miércoles, 27 de mayo de 2009

La escalera de los cojones



Desde hace un par de semanas, anda el gallinero aruquense revuelto. La cosa no viene porque el pienso se haya puesto por las nubes por la crisis, que los bancos nos siguen estrangulando, la gasolina sube, los sueldos bajan y el paro alcanza cifras astronómicas. No. El revuelo viene a cuento porque a consecuencia de las obras de peatonalización que se hacen junto a la Iglesia, se ha eliminado la escalera de la puerta principal. La dicha escalera ha sido sustituida por una rampa, que se instaló para permitir el acceso a minusválidos y para que no sea un coñazo para las bodas y bautizos.

La gente anda por ahí, indignada y disgustadísima. Unos porque dicen que la Iglesia es un patrimonio histórico y como tal su estructura debe ser respetada y patatín y patatán. Los otros porque dicen que los tiempos avanzan y las estructuras deben adaptarse a las nuevas exigencias de la ciudadanía y bla, bla, bla...

Personalmente, me importa un pito si la Iglesia se derrumbara mañana mismo. Y lo digo por lo que este templo tan bonito de piedra de cantería representa, como envoltorio de creencias religiosas y supersticiosas ya caducas. Me refiero, sobre todo, a esa secta de estructura piramidal que fundaron cuatro listos hace dos mil años y que desde entonces se dedica a manipular nuestras conciencias y a postular sobre cómo tenemos que vivir y ser. Esta organización mafiosa de supuestos beatos que pretenden orientar nuestro comportamiento mientras ellos se infiltran en todos los huecos rentables de nuestra sociedad, desde la cultura y la educación hasta la economía y la política, la radio y la televisión. Los humanos, que hemos evolucionado desde el Homo Erectus hasta el Homo Sapiens, pero aún tenemos bloqueos mentales que la religión nos ha instalado en el subconsciente en forma de tabúes. Y ya va siendo hora de sacudirnos ese lastre supersticioso y dejar que el pensamiento sea libre de una vez por todas. Yo propongo una desamortización eclesiástica que devuelva al pueblo todo el patrimonio de la Iglesia que han ido amasando estos gandules demagogos a lo largo de los años. Que la COPE deje de ser una radio de humor y crispación y se convierta en una emisora cultural y que la Iglesia de Arucas se convierta en ese auditorio tan necesitado, sala cultural, taller de teatro, salón de conciertos, sala de exposiciones, o lo que sea.


Lo que me da risa de estas pataletas patrimónicas, es que algunos piensan (e incluso creen) que su opinión cuenta. Aún no se han dado cuenta que la opinión del público en general no es materia prioritaria del político de turno, la política del despotismo ilustrado sigue en vigor hoy día (todo para el pueblo pero sin el pueblo). Algunos incluso llegan a creerse que los votos de las urnas son útiles; el político bregado, sabe que si los votos no te acompañan, siempre te queda el pacto.

Si algo me ha permitido comprobar con esta estéril discusión sobre la escalera de los cojones, es que Arucas (y por extensión el resto del país) sigue regido por caciques. Por ahí resuenan apellidos por todos conocidos: Caubín, Ponce, Barbosa, etc. ahora reconvertidos y reunidos algunos en una Fundación Ciudad de Arucas, (que yo no tenía ni idea de que eso existiera) y otros instalados en organismos oficiales. Y por lo visto estos señores son los que deciden si se ponen escaleras, si se cambian las vidrieras, o si las campanas dan el do re mi a en punto. Todo ello con dinero público, que estos no aportan ni un euro de su bolsillo. Al parecer la opinión de estos caciques cuenta más que la de los ciudadanos de a pie.


Particularmente me parece una soberana chapuza lo de la escalera. Hay otras soluciones menos agresivas que permitan la accesibilidad al templo. A la vista del escándalo que han montado unos y otros yo recomendaría a esta corporación y a esos “padres” fundadores de la ciudad que rigen nuestro patrimonio con tan buena intención como incompetencia que dediquen su talento a labores más gratificantes y menos dañinas. Como por ejemplo guionistas de cine cómico. Porque la forma de decidir la retirada de la escalera me recuerda a una película de los hermanos Marx.

4 comentarios:

Juan G. Marrero dijo...

"...Con la iglesia hemos topado amigo Sancho..."

Satori Kundalini dijo...

Buen artículo, sí señor, sin tapujos

Raúl M.V. dijo...

Cuidar el Patrimonio no entra en la agenda del gobierno de Arucas. Un paseo por el casco; por sus calles desvencijadas, por su parque municipal; donde los muros de piedra igual de azul que la de la iglesia se caen a cachos; por inmuebles más vetustos que el de las enormes torres y vidrieras de colorines a los que se ha vaciado sin miramientos con la excusa de conservar la fachada para luego sustituir las ventanas originales por PVC… pero claro… es que los benditos escalones si hay que protegerlos. No niego que sea una chapuza de Manolo y Benito la forma en que se ha alterado la entrada principal (aunque sigo pensando que la entrada para tal menester debería ser la que da al Parque San Juan y no la otra; es más vistosa), bastaba con adecuar una parte de los más de dos metros de pétreos escalones para los discapacitados. La milonga de que es más cómodo para las bodas y demás fastos ilustres no me convence. No les vendría nada mal un paseíto por Viena, Praga, Berlín… donde lo viejo convive de maravilla con lo vanguardista.
He leído que la reunión de Patrimonio, Política y Clero se llevó a cabo en la misma zona de autos. Ya me los imagino: como los monos en torno al monolito de “2001. Una odisea del espacio”. Permítanme que les diga, que han tomado ustedes la peor decisión; cara al buen gusto y cara a la opinión pública.
Otros voces catalogan de atentado contra el Patrimonio la obra llevada a cabo. Hombre… si andamos unos 100 metros en dirección hacia la calle León y Castillo nos encontraremos con un “acto terrorista” de mayor calibre que se cometió hace casi diez años y que reduce el “atentado” contra los escalones a “tortita en el culo”.

Modesto González dijo...

Ya comenté a Claudio por e-mail sobre el tema de la entrada. Todo lo diferente al ser nuevo es extraño, y extraño parece la entrada. Es cuestión de acostumbrarse. Si el politiquillo quiere tirar la iglesia para hacer viviendas, no lo duden, lo haría. Él manda y los demás a callar. Así es la política, en una democracia dictatorial. Ahora no te pegan, ahora te dejan ni un duro para que sigas pobre y no puedas hacerles sombra ni a ellos ni a los ricos.
Si estoy de acuerdo con Claudio, la iglesia debería llamarse algo así como "centro" de reuniones y charlas sobre cultura y espectáculos y demás...
Por eso la iglesia siempre tiene un color gris, a parte de la piedra, por lo que se cuece allí dentro con figurines, rezos inútiles y un tío con sotana impartiendo mentiras a hostias...