sábado, 5 de noviembre de 2011

A una amiga…

Estos días recibí un e-mail de una amiga aruquense desde Madrid…De repente a sus cuarenta y tanto como dice Sabina se ha lanzado a una nueva aventura, eso sí, obligada por su instinto materno y circunstancias familiares, pero podía haber viajado con la cabeza gacha o enfrentarse a esta nueva aventura con optimismo, y ha elegido la segunda. Se ha matriculado en un curso que le interesa, se ha tirado a esa piscina y por ahora nada en aguas tranquilas para su espíritu. En su e-mail se podría leer entre línea, pero cuando la telefoneé hace varios días no me atreví a meterme en asuntos muy privados. Pero la segunda llamada ha sido ella la que me ha contado los intríngulis de su nueva andanza…
Hoy le comentaba: no consigo ponerle rostro a tu voz, porque la última vez que nos vimos fue hace ya unos seis o siete años en nuestra ciudad natal, encasa de sus padres. Cuando ella me dijo anda siéntate que quiero contarte algo…Yo acaba de llegar de Lanzarote, y dejar atrás a mi familia para lanzarme a una nueva travesía, porque la otra hacia aguas. La vi a ella allí tan guapa y simpática y me recordó a nuestra conversaciones casi diarias de una etapa de nuestra vida. Yo iba por la tarde noche, tocaba en la puerta de su casa y ella salía a hablar conmigo. No recuerdo cuanto tiempo tuvimos esas charlas, pero lo recuerda como una bonita época. Luego el río de la vida continuó y la corriente nos llevó a cada uno a una orilla diferente. Nos veíamos de vez en cuando, o hablábamos por teléfono. Y últimamente cuando apareció el e-mail, pues algún contacto a través de este. Nos hemos contado nuestras alegrías, nuestros tropiezos, pero siempre hablamos de forma muy sincera y profunda. Ella ha aplaudido muchas veces mis poesías y le gusta recibir mi e-mail cultural. Por ello cuando hablamos parece que no ha pasado el tiempo y conectamos enseguida en cualquier tema. Le recomendé Krishnamurti, no sé si como proyección mía, pues últimamente me estoy agarrando al discurso de este…Después de unos meses de distanciamiento por los guiños del destino, volvemos a contactar…
Por cierto, aquel día que me dijo siéntate… Salí corriendo…Y ella sabe por qué…

2 comentarios:

Modesto González dijo...

A veces resulta agradable echar la vista atrás, y poner rostro, un poco más viejo, a personas con las que coincidimos en nuestra vida. No me puedo quitar de la cabeza a Brian Weiss, y sus regresiones donde según dice, nos encontramos con según que personas por algo, no de casualidad, para ayudarlas o nos ayuden, para solucionar cosas de vidas anteriores, o quién sabe qué mas.
Como dice Krishamurti: no importa creer, de todas maneras no sirve de nada creer en algo, pues eso es un pensamiento del ego, y no tiene que ver con la realidad.
Qué importa creer en Dios, eso no te va a ayudar a nada en absoluto. La verdad no se encuentra a través del ego, de esos pensamientos inculcados por otros en el pasado, los cuales ya traían sus propias creencias escritas, y las cuales te transmiten...
Estamos de acuerdo en algo: seguimos esclavizados por el pasado. Desde el primer ser de este mundo al último, todo sigue igual: búsqueda del amor, del estar lleno, del gozo o la felicidad...
Lo único que cambia son las circunstancias, los avances. Da igual que estés vestido con mallas y sombrero de pico, o con traje y tengas un portátil "Apple", la cuestión es siempre la misma.
Perder el miedo; ser féliz. Encontrarte con quién realmente eres.

Mensy dijo...

Grandes Reflexiones las tuya Mode, muy constructivas…………….