jueves, 14 de enero de 2010

El pasado sábado...


Me senté, en silencio, delante de un completo
sinsentido.
Cogí del suelo algunos libros. Tantas palabras para explicar
un total desconcierto.

Empaqueté retales atesorados en el camino.
Mapas sonoros.
Imágenes difusas de la travesía.
Velas rasgadas en días de tormenta.
Restos del naufragio.
Saqué brillo a los objetos rescatados tras las risas etílicas
de la deseada mañana soleada.
Apilé luces y sombras.
Cargué la última caja crepuscular con el cigarrillo olvidado
entre los labios.
Rebusqué hasta en el último cajón de la memoria.
Confundí el pasado con el tiempo presente.

Removiendo el tiempo

– en definitiva-

ordené los trastos.

2 comentarios:

Modesto González dijo...

Por falta de sitio, tengo en casa de mi madre muchos libros apilados. Cuando los ojeo, vienen tantos recuerdos de cuando los leía y compartía las tardes con tan fantásticas historias. A veces, en momentos tristes, viene bien echar una mirada al pasado y sonreir por lo todo lo bueno que dejamos....
Por otro lado, hazte un listado de todo lo que tienes, amigo RAúl. jejeje. para que veas todo lo que tienes.....

Juan G. Marrero dijo...

Mientras la NOSTALGIA trate sobre el tiempo dedicado a la lectura de nuestra infancia o pasado,
¡¡BIEN VENIDA SEA....!!