Este pasado fin de semana escuché, recomendado por Ángel (¡Qué bueno que viniste!) a esta banda de Cincinnati, atemporal en sus ademanes y desubicada en su música. En una primera escucha piensas que esto ya lo has escuchado, con el añejo sonido a bizcochado del vinilo; pero estos tipos que se olvidaron de vivir su tiempo empezaron en el negocio desde el 2002; han teloneado a White Stripes, pusieron música al Tótem del cine indie norteamericano Jim Jarmusch en su peli Broken Flowers, y más tarde, el cerebro y la eléctrica mano derecha de los Stripes , Jack White, formó con ellos “The Raconteurs”.
Ya más tarde, el mismo sábado vestido de domingo, nos sentamos delante de la tele Patricia, yo y una botella de vino blanco, para ver una de las tantas pelis pendientes que esperan en el disco duro. Suelo dar muy poca cabida a la sorpresa a la hora de ver una película. Siempre leo algo sobre ella antes de verla, pero esta vez dejé que me sorprendiera un film suizo-francés-belga, de la directora Ursula Meier, titulado “Home” (en España, “Hogar, dulce hogar”…ejem). Ni que decir tiene que la botella de vino se terminó antes que la película y que Patricia se durmió antes de que se vaciara la botella del semiseco.
Una familia vive en medio de ninguna parte, junto a una autopista abandonada. Viven a sus anchas, con total libertad: correteando desnudos, jugando al hockey en el asfalto o viendo la tele apretujándose en un sofá a la intemperie.
Este es su hogar creado a su antojo; sin ruidos molestos ni vecinos que incordien. Aislados son felices, se quieren, se ríen de todo… hasta que la autopista es reabierta al tráfico y la vida en SU HOGAR se convierte en un infierno. No apta para claustrofóbicos. Algunas escenas del aislamiento voluntario después de que les sea inoculado “el virus de la sociedad” pueden llegar a agravar seriamente la fobia.
Una historia para degustar, disfrutar y analizar… aunque con más de media botella de vino en las venas y otras tantas cervezas mientras el Barça le metía cuatro al Villareal…dejan un poco atontás a las neuronas. El domingo tuve tiempo, y una sinapsis normal, como para asimilarla.
R.M.V
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