby, el deporte del enemigo, y del que Mandela desconocía sus reglas y sus valores, pero del que se valió para salvar a toda una nación. Eastwood se niega a posicionarse. Tampoco “pierde el tiempo” en explicar al espectador el por qué del apartheid; la reticencia de los jugadores a cantar el nuevo himno nacional o los negros celebrando sus derrotas en los estadios sirven como botón de muestra. Clint Eastwood no es amigo de las moralinas y esa sobriedad se demuestra en que lo realmente importante en la película es el hecho histórico de aquel campeonato mundial de rugby del año 95 en Sudáfrica y los hilos que mueve el presidente en su primer mandato para que el país entero se identificase con el icono del enemigo, los Springboks.

Se le pueden poner “algunos peros” a esta película: que quedará eclipsada por su cercanía con “Gran Torino”, que Mandela siempre que habla lo hace con frases lapidarias e irrefutables o que la elección de Matt Damon para encarnar al enorme capitán de la selección, François Pienaar, es fallida: su cara de pánfilo durante las dos horas y lo "pequeñito" que resulta al lado del presidente le quita verosimilitud e importancia al personaje, cuando en realidad le sacaba una cabeza y jugó un papel relevante tanto en el campeonato como en el curso del momento histórico. Aún así, los momentos de puro rugby rodados con gran maestría, consiguen que seamos uno más de los 42 millones de sudafricanos que placaron al inconmensurable all black Jonah Lomu, y que empujaron en las melés aquel 24 de junio de 1995 por el triunfo de una selección y el futuro de una nación.


R.M.V

2 comentarios:

Modesto González dijo...

La historia muchas veces no está bien tratada, como en la altura del protagonista, pero si Clint Eastwood la ha dirigido, imagino que será otro de sus peliculones. Todo lo que he visto de él, me merece todos mis elogios. Y encima, Morgan Freeman, en el papel de Mandela. Parece que le va ser presidente en las películas que actúa.
Matt Dammon me gusta como actor, sobre todo en "El Indomable Will Hunting" y alguna otra. En resumen, la veré lo antes posible.

Juan G. Marrero dijo...

El libro , recomendado por su señoría R.M.V. me encantó...Y ambos dijimos que seguro que hacían una película...