miércoles, 20 de marzo de 2013

EN EL PRINCIPIO ERA EL SEXO



  El 20 de marzo he acabado con este INTERESANTE y LIBERADOR libro (330 páginas). Me ha gustado mucho, sobretodo porque estoy de acuerdo con la hipótesis que plantean los autores.


¿Somos unos salidos las mujeres y los hombres o estamos reprimidos por una civilización que dirigió nuestra conducta sexual hacia la monogamia y la familia frustrando muchas vidas….?

Ahí van dos resúmenes, el primero de Daniel Mediavilla.

Hace unos 10.000 años, los seres humanos cometieron “el peor error de su historia“. Aunque el hito está en el origen de la civilización moderna, así es como describe el científico Jared Diamond el invento de la agricultura. A partir de aquel momento, apareció una casta dirigente para gestionar (apropiarse) los excedentes, crecieron las desigualdades, comenzó la superpoblación, el hambre se hizo endémica y se incrementaron las guerras por territorios para cultivar y pastorear. Aunque después se equilibraron los perjuicios, los restos de aquellos primeros humanos civilizados muestran que eran de menor estatura y más débiles que sus antepasados que vivían de los frutos y la caza que ofrecía la naturaleza. Y para colmo tenían una vida sexual mucho más monótona.

Esto se debe a que, según muchos investigadores, la aparición de la agricultura y la ganadería supuso también la aparición de la monogamia institucionalizada, un aspecto de nuestra cultura contra el que cargan Jack Ryan y Cacilda Jetha en su libro En el principio era el sexo (Paidós). Esta pareja de científicos afincados en Barcelona considera que determinados comportamientos sexuales y sociales que aparecieron a partir del Neolítico no representan la verdadera naturaleza humana. En su opinión, la perspectiva de la ciencia evolutiva más aceptada, esa que dice que somos violentos, machistas y monógamos, está profundamente errada y politizada. Según ellos, este punto de vista “oculta la verdad sobre la sexualidad humana tras una hoja de higo de anacrónica discreción victoriana presentada como ciencia”

La monogamia puesta en duda

‘En el principio era el sexo. Los orígenes de la sexualidad moderna. Cómo nos emparejamos y por qué nos separamos’

En su libro, tratan de desmontar la idea de que los hombres son la única parte de la humanidad interesada por el sexo y que las mujeres solo utilizan sus encantos de forma reticente, sin disfrute erótico y para conseguir seguridad y dinero. En este sentido los autores recuerdan cómo, durante muchos años, la excitación sexual femenina no satisfecha se consideró una enfermedad, la histeria. Cuentan que el tratamiento prescrito por los médicos de la época era la masturbación regular a dedos del galeno que cobraba por cada uno de los servicios. Según se relata en la obra, el negocio cambio de beneficiarios con la aparición del vibrador, uno de los primeros electrodomésticos que recibió autorización para su comercialización en EEUU y uno de los más vendidos.

Ryan y Jetha también tratan de buscar argumentos para su tesis en nuestros primos más cercanos y plantean que la sexualidad humana sea más similar a la de los promiscuos bonobos que a la de otros primates que se han utilizado como referencia para comprender desde la evolución nuestra manera de vivir el sexo. Según su hipótesis, las mujeres estarían preparadas para tener relaciones sexuales con varios hombres a la vez. Después, en el interior de su aparato reproductivo, se llevaría a cabo la selección del espermatozoide más adecuado para la fecundación. Esto explicaría, por ejemplo, porqué la eyaculación masculina es única y relativamente rápida y las mujeres están preparadas para sesiones de sexo más prolongadas y con varios orgasmos, o el motivo de los excitantes gritos femeninos, que cumplirían la función de atraer a nuevos candidatos a la paternidad.

En un viaje que también toca las diferencias respecto a lo que entienden por sexo apropiado distintos pueblos de la Tierra, Ryan y Jetha ofrecen multitud de ejemplos para sustentar su afirmación de que la visión dominante sobre la sexualidad es destructiva y mantiene un sentido falso de lo que significa ser humano, además de llenar de miseria la vida de aquellos que aceptan el mito de la monogamia, pero se ven superados por su incapacidad para cumplir las expectativas.

Independientemente de si tiene o no razón (algunos académicos han acusado a los autores de falta de rigor), el libro es una lectura entretenida y llena de datos curiosos que ayuda a repensar una parte de nuestras vidas demasiado importante como para basarla en prejuicios. En el principio era el sexo puede ser el detonante de muchos debates interesantes en las cálidas noches de verano.

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"El hombre y la mujer no deberían casarse porque el amor viene y va"




Ryan asegura que no hay que "derribar" las convenciones y los mitos, sino superarlos poco a poco. Y no porque sea pertinente desde el punto de vista científico, sino porque "es sencillamente necesario". "La afirmación de que todos los seres humanos somos naturalmente monogamos no sólo es mentira; es una mentira que la mayoría de las sociedades occidentales insiste en que nos sigamos repitiendo los unos a los otros". Y esto, opina, nos aboca al conflicto, el sufrimiento y a "vivir con vergüenza algo que es común a todos los animales superiores". Un sinsentido, denuncia, tanto en el plano biológico como en el social, del que además son especial víctima las mujeres. "En muchas partes del mundo, incluso aquí en España, hay mucha vergüenza con el sexo de la mujer. En un país europeo es menos problemático, pero hay lugares del mundo donde una mujer es condenada a muerte por haber sido violada. Es de locos, sencillamente de locos".

4 comentarios:

Mensy dijo...

Ensayo muy interesante este y a estas alturas, está clarísimo que la monogamia es un modelo impuesto, al igual que el matrimonio, es más diría que los dos van casi de la misma mano, y ambos llevan a la represión en muchos sentidos…….pero eso no quiere decir que todos funcionemos igual y que tengamos o sintamos las mismas necesidades. Eso sí deberíamos sentirnos libres para elegir y seguir nuestros impulsos naturales, sin necesidad de recurrir a la mentira o hipocresía…………..

orlando dijo...

Que las mujeres se pajeen no es nuevo, lo que se habla menos, la culpa de eso... la iglesia y falsos moralistas varios.

Satori Kundalini dijo...

En mi pequeña experiencia con las parejas que he tenido,he podido disfrutar de la libertad de algunas de ellas.
Mi sorpresa ha sido enorme, al comprobar como muchas cosas que daba por sentado de los hombres, "ellas" las desmoronaban por que eran más abiertas, más ardientes y más "locas" de lo que me había hecho creer esta sociedad.
Me demostraron cuanto desconozco de la mujer, y cuanta sarta de mentiras y represión nos hemos tenido que tragar, mujeres y hombres por igual.
Ha sido una liberación, y una grata sorpresa, comprobar que con algunas de estas parejas se podía vivir el sexo de tú a tú, y yo como hombre, podía dejar de pensar que soy "un salido".

karnak dijo...

YO no soy monógamo. Utilizo las dos manos indistintamente.

Aunque sus apreciaciones sobre el neolítico pueden ser discutidas y debatidas, parten de un hecho demostrado. El cambio de una civilización nómada a una asentada produjo una pérdida de capacidad alimentaria. Pero a cambio permitió el almacenamiento de recursos. El proceso fue evolucionando poco a poco desde el nomadismo, hasta el urbanismo y las civilizaciones fluviales, pasando por asentamientos estacionales o lugares de culto o almacenamientos de recursos. La clave es: porqué los humanos prefierieron asentarse en ciudades cuando les iba tan bien siendo nómadas?