miércoles, 13 de julio de 2011

Otro cadáver más…

El cadáver desnudo estaba tumbado sobre la cama…No habían signos de violencia, pero si un rictus en su cara de...Llevaba mucho tiempo muerto y era difícil, había que esperar la autopsia. Hacía tiempo que aquel hombre había sido denunciado por acoso y después de investigarlo la policía descubrió que era un pobre enfermo así que recibió una multa y amonestación y fue absuelto. La pareja de policía compuesta por una experta psicóloga y un madero de toda la vida conocían el caso. Cuando llegaron a comisaría comenzaron a mirar la lista de los ciudadanos que habían denunciado a este individuo e iniciaron un itinerario de visitas a estas personas que eran sospechosas de aquel asesinato. No había encontrado el portátil del muerto que quizás les hubiese aclarado algo .Comenzaron a entrevistar a la gente que tenían en lista. Los primeros eran padres de criaturas acosadas por lo que pronto los descartaron. Pero había varias mujeres entre las restantes. Con toda la modernidad los ligues por internet habían evolucionado y era un mundo, las redes sociales daban mucho morbo y aumentaban los adulterios. La cosa se complicaba porque todas parecían sospechosas. Fueron casa por casa. Al cabo de unos días les quedaba solo una por lo que se dirigieron a su casa cerca de la playa, no la encontraron, según su pareja había ido a pasear en bicicleta. Le preguntaron la ruta y fueron en su búsqueda. Cuando la encontraron ella no se sorprendió, lo que despertó la curiosidad de la mujer policía. Después de un breve interrogatorio la dejaron marchar. Continuaron con el resto de la investigación pero no encontraron cabos sueltos. El forense les dijo que encontró un pequeño agujero en una de las venas de su brazo y posible embolia gaseosa y unas marcas de posible esposas en las muñecas. Pero había pasado mucho tiempo para encontrar somníferos. Después de varios días de papeleos y entrevista la psicóloga pidió una orden para retirar los ordenadores de varias denunciantes. El juez lo concedió después de escuchar la hipótesis de asesinato. El asesino, conocido por la víctima, se había presentado en son de paz. Lo había engatusado para amarrarlo con las esposa a la cabecera de la cama, le había dado un somnífero con una bebida y luego lo había pinchado con unan jeringa produciéndole una embolia.
En uno de los ordenadores encontraron que algunas de aquellas mujeres habían enviado varias cartas de amor al fallecido. Volvieron a sus casas. La última de ellas esta vez se había ido a pasear a su perro. Fueron sobre sus pasos y la policía le preguntó:
¿No son demasiadas cartas de amor para una persona con pareja y que denuncia por acoso?
Ella no se inmutó. A veces hay crisis en la pareja y una busca algo que la reviva. Además es mi vida...
La psicóloga le respondió: Usted denunció a este individuo pero le declaraba su amor…
Ella volvió a responder: “…Y todas las palabras que le dije y que escribí fueron muy en serio pero ya tome una decisión…
Si pero usted después que el sujeto fuera detenido y luego puesto en libertad le volvió a responder a un mensaje que decía: “Oscura mi alma...” Con otro que suena a amenaza.
“…Tú sabrás lo oscura que la tienes pero te aseguro que no te temo…”
Bueno, es mi manera de defenderme de estos psicópatas que navegan por la red. El madero sonrió cómplice con la entrevistada. No consiguieron sacarle nada más. Registraron su casa, su lugar de trabajo al igual que habían hecho con el resto de los sospechosos pero no encontraron nada. La pareja de policía tampoco creía que aquel sujeto necesitaba tanto esfuerzo policial. La crisis y los bajos presupuestos hicieron el resto. Así que tuvieron que cerrar el caso.
La psicóloga pensó, uno que se ha ahogado de tanto amor. Otro cadáver más…

3 comentarios:

Ángel Díaz dijo...

Vaya, Magister, relato de novela negra...bien, bien, bien. Está claro que escribir es la mejor de las terapias... ;) como dicen los japoneses... "Gambatte¡¡¡¡¡" (o sea, Ánimooooo)

karnak dijo...

No fue un asesinato, fue un accidente amoroso. La señora habia esposado al difunto a la cama y en medio de una intenta sesión de amor le dio un chupeton en el cuello tan fuerte que debido a la ósmosis inversa le inyectó aire en la vena yugular que le produjo una embolia fulminante. Caso cerrado.

Juan G. Marrero dijo...

Bueno, yo sé quién fue la asesina, pero como soy el confesor no puedo decirlo...
¿O el cadáver...?