Enoc y yo nos conocemos hace casi veinte años. En este tiempo hemos sentido la necesidad de contarnos cosas y de contar cosas. Compartimos pasión por la literatura y nuestro amor por el cine nos llevó a escribir, a rodar con más ilusión que medios (aquella enorme cámara al hombro y un desvencijado foco echando humo) y a interpretar historias que todavía siguen guardadas en viejas VHS y en carpetas que encontramos en nuestras continuas mudanzas. Una llamada telefónica las saca del olvido y volvemos a reírnos con la misma sonrisa adolescente; como el día que encontré entre los tesoros en papel que guardo una adaptación de puño y letra de El Guardián entre el Centeno”. Así de osados éramos.
Los libros, en estos años, han viajado- sin faltar a cada cumpleaños- allí donde se encontrase el otro. Año tras año han ido nutriendo nuestras estanterías y afianzando nuestra amistad con cimientos férreos como el acero. Muchos han sido los proyectos que hemos soñado juntos y algunos los hemos convertido en realidad: una obra de teatro hace algunos años, abrir nuestra propia librería… y está pendiente un viaje muy especial. Desde hace tiempo lo he nombrado algo así como mi editor personal. Lo hace con dedicación y punta afilada. Le agradezco profundamente su ayuda, su crítica y su destreza encontrando “gazapos” que a mí se me escapan aun después releer el texto incontadas veces (mi experiencia en Bubok lleva un prólogo suyo).
Su librería está concienzuda y elegantemente ordenada. Se puede ubicar un título con un solo vistazo, pero es un placer serpentear con el dedo por los cientos de lomos y encontrar viejas ediciones cuidadas con el mayor de los cariños.
Esta es la colección de Enoc. Me siento tan orgulloso de admirarla, como él de poseerla.
5 comentarios:
Su amistad es como un libro de tapa dura: grande, resistente, de hilos irrompibles, y con una temática de las que todos nos gusta sentirnos protagonistas, de sentirnos vivos y plenos. Veo ese libro entre esa estantería, en el apartado de hechos reales.
Yo estudié con él varios años en La Salle, y hace mucho que no lo veo, pero me alegro de ver un trozo de su alma en esa estantería. Saludos desde aquí.
Otro compañero de fatigas del colegio de La Salle. Muy buena colección de libros, habrá que ir a hojearla.
¡Esos libros y esas palabras huelen a NOSTALGIA...!
No, Juan, ni mucho menos; aunque el tono del artículo parezca melancólico o nostálgico, como dices. Es más de homenaje a tantos años de amistad labrada y fijada por el arte, la pasión por la literatura y los proyectos. Nos hemos prometido volver a abrir nuestra librería (incluso soñamos, que es gratis, con editorial), que aunque fue un proyecto efímero y enfermo de burocracia, nos hizo felices, y trabar nuevas amistades, algo contra lo que "el poderoso caballero" no pudo.
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