viernes, 13 de agosto de 2010

Lunes, 1 de agosto


Madrugué bastante porque mi compañero se iba temprano para Gran Canaria. Después de desayunar me fui a duchar. Abrí el agua caliente, pero después de un buen rato esta no calentaba, por lo que me deslicé entre aquella fría agua...Cuando estaba de cháchara con mi anfitrión en una especie de pausa dijo ¡Anoche apagué el termo...!
A las 10,30 me dejó en la calle Heraclio en la casa donde iba a mudarme durante uno o dos días. Me abrió el compañero de otra amiga que al igual que yo también estaban de inquilinos. Después de dejar el bolso, salí por la Laguna en busca de locutorios para hablar por teléfono, pero todos habían desaparecido, Por lo que entré en una tienda de movistar y me compré “un celular” para platicar ...(¡jejeje...!). Comencé a llamar a varios amigos. Uno se había marchado el día anterior para La Palma, otro llevaba varios días sin responder (cuando llegué a Arucas me llamó, estaba en Grecia) . Localicé al hijo de otro y me dijo que su padre estaba en pasando consulta de Pediatría en Tacoronte, que lo llamara después de las 16,00. Desayuné en un bar, cerca de otro llamado “Bar de los parados” (frente al Inem), este me dio “yu yu...” y no entré...Estuve paseando por las calles estudiantiles e incluso me acerqué a la librería Lemus. Al mediodía nos juntamos un grupo de siete persona, tres amigas una doctora nueva que no conocía pero que resultó ser encantadora y tres hombres, el que me abrió puerta y otro que había conocido hace varios años en casa de una aruquense. Almorzamos en un restaurante al lado de nuestra residencia. Comida agradable. Desde allí una amiga (con la que estuve trabajando en La Orotava, al igual que las otras dos) me acercó a Tacoronte, a casa del doctor. Allí estuve de cháchara toda la tarde con mi amigo y su joven esposa. A las 20,30 nos trasladamos a cenar a un restaurante (de camioneros como decían mis anfitriones) y alargamos la agradable charla y compañía. A las 21,00 me acercaron a La Laguna, pero me despisté y no llamé antes a mi ama de llaves que me dijo que esperara una hora. Estuve andando por las calles frías antes que me encontré con un ciber. Entré y estaba lleno de “friquis” que gritaban y reían víctimas del juego en el que estaban entretenidos. Me puse los auriculares, radio 3 y me aislé un poco mientra navegaba por Internet....Me acerqué al piso y me encontré con mis amigas...Un rato de conversación y a la cama..¡Solito...! Esa noche dormí muy bien.
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1 comentario:

Raúl M.V. dijo...

Esta crónica de Juan en Tenerife, cada vez se me parece más a algunos pasajes de las novelas de Murakami (esas vueltas a casa en soledad, esos momentos contados con minucioso detalle... si cambiamos La Laguna por cualquier barrio de Tokio y añadimos nombres como mishima, Touru, Watanabe, Reiko... y añadimos pastas a las cenas...lo dicho, una crónica japonesa.