miércoles, 11 de mayo de 2011

El sindicalismo libertario.

Hace unos días, un compañero hedonista se partía de la risa cuando por un comentario hecho de pasada se enteró de mi pasado sindicalista. Y es que uno a estas alturas de la película, ya tiene mucho recorrido a las espaldas, y antes de dedicarme a la Revolución Hedonista desde el sofá de mi salón me dedicaba a la lucha por los derechos de los trabajadores, a pesar de los trabajadores.


Aunque terminé bastante quemado y muy desilusionado con aquella experiencia, todavía guardo buenos recuerdos. Uno de ellos, es el que quiero compartir y que lo dedico a nuestro querido Magister, empeñado en la lucha por una educación decente.



La escena tiene lugar en un bar de Arucas durante un descanso de una reunión allá por el año 2000. Normalmente el sindicato nos enviaba un asesor que nos echaba una mano en lo relativo a los temas legales y laborales, una persona muy bien formada y con un gran criterio. Pero en esta ocasión, el abogado no pudo acudir a la reunión y nos envió a otro sindicalista, un liberado de la Consejería de Educación (cuyo nombre omito por razones obvias) profesor de un instituto. El dicho sindicalista nos comentaba que había estado toda la semana liado porque la Consejería quería aplicar ciertas medidas en los colegios e institutos y que a la larga acabaría con la calidad del sistema educativo. A día de hoy no parece que se equivocara. Resulta que este hombre, que tenía buenos contactos en la Alta Política, nos comentaba que estaba esperando la confirmación para un puesto de responsabilidad en la Consejería de Educación y que desde este puesto (que finalmente conseguiría) intentaría retomar las reformas contra las que tanto había luchado. A día de hoy no parece que consiguiera mucho. A partir de este momento, se entabló un pequeño debate sobre lo que algunos considerábamos que no era ético, utilizar el sindicato como plataforma para la promoción política. No es de recibo, que un día estés a un lado de la mesa de negociación y al día siguiente al otro lado. En esos momentos esta persona recibe una llamada al móvil y se aparta durante un rato para hablar. Cuando regresa, nos expresa tan contento que a su hijo le han dado plaza en una academia o instituto para estudiar de piloto comercial. Nos explica que el chiquillo que lleva cuatro años estudiando en Madrid en un centro privado, estaba muy ilusionado en estudiar para piloto. Aquí fue cuando yo me cabreé, y se lo espeté a la cara. Una cosa es que uno venda sindicalismo cuando lo que quiere es posición política y otra que me venda que la Consejería quiere desmantelar el sistema de enseñanza público y que hay que luchar y movilizarse para que no se haga, y luego meter a tu hijo en un instituto privado en Madrid. A lo primero me da igual, cada uno es libre de enfangar como quiera sus principios, pero a lo segundo no. Toda vez que mi hijo estudiaba en un colegio público y hoy día acude a un instituto público y con toda seguridad (y si él quiere), tendrá que estudiar en una universidad pública.



Yo hay cosas que no entiendo, o por lo menos no entran en mi cabeza cuadriculada. Pero gente como esta abunda por todas partes. Gente que saca de paseo su conciencia para aceptar un cargo donde haga falta, que vende humo y mentiras a través de partidos políticos, que justifican lo injustificable siempre que convenga a sus propios intereses y que aún así y a pesar de todo, se empeñan en tomar al resto como tontos del culo, ignorantes que nos tragamos todo lo que nos echan. Y cuando uno se rebota, resulta que es el malo de la película, un insolidario, un inconformista, un protestón. Ellos no. Ellos son los buenos, los que luchan por el bien común, personas que sacrifican su vida por el servicio a los demás.

Los cojones¡¡¡, con gente como esta a veces me entran ganas de pedir asilo político en Suecia.

Hace unos meses que me di de baja del sindicato, que seguía pagando la cuota por una especie de resignación solidaria. En los tiempos en que andamos hay que mirar donde se gasta uno el dinero. Pero no ha sido el gasto económico en sí, sino más bien la callada complicidad con que los sindicatos nacionales han permitido las reformas laborales que el gobierno ha ejecutado en el último año. Estos sindicatos han demostrado que no hay diferencia entre ellos y los ¿extintos? Sindicatos verticales. Inflados de subvenciones, con miles de liberados engordando las cafeterías. Con una estructura orgánica de inspiración estalinista con el culto al líder, listas cerradas, votaciones dirigidas, poca transparencia en sus acciones, y un derroche de recursos digno de una república bananera.



Y para cerrar otro recuerdo. En una reunión de la federación a la que pertenecía, en el orden del día había un apartado para habilitar al abogado para que representara al sindicato ante Magistratura para hacer frente a una demanda que las secretarias del sindicato habían puesto por despido improcedente. Surrealista. El mismo abogado que asesoraba a los despedidos por empresas, iba a defender al sindicato de los despidos improcedentes de las secretarias del propio sindicato. ¿El mundo al revés?, o es que tal vez…nunca caminó recto del todo.

1 comentario:

Juan G. Marrero dijo...

Para reflexionar sobre todo esto desde acciónenred-Canarias organizamos esta conferencia-debate, en la que intervendrá Juan Manuel Brito Díaz, historiador e investigador social, miembro de acciónenred-Canarias y actualmente Profesor de Historia del pensamiento político y los movimientos sociales en la ULPGC. Entre otros trabajos, es autor del texto "Reflexiones críticas sobre la democracia en Canarias: problemas y sugerencias" en Materiales de debate, nº 05, julio de 2009.
Lugar: local social de acciónenred-Canarias. Paseo de Chil, nº 3 bajo. Las Palmas de GC.
Fecha: viernes, 13 de mayo a las 19:30 horas.
Más información: 928.38.24.85 y accionenred@accionenredcanarias.org