domingo, 3 de mayo de 2009

Mi madre



El 3 de mayo ¿día de la madre…? Hizo cuatro meses que murió mi querida madre…
Alienado por el bullicio apenas tenía en cuenta ese día de cada mes…
Luego el feudalismo capitalista no ha sido capaz de respetar un duelo que se supone que dura aproximadamente de seis meses a un año y te obliga a introducirte en sus túneles burocráticos ante de lo seis meses, si no te arrastran al pozo de los morosos.
El domingo tres de mayo cuando iba hacia Arucas observé a un familiar con un ramo de flores, iba camino hacia el cementerio para llevárselo a sus padres.
No quiero dejarme arrastrar por la adoración a la muerte que venimos arrastrando en este sociedad por lo que busco otro tipo de recuerdos para mis progenitores.
Las celebraciones alrededor de mi domicilio por las fiesta de este tres de mayo también han despertado mis sentimientos que a veces apago para poder avanzar tranquilo.
Hace unos días escuché en la radio un comentario sobre escritores que una vez fallecidos sus progenitores se dedican a recordarlos escribiendo sobre ellos. Quizás unos de los pioneros fue Jorge Manrique “Coplas por la muerte de su padre” (
http://users.ipfw.edu/JEHLE/POESIA/coplaspo.htm)
Cuando vivía mi madre le dediqué en un periódico digital un artículo sobre
su hermosa influencia en mi vida.
Le he comentado a mi hermana que intente ir más atrás, para no solo recordar los últimos días de nuestra madre, sino toda su existencia, ya que fue la que nos dio la vida.
He estado pensando, y me parece un buen homenaje (con el permiso de todos ustedes) recordarla aquí en el blog…
Las últimas poesías que les escribí a mis padres fueron en sus últimos meses de vida. Por eso he rescatado una de cuando estaba cursando los últimos años de la licenciatura (1980) y mis padres me visitaron en Tenerife :

MIS PADRES

Con la mente en guerra,
los sentimientos agarrados
recuerdo momentos,
lágrimas
por separación;
veo dos caras,
un hombre y una mujer,
veo dos almas blancas,
heridas por soledad,
raspadas por el destino,
abrazo a una mujer
que tiembla
y me lleno de emoción,
saludo al hombre,
rígido,
envejecido
pero dentro me golpea
un gran amor de hijo
……..



El 3 de mayo hizo cuatro meses que mi madre no me dijo: ¡Hasta mañana hijo…!

3 comentarios:

Mensy dijo...

Yo no soy muy partidaria de llevar flores a las personas fallecidas, creo que eso mejor en vida, pero si creo que es importante recordarlas.Recordarlas con la esencia de las flores. Se me ocurre un poema de Lorca que aunque es un poco largo a mi me encanta........Ánimos.....


La oración de las rosas.

¡Ave rosas, estrellas solemnes!
Rosas, rosas, joyas vivas de infinito;
bocas, senos y almas vagas perfumadas;
llantos, ¡besos!, granos, polen de la luna;
dulces lotos de las almas estancadas;
¡ave rosas, estrellas solemnes!

Amigas de poetas
y de mi corazón,
¡ave rosas, estrellas
de luminosa Sión!
Panidas, sí, Panidas;
el trágico Rubén
así llamó en sus versos
al lánguido Verlaine,
que era rosa sangrienta
y amarilla a la vez.
Dejad que así os llame,
Panidas, sí, Panidas,
esencias de un Edén,
de labios danzarines,
de senos de mujer.
Vosotras junto al mármol
la sangre sois de él,
pero si fueseis olores
del vergel
en que los faunos moran,
tenéis en vuestro ser
una esencia divina:
María de Nazaret,
que esconde en vuestros pechos
blancura de su miel;
flor única y divina,
flor de Dios y Luzbel.

Flor eterna. Conjuro al suspiro.
Flor grandiosa, divina, enervante,
flor de fauno y de virgen cristiana,
flor de Venus furiosa y tonante,
flor mariana celeste y sedante,
flor que es vida y azul fontana
del amor juvenil y arrogante
que en su cáliz sus ansias aclara.

¡Qué sería la vida sin rosas!
Una senda sin ritmo ni sangre,
un abismo sin noche ni día.
Ellas prestan al alma sus alas,
que sin ellas el alma moría,
sin estrellas, sin fe, sin las claras
ilusiones que el alma quería.

Ellas son refugio de muchos corazones
ellas son estrellas que sienten el amor,
ellas son silencios que lentos escaparon
del eterno poeta nocturno y soñador,
y con aire y con cielo y con luz se formaron,
por eso todas ellas al nacer imitaron
el color y la forma de nuestro corazón.
Ellas son las mujeres entre todas las flores,
tibios sancta sanctorum de la eterna poesía,
neáporis grandiosas de todo pensamiento,
copones de perfume que azul se bebe el viento,
cromáticos enjambres, perlas del sentimiento,
adornos de las liras, poetas sin acento.
Amantes olorosas de dulces ruiseñores.
Madres de todo lo bello,
sois eternas, magníficas, tristes
como tardes calladas de octubre,
que al morir, melancólicas, vagas,
una noche de otoño las cubre,
porque al ser como sois la poesía
estáis llenas de otoño, de tardes,
de pesares, de melancolía,
de tristezas, de amores fatales,
de crepúsculo gris de agonía,
que sois tristes, al ser la poesía
que es un agua de vuestros rosales.
Santas rosas divinas y varias,
esperanzas, anhelos, pasión,
deposito en vosotras, amigas;
dadme un cáliz vacío, ya muerto,
que en su fondo, mustiado y desierto,
volcaré mi fatal corazón.
¡Ave rosas, estrellas solemnes!
Llenas rosas de gracia y amor,
todo el cielo y la tierra son vuestros
y benditos serán los maestros
que proclamen la voz de tu flor.
Y bendito será el bello fruto
de tu bello evangelio solemne,
y bendito tu aroma perenne,
y bendito tu pálido albor.
Solitarias, divinas y graves,
sollozad, pues sois flores de amor,
sollozad por los niños que os cortan,
sollozad por ser alma y ser flor,
sollozad por los malos poetas
que no os pueden cantar con dolor,
sollozad por la luna que os ama,
sollozad por tanto corazón
como en sombra os escucha callado,
y también sollozad por mi amor.
¡Ay!, incensarios carnales del alma,
chopinescas romanzas de olor,
sollozad por mis besos ocultos
que mi boca a vosotras os dio.
Sollozad por la niebla de tumba
donde sangra mi gran corazón,
y en mi hora de estrella apagada,
que mis ojos se cierren al sol,
sed mi blanco y severo sudario,
chopinescas romanzas de olor.
Ocultadme en un valle tranquilo,
y esperando mi resurrección,
id sorbiendo con vuestras raíces
la amargura de mi corazón.

Rosas, rosas divinas y bellas,
sollozad, pues sois flores de amor.

Modesto González dijo...

Me ha sorprendido gratamente ver la foto de Saro en el blog. Me ha parecido un bonito homenaje de un hijo hacia su madre. Todos recordamos a los fallecidos, por supuesto, y así será hasta que seamos nosotros mismos el recuerdo para nuestros hijos o nietos.
Recuerdos de un ayer que se fue, recuerdos que nos acompañan, recuerdos nostálgicos de un ser querido, de un amor de madre y un amor de hijo.
De recuerdos vivimos y cuando ya no estemos, recuerdos seremos.
Me ha gustado mucho tu poesía, Juán.
Yo también me acuerdo de mi padre y aún, cinco años después se hace extraño no verlo con mi madre. Es una sensación que se me pegó en el alma para nunca desaparecer.

Aún recuerdo el día en el que tu madre fue a dar a mi abuela y a mi tía la noticia del fallecimiento de nuestro abuelo. Recuerdo la cara de tu madre.... nunca se me olvidará. Era tristeza por el fallecimiento de su hermano Domingo y era recuerdo la expresión de su cara después de ese 13 de julio de 1992.

Te acompañé ayer en el bazar, te acompaño hoy. Saludos

Satori Kundalini dijo...

Me gusta mucho tu poesía Juan, y también me alegra de que compartas tus sentimientos...ánimo.