martes, 17 de mayo de 2011

Luz a contra luz.

Luz a contra luz.

Pequeña luz a contra luz,
no quiero llorar más penas
porque este tiempo con dolorosa contundencia, no se detiene
ante nadie, ante nada.
Y ayuda a la muerte
a que vaya naciendo de mí mientras vivo,
y ella descansa, y pasa mi vida
y ella espera, solo espera… paciente.
Cuando miro la luz, a contra luz
creo que podré escapar,
y que será distinto para mí, porque yo voy a aprovechar la vida
que creo, neciamente, que tengo por delante.
Un blanco radiante, un sol que ilumina
y la inquietante e insípida verdad,
la sosa verdad, de que la luz acaba siendo cada vez más pequeña
a contra luz, la soledad, el vacío de mi vida
queriendo encontrar el sentido de todo esta comedia.

Llorar más penas, después de haber visto la luz
no tiene sentido, solo serán un trozo de energía líquida
desprendida de mis ojos
que se perderá con otras
que se acumularán, o tal vez se transformarán
en pequeñas luces, que a contra luz
iluminarán por un tiempo, a otros, a otras
que en cualquier momento querrán saber
qué seguimos y para qué
si al final solo somos átomos
en el espacio que ocupa la insondable oscuridad
viajando encima de otras tantas cantidades infinitas de partículas
que solo son… algo sin determinar
como yo.

Satori. Mayo 2011

2 comentarios:

Juan G. Marrero dijo...

¡Viva la metafísica...!

karnak dijo...

Tus poesías mejoran cada día.