El 20 de marzo he acabado con este INTERESANTE y LIBERADOR libro (330 páginas). Me ha gustado mucho, sobretodo porque estoy de acuerdo con la hipótesis que plantean los autores.
¿Somos unos
salidos las mujeres y los hombres o estamos reprimidos por una civilización que
dirigió nuestra conducta sexual hacia la monogamia y la familia frustrando
muchas vidas….?
Ahí van dos
resúmenes, el primero de Daniel Mediavilla.
Hace unos
10.000 años, los seres humanos cometieron “el peor
error de su historia“. Aunque el hito está en el origen de la civilización
moderna, así es como describe el científico Jared Diamond el invento de la
agricultura. A partir de aquel momento, apareció una casta dirigente para
gestionar (apropiarse) los excedentes, crecieron las desigualdades, comenzó la
superpoblación, el hambre se hizo endémica y se incrementaron las guerras por
territorios para cultivar y pastorear. Aunque después se equilibraron los
perjuicios, los restos de aquellos primeros humanos civilizados muestran que
eran de menor estatura y más débiles que sus antepasados que vivían de los
frutos y la caza que ofrecía la naturaleza. Y para colmo tenían una vida sexual
mucho más monótona.
Esto se debe
a que, según muchos investigadores, la aparición de la agricultura y la
ganadería supuso también la aparición de la monogamia institucionalizada, un
aspecto de nuestra cultura contra el que cargan Jack Ryan y Cacilda Jetha en su
libro En el
principio era el sexo (Paidós).
Esta pareja de científicos afincados en Barcelona considera que determinados
comportamientos sexuales y sociales que aparecieron a partir del Neolítico no representan
la verdadera naturaleza humana. En su opinión, la
perspectiva de la ciencia evolutiva más aceptada, esa que dice que somos
violentos, machistas y monógamos, está profundamente errada y politizada.
Según ellos, este punto de vista “oculta la verdad
sobre la sexualidad humana tras una hoja de higo de anacrónica discreción
victoriana presentada como ciencia”
‘En el
principio era el sexo. Los orígenes de la sexualidad moderna. Cómo nos
emparejamos y por qué nos separamos’
En su libro,
tratan de desmontar la idea de que los hombres son la única parte de la
humanidad interesada por el sexo y que las mujeres solo utilizan sus encantos
de forma reticente, sin disfrute erótico y para conseguir seguridad y dinero. En este sentido los autores recuerdan cómo, durante
muchos años, la excitación sexual femenina no satisfecha se consideró una enfermedad,
la histeria. Cuentan que el tratamiento prescrito por los médicos de la
época era la masturbación regular a dedos del galeno que cobraba por cada uno
de los servicios. Según se relata en la obra, el negocio cambio de
beneficiarios con la aparición del
vibrador, uno de los primeros electrodomésticos que recibió autorización
para su comercialización en EEUU y uno de los más vendidos.
Ryan y Jetha
también tratan de buscar argumentos para su tesis en nuestros primos más
cercanos y plantean que la sexualidad humana sea más similar a la de los promiscuos bonobos que
a la de otros primates que se han utilizado como referencia para comprender
desde la evolución nuestra manera de vivir el sexo. Según su hipótesis, las mujeres estarían
preparadas para tener relaciones sexuales con varios hombres a la vez.
Después, en el interior de su aparato reproductivo, se llevaría a cabo la
selección del espermatozoide más adecuado para la fecundación. Esto explicaría,
por ejemplo, porqué la eyaculación masculina es única y relativamente rápida y
las mujeres están preparadas para sesiones de sexo más prolongadas y con varios
orgasmos, o el motivo de los excitantes gritos femeninos, que cumplirían la
función de atraer a nuevos candidatos a la paternidad.
En un viaje
que también toca las diferencias respecto a lo que entienden por sexo apropiado
distintos pueblos de la Tierra, Ryan y Jetha ofrecen multitud de ejemplos para
sustentar su afirmación de que la visión dominante sobre la sexualidad es
destructiva y mantiene un sentido falso de lo que significa ser humano, además de llenar de
miseria la vida de aquellos que aceptan el mito de la monogamia,
pero se ven superados por su incapacidad para cumplir las expectativas.
Independientemente
de si tiene o no razón (algunos
académicos han acusado a los autores de falta de rigor), el libro es una
lectura entretenida y llena de datos curiosos que ayuda a repensar una parte de
nuestras vidas demasiado importante como para basarla en prejuicios. En el
principio era el sexo puede ser el detonante de muchos debates
interesantes en las cálidas noches de verano.
---------------------------------------------------------------------------------
"El hombre y la mujer no deberían casarse porque el amor viene y va"
Ryan asegura
que no hay que "derribar" las convenciones y los mitos, sino
superarlos poco a poco. Y no porque sea pertinente desde el punto de vista
científico, sino porque "es sencillamente necesario". "La
afirmación de que todos los seres humanos somos naturalmente monogamos no sólo
es mentira; es una mentira que la mayoría de las sociedades occidentales
insiste en que nos sigamos repitiendo los unos a los otros". Y esto,
opina, nos aboca al conflicto, el sufrimiento y a "vivir con vergüenza
algo que es común a todos los animales superiores". Un sinsentido,
denuncia, tanto en el plano biológico como en el social, del que además son
especial víctima las mujeres. "En muchas partes del mundo, incluso aquí en
España, hay mucha vergüenza con el sexo de la mujer. En un país europeo
es menos problemático, pero hay lugares del mundo donde una mujer es condenada
a muerte por haber sido violada. Es de locos, sencillamente de locos".
4 comentarios:
Ensayo muy interesante este y a estas alturas, está clarísimo que la monogamia es un modelo impuesto, al igual que el matrimonio, es más diría que los dos van casi de la misma mano, y ambos llevan a la represión en muchos sentidos…….pero eso no quiere decir que todos funcionemos igual y que tengamos o sintamos las mismas necesidades. Eso sí deberíamos sentirnos libres para elegir y seguir nuestros impulsos naturales, sin necesidad de recurrir a la mentira o hipocresía…………..
Que las mujeres se pajeen no es nuevo, lo que se habla menos, la culpa de eso... la iglesia y falsos moralistas varios.
En mi pequeña experiencia con las parejas que he tenido,he podido disfrutar de la libertad de algunas de ellas.
Mi sorpresa ha sido enorme, al comprobar como muchas cosas que daba por sentado de los hombres, "ellas" las desmoronaban por que eran más abiertas, más ardientes y más "locas" de lo que me había hecho creer esta sociedad.
Me demostraron cuanto desconozco de la mujer, y cuanta sarta de mentiras y represión nos hemos tenido que tragar, mujeres y hombres por igual.
Ha sido una liberación, y una grata sorpresa, comprobar que con algunas de estas parejas se podía vivir el sexo de tú a tú, y yo como hombre, podía dejar de pensar que soy "un salido".
YO no soy monógamo. Utilizo las dos manos indistintamente.
Aunque sus apreciaciones sobre el neolítico pueden ser discutidas y debatidas, parten de un hecho demostrado. El cambio de una civilización nómada a una asentada produjo una pérdida de capacidad alimentaria. Pero a cambio permitió el almacenamiento de recursos. El proceso fue evolucionando poco a poco desde el nomadismo, hasta el urbanismo y las civilizaciones fluviales, pasando por asentamientos estacionales o lugares de culto o almacenamientos de recursos. La clave es: porqué los humanos prefierieron asentarse en ciudades cuando les iba tan bien siendo nómadas?
Publicar un comentario