martes, 25 de agosto de 2009

Saludos

Desde la falda de mi montaña

veo la gratitud de la gente,

cinco años paseando

por las calles una y otra vez arrolladas

me ha servido para recuperar un sitio

y colocarme al borde al camino

observando la vida pasar.


Desde la orilla de la ciudad

contemplo los límites aparcados

y a la muchedumbre chocar

contra los muros del poder

que manipula las mentes

que no saben escapar.


A ras de suelo a veces tiemblo

porque parece que mi ciudad se ha paralizado,

la gente vuelve otra vez al comienzo

de una época que sigue latente,

la memoria se estanca

y cuesta avanzar hacia el futuro.


Caminando por las aceras

he recuperado historias y refrescando recuerdos,

recorriendo las arterias de la ciudad

he sentido a veces latir

el impulso de la vida,

pero queda mucho por conseguir.


Aterrizando en la sombra

me he encontrado con otros buscadores

con los que he conspirado

para alcanzar el hedonismo

siempre escondido en mis neuronas,

que no paran de encontrar

tesoros en las páginas de los libros.


He recorrido laberintos

donde mis padres en una historia de amor

se iban despidiendo de la vida

no sin antes dejarme su inmenso recuerdo

sus últimas palabras y lágrimas

lanzándome a otra realidad,

la de los que se fueron.


Desde el otro lado nos observan,

pero desde este nos bañamos en tertulias,

recorremos la historia

y nuestro optimismo nos lanza al futuro,

desde el otro lado siguen con sus guerras

pero nosotros leemos y fabricamos literatura,

desde el otro lado alienan

pero nosotros creamos

esperanza, cultura y vida.


(agosto 2009)

3 comentarios:

Raúl M.V. dijo...

Un placer, amigo Juan.

Modesto González dijo...

Si, señor. Bellas palabras para hermosos recuerdos hedonistas.

antonio santana dijo...

Fantástico poema... Un saludo...