viernes, 11 de febrero de 2011

Tocqueville. Los peligros de la democracia.

Tocqueville es uno de los fundadores de las modernas ciencias sociales, desarrollando un método que combina la historia y la sociología, que trata de oponer una sociedad aristocrática a otra democrática. En vez de reivindicar el pasado anunció los problemas del futuro orden democrático. Aristócrata por origen y por instinto, acepta la evolución a la democracia adaptándose a un régimen que no le resultaba grato.




Estudia la democracia americana desde dos perspectivas. La democracia como régimen político cuyo principio es la soberanía popular. Y la democracia como estado social cuyo principio es la igualdad de condiciones. La clave reside en la compatibilidad entre la naturaleza igualitaria de la democracia con la libertad. Entiende la era democrática en términos de sociedad de masas, transformándose en uno de sus primeros críticos. La progresiva homogeneización de las costumbres no conduce a una sociedad de individuos más libres, sino más grises y mediocres. Sobre esta sociedad planean los riesgos de la soledad del individuo frente al Estado o a la tiranía de las mayorías.

La igualdad de condiciones va más allá de la simple igualdad de derecho o de igualdad ante la ley. Entraña además la extinción de todas las diferencias hereditarias y del sistema jerárquico. Esto trae consigo una movilidad social y una nivelación que conduce a la uniformidad de los modos de vida y a la pérdida de originalidad que termina fosilizando la democracia.



El término individualismo lo define como el aislamiento del individuo de la multitud, el retiro a la privacidad y el desinterés por lo político. Dejando a los hombres más expuestos a ser dependientes de las instancias supraindividuales, la dependencia del hombre en relación al Estado genera una nueva forma de servidumbre que promueve la apatía.

El remedio contra estos efectos es el individualismo esclarecido. Que consiste en hacer comprender a los individuos que sus intereses particulares están relacionado con el interés general, en la participación en los asuntos colectivos, fomentada por una educación cívica. Se adscribe así al liberalismo inquieto.

 

La democracia tiende al reforzamiento del poder central y genera situaciones de uniformidad social, lo que comporta la amenaza del despotismo. El Estado centralizado y todopoderoso, bajo el control de las masas incultas se convierte en un moderno Leviatán con disfraz democrático.

Existen dos formas de abuso del poder. El despotismo de uno solo, o el despotismo democrático. Puestos a elegir opta por el primero. Distingue dos grupos especialmente peligrosos: la aristocracia manufacturera y los altos funcionarios que pueden transformarse en la aristocracia de la nueva sociedad, reintroduciendo las desigualdades.

Para hacer frente al despotismo y compaginar democracia y libertad recomienda reforzar las instituciones locales o las asociaciones que propicien la participación política. Un gobierno central moderado con división de poderes, un poder judicial independiente, una prensa libre y crítica y en el papel de los partidos políticos. Tanto el federalismo y la descentralización, como la proliferación de asociaciones libres y voluntarias crean barreras contra los excesos del poder central, creando una capa entre el Estado y los individuos.

La religión ocupa un lugar importante en su teoría política, ya que es una fuerza conservadora que actúa como mecanismo de control de los espíritus inquietos que produce la democracia. Además desempeña una función moral al servir de contrapeso al materialismo exacerbado.

1 comentario:

Juan G. Marrero dijo...

Pues si...La masa sin cultura lleva al despotismo...Dimelo a mi, ahora estamos sufirendo EL DEPOTISMO de los alumnos, de la aberración de sus derechos SIN DEBERES.....Caldo de una mala democracia, de el berlusconismo que estamos sufriendo, el PP todo el día tocando los coj....y los zapateristas más lejos de la realidad que nunca...
¡Viva LA CULTURA...!!