sábado, 2 de julio de 2011

Noche Blanca

Después de la maravillosa fiesta del 28 de junio, del último día en el instituto con un claustro muy light (supongo que por la resaca del curso y de la fiesta), de despedidas, de quedarnos algunos hasta las 13,00 (el año pasado me tuve que ir desde el 22 de junio para las oposiciones así que alargué mis estancia para compensar) nos vimos en un bar para más despedidas y nos convocamos para el viernes 1 de julio entre las 22-22,30 en el mismo lugar para acudir a la Noche Blanca de Teguise. Un evento que comenzaba desde las 19,00 horas con muchas actividades festivas y luego continuaría hasta las cuatro de la madrugada con todas las tiendas abiertas y unas ocho actuaciones de grupos en directos en varios locales o bares.
La ola de calor había regresado a Lanzarote. Lo pude comprobar en mi propia piel cuando bajé a Arrecife a las 11,30 a comprar el pasaje para Gran Canaria para el martes cinco de este mes. Por el mediodía intenté extender la siesta para cambiar un poco mi ciclo de sueño si quería acudir a la cita, el calor invitaba a seguir tumbado en el sillón. Mi hijo, envuelto en su burbuja veraniega no se animaba a ir a la playa pero nos citamos por la tarde para un partido de baloncesto. Después de dos días seguidos perdiendo por 5-0 (el vino seguía todavía por mis venas y traicionaba mis fuerzas) llegué a ir ganando por 2-1. Pero era una ilusión, sus tiros entraban todos y los míos chocaban contra la realidad…A las 20,30 después de cenar me adormilé otro ratito hasta las 22,00. Me levanté me lavé la cara y para La Villa de Teguise. Cuando llegué al coche estaba todo mojado, ya había cogido un abrigo como prevención. El pueblo estaba ya repleta de coches como un domingo por la mañana cuando hay mercadillo. Así que tuve que encontrar aparcamiento un poco lejos del lugar de cita. La fiesta había comenzado. El tumulto de gente no me dejaba encontrar a mis amigos, pues habían improvisado una gran terraza fuera del bar. De repente una compañera me hizo señas y me fui a la mesa con ella y otro matrimonio amigos. El resto de la gente no había llegado, y así sería hasta más tarde porque cada uno fue llegando a su ritmo, en grupos diferentes y en lugares alternativos para comer algo. Volví al coche a buscar el abrigo porque hacía una brisa fresquita y una neblina que duró toda la madrugada. Me fui con la pareja a la actuación de otro grupo. Al final me moví solo por aquellas hermosas calles. Hasta que delante del bar Acataife había un buen grupo, con música que imitaba a la Fito Fitipaldi ( http://www.youtube.com/watch?v=TJaHlPmlAWc)
y me quedé allí. Entre el público asistente que iba y venía habían alumnos del instituto y gente de todas las edades. Y muchas mujeres bonitas. A la media hora llamé a uno de los compañeros que estaba en otro bar cercano y al rato estaba conmigo. Acabó el grupo y nos movimos en busca de nuestra gente. Enganchamos con ellos y nos volvimos a mover por las calles, parándonos a saludar a conocidos. Al final acabamos en el bar Palmeral que me recordó a los bares de La Laguna a las tres o cuatro de la mañana. La gente tranquila, toda amontonada, música de fondo. Allí nos sentamos y charlamos. Fueron incorporándose otros amigos. Unos se iban, otros venían y las 2,40 de la madrugada, vuelta a los besos de despedidas. Así que al igual que la mayoría de mis colegas me fui para casita.

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